Un año más, el inicio a la primavera ha hecho que me ponga manos a la obra con mi pequeño huerto balconero, que es como llamo cariñosamente a mi pequeño huerto urbano, disponiéndolo alegremente en varias macetas a lo largo de mis balcones. Llevo haciendo esto desde hace ya unos años, y este año, he decidido innovar un poco su distribución y decoración mediante la inclusión de un palé de madera que he dispuesto verticalmente, y la inclusión de un mini-estanque en una de las macetas. A todo esto he añadido, además de las habituales plantas, piedras y troncos a modo de decoración.
De momento, he decidido empezar a cultivar algunas plantas de consumo alimentario, con tres variedades distintas de lechuga, cebollas, guisantes y fresas, que iré sustituyendo por otras variedades de plantas comestibles a medida que vayan pasando los meses, ya sean tomates, pimientos, patatas u otras especies vegetales con las que aún no he probado suerte, o bien renovando lo que vaya cosechando, como es el caso de las lechugas, para tener un suministro constante de verduras. Por otro lado, a este conjunto de plantas comestibles tengo que añadir las diversas plantas aromáticas de las que hago uso a menudo, básicamente para temas culinarios, como es el caso del romero, tomillo, albahaca, menta y perejil, a los que este año he añadido el cebollino, un pariente de la cebolla considerado como hierba aromática, apto para condimentar diversos tipos de comida con sus hojas finamente picadas.
Aparte de todas estas especies vegetales que he mencionado, a este pequeño repertorio tengo que añadir tres aloes vera de múltiples usos, tanto culinarios como medicinales, ya que son aptos contra las quemaduras, así como en el uso de acuarios, ya que sirve como alimento para peces, a la vez que como un potente elemento cicatrizante y fungicida; un pequeño melocotonero que, debido a su juventud, no espero que aún dé fruto alguno, y un aromático jazmín bastante desarrollado, que con su olor me alegra las noches de verano, y cuyas flores son también comestibles.
Mención aparte, luego están las plantas que aparecen espontáneamente. En mi caso, por poner un ejemplo, este año me he encontrado con una variedad de trébol y dientes de león. Ambas plantas son comestibles, aunque con el trébol hay que vigilar, pudiendo ser usadas en ensaladas.
Más allá de todo esto, otra pequeña alegría que me reporta mi huerto urbano es la presencia de esos diminutos animales que convierten esta pequeña mancha de verdor de mi balcón en un pequeño ecosistema, ya sean como habitantes fijos, ocasionales o accidentales. Así, una enorme variedad de pequeños artrópodos -mayoritariamente insectos, arácnidos y miriápodos- y otros invertebrados recorren la tierra sobre la que se asientan las plantas que siembro, las plantas mismas, o las paredes que hay alrededor, caminando o sobrevolando por ellas. Todo este pequeño universo, a su vez, atrae a pequeños vertebrados que visitan el balcón, ya sea en busca de insectos u otros pequeños animales, semillas, hojas frescas, agua o, simplemente, un lugar donde reposar o encontrar refugio bajo la sombra de las hojas de las plantas. Así, las salamanquesas, que ya son unos habitantes fijos de mi terraza desde hace unos años, recorren las paredes tanto de día como de noche, y otros visitantes ocasionales alegran mi corazón con su aparición, como es el caso de alguna lagartija vagabunda, algunas especies de aves o los pequeños murciélagos que revolotean durante la noche y, en alguna ocasión, reposan en alguna esquina del balcón durante el día.
Pero con todo esto, igual alguien se pregunta ¿qué es un huerto urbano?
LOS HUERTOS URBANOS
¿Qué es un huerto urbano? Se considera un huerto urbano todo aquel huerto que se encuentra dentro de una ciudad, o en sus inmediaciones, y que ocupa una parcela reducida de terreno, a menudo una simple terraza o balcón, aunque también puede consistir en un pequeño terruño, a veces comunitario. La agricultura urbana brinda un pequeño marco apropiado para el relax y el aprendizaje, en el cual la persona, familia o comunidad que esté involucrada pueden observar y participar en los procesos naturales de las plantas mediante la siembra, la observación de su crecimiento, floración y reproducción de las plantas, sus cuidados, injertos, cosecha, poda, conservación, recolección, elaboración de alimentos y compuestos orgánicos, resembrado, etc.). Además de tener propósitos productivos, el huerto urbano tiene un gran contenido educativo y reconstructivo, sirviendo como lucha contra el estrés, ayudando a fortalecer la integración y el trabajo en equipo en el caso de huertos comunitarios, así como a recuperar la autoestima, o promover hábitos nutricionales más saludables y variados. Además, si se administra adecuadamente, a lo largo del tiempo, se puede lograr un sistema de producción continua –incluso en invierno- de hortalizas frescas, frutas y hierbas aromáticas para el uso diario, a la par que el conocimiento sobre todo ello va creciendo.
¿Qué es un huerto urbano ecológico? Entendemos ante todo, por huerto ecológico, todo aquel huerto que no hace uso de pesticidas o herbicidas artificiales para combatir las plagas, ni utiliza abonos químicos para alimentar a las plantas y acelerar su crecimiento, ni cultiva plantas transgénicas alteradas genéticamente, obteniendo con ello un producto más sano y de mayor calidad. Por lo tanto, un huerto urbano ecológico, cumplirá esas características, añadiendo, además, las características de un huerto urbano ya comentadas antes. En todo este proceso, juega un papel muy importante el compostaje, o sea, la obtención de compost o humus obtenido mediante descomposición de residuos orgánicos, que es uno de los pilares básicos del huerto urbano y ecológico. El huerto urbano ecológico, además, sirve para acercarnos más a la naturaleza, dándonos un conocimiento especial de las plantas y el ciclo biológico de éstas, a la vez que puede servirnos como pasatiempo relajante y terapéutico.
¿Qué es un huerto urbano vertical? Un huerto urbano vertical es un huerto urbano que se dispone verticalmente mediante el uso, en las paredes, de tarimas, estantes, cajas y enrejados, en los que se disponen macetas, botellas recicladas, latas o pequeños contenedores sembrados. De este modo, además de ganar espacio, también puede disponerse de una mayor variedad de productos, a la vez que, según como se disponga, se añade una buena base para las plantas trepadoras. Recomendable para el cultivo de plantas que necesiten poca tierra para prosperar.
¿Donde puedo construir y plantar mi huerto urbano? Terrazas, balcones, ventanas e, incluso, el mismo interior de la casa (especialmente un fregadero o una cocina bien soleados), son buenos lugares para construir un pequeño huerto urbano. La capacidad y el tamaño de éste dependerán, en gran medida, de los metros cuadrados de los que dispongamos libres, aunque en eso contribuirá, también, el tipo de huerto urbano que queramos crear. Así, mediante el uso de un huerto vertical, podemos obtener más espacio y productividad para nuestros sembrados. De todas formas, azoteas o patios comunitarios también pueden ser utilizados para sembrar huertos urbanos siempre que haya una aprobación consensuada de la comunidad de vecinos o propietarios. Actualmente, esta última práctica también se está convirtiendo en algo común.
¿Resulta rentable un huerto urbano? Bueno, la verdad es que la respuesta se mide según lo que nosotros consideremos rentable o no, y el lugar donde lo construyamos. A nivel económico, podría decirse que a veces no resulta rentable, ya que la misma cantidad de producto obtenido mediante nuestro propio esfuerzo en un huerto urbano probablemente nos saldría más barato en un supermercado. Sin embargo, en muchos otros aspectos, especialmente el personal, el de la calidad de la cosecha, el gastronómico o el de la salud misma, sí que resulta rentable y productivo. No tiene la misma calidad una hortaliza o legumbre recién recogida de la planta o del suelo, que otra que se recogió ya hace días de una huerta o plantación desconocida, y que probablemente ha sido tratada con abonos químicos o pesticidas. Hablando de calidad, los productos de los huertos urbanos, lo mismo que la de la huerta tradicional, conservan más propiedades naturales y de mejor calidad, incluyendo el aroma y sabor, así como las propiedades de sus vitaminas, que no aquello que podamos comprar en un supermercado. Y además, siempre tendremos la certeza y el orgullo, de saber que la planta que hemos recogido en nuestro propio huerto urbano, tiene un mínimo de calidad, sabiendo como la hemos criado y cultivado nosotros mismos.
¿Qué puedo plantar en mi huerto urbano? Legumbres, verduras, hortalizas, plantas aromáticas, y plantas medicinales; si además, disponemos de suficiente espacio, puede incluirse en la lista algún pequeño árbol frutal. Si además se quiere alegrar la vista con flores, existen plantas con flores comestibles que son buenas elecciones (desde las rosas y los jazmines, pasando por muchas otras). Si se desea, pueden plantarse otras plantas no aptas para el consumo pero que puedan alegrar la vista estéticamente, siempre que se controle entonces que plantas son aptas para el consumo, y cuales no.
ALGUNOS CONSEJOS PARA AHORRAR AGUA CON UN HUERTO URBANO
- Para evitar un gasto de agua innecesario, en el interior de casa suelo tener una garrafa de 8 litros de capacidad para recoger el agua fría que antes desechaba o perdía por diferentes motivos. Así, ahora, cuando me quiero duchar o bañar con agua caliente, recojo previamente el agua fría que sale del grifo, hasta que ésta alcanza la temperatura deseada. Con ello, por norma general, recojo 6 litros de agua antes de que ésta salga tibia, que más tarde emplearé para regar.
- Lo mismo que en en anterior punto hago con una pequeña jarra que utilizo en la cocina cuando limpio carne, pescado, frutas o verdura, o me limpio las manos mientras estoy cocinando, sin utilizar jabón, ya sea para liberarme de restos vegetales o animales, polvo o tierra que pueden ensuciar mis manos al picar o cortar la comida. Con todo ello, en cada ocasión que me limpio las manos recojo fácilmente cierta cantidad de agua que puedo utilizar para regar unas pocas plantas.
- Del mismo modo, siempre que no le haya añadido sal, también recojo el agua que utilizo para hervir las verduras o el arroz, aunque en este caso, antes de regar ninguna planta, dejo que el agua se enfríe hasta que alcanzar la temperatura ambiente. Ese agua siempre aportará cierta cantidad extra de minerales y vitaminas a la planta, desprendidos de las legumbres y hortalizas al hervir, que serán reutilizados por las plantas.
- Recientemente, también aprovecho el agua de ciclado del acuario (de agua dulce, por supuesto) que tengo en casa cada vez que hago un cambio de agua del acuario, ya que la cantidad que saco es ciertamente importante (oscilando entre los 10-30 litros), y ésta posee diversas propiedades de la que el agua del grifo carece, de las que las plantas se benefician enormemente: en primer lugar, debido a que el agua del acuario es una agua más neutra o blanda, ésta ayuda a una mayor disolución de los nutrientes de la tierra (lo mismo que el agua de la lluvia), permitiendo y facilitando que las raices de las plantas hagan una mejor absorción de los minerales de la tierra; y por otro lado, el agua de ciclado siempre otorga un suplemento extra de nitratos que serán aprovechados también por la planta. La mayor o menor cantidad de estos nitratos siempre dependerá de la frecuencia con la que cambiemos el agua del acuario, así como si éste tiene plantas naturales o no que también aprovechen esos mismos nitratos para su desarrollo dentro del acuario mismo.
- Por otra parte, y apartándonos ya del ahorro de agua, también suelo aprovechar todos los restos vegetales que desecho en la cocina, como son las peladuras de frutas y verduras, hojas verdes o secas de diversas plantas o legumbres que no utilizo, y algún otro resto orgánico ocasional. Todo ello suelo dejarlo en un tiesto que tiene una base de 2-3 centímetros de tierra, y dejo que se vaya descomponiendo en la terraza, para, en un futuro, utilizarlo como compuesto orgánico. Al contrario de lo que la gente cree, el resultado de esto no es causa de malos olores, a no ser que éste sea removido por algún motivo innecesario. Lo que sí es cierto, es que puede atraer a algunos insectos, que, naturalmente, suelen colaborar en su descomposición.