martes, 26 de marzo de 2013

VIDA DIGITAL VS. VIDA REAL

Algunas disquisiciones personales sobre la vida social en el mundo real y el mundo digital...

En plena era de la comunicación -internet, las redes sociales, los móviles...-, muchos de nosotros, los humanos, estamos sumidos en la era de la incomunicación. Es cierto que los medios digitales nos han permitido ampliar enormemente, a veces, nuestras redes sociales, pero con ello, por regla general, no se ha enriquecido la calidad de nuestras relaciones, al contrario, muchas veces se ha empobrecido la calidad humana de esas mismas relaciones que a veces tanto anhelamos.

La era digital nos ha vuelto en figuras solitarias y aisladas en la que nos perdemos entre multitud de mensajes, twitters, wasaps, redes sociales, foros o blogs de opinión, sin tener un contacto real, físico, con la gente que nos rodea. No sé yo, cada vez tenemos más “contactos”, pero estamos más pendientes de las máquinas que originan esos contactos que no de las personas mismas. Es la era del egocentrismo, en los que a veces creemos que la gente tiene que estar más pendientes de nosotros y de nuestras opiniones, que no nosotros de ellos.


Reconozco que tiempo atrás yo me vi atrapado en ese mundo. Incapaz de salir de casa después de una ruptura, me vi presa de Facebook, Messenger y Skype, y, antes de todo eso, de Meetic, del que no guardo recuerdos demasiado agradables precisamente. En parte, esa vida digital me ayudó a sobrellevar mi soledad, pero también me aisló más y más del mundo real, del que cada vez me apartaba en mayor o menor medida. ¡Oh, sí, tenía amigos en el mundo real, pero me resultaba más fácil creer que estaba haciendo nuevos amigos por la red! En algunos casos contados, efectivamente fue así, pero ni mucho menos en la mayoría. Sí, me ayudó, creo, el hecho de que, sobretodo a través de Facebook, llegué a conocer a unas pocas personas que, por mis gustos e inquietudes, valió la pena conocer en persona, pero, entre todo ello, caí atrapado en medio de una vorágine inútil de palabras, mentiras y figuras de escaparate, que me hicieron pasar horas y horas perdidas detrás de una pantalla, en una búsqueda inútil de escapar de la soledad y regresar al mundo real, sin darme cuenta que perdía mi vida detrás de un ordenador. Aún así, como digo, agradezco a Facebook, sobretodo, que me permitiera llegar a conocer a través de él a unas cuantas personas que no me arrepiento de haber conocido, y con algunas de las cuales aún mantengo el contacto.

Es complicado conocer a personas hoy en día, y más si ya tienes cierta edad -como es mi caso-, trabajas, tienes una casa de la que cuidar y mantener, o una familia que ocupa tu tiempo –que no es mi caso-, y la mayoría de tus amigos ya hacen su propia vida. Hay gente que, desde su casa huye de la realidad a través de internet, sin afrontar los mismos problemas de los que discute por la red con otras personas en su propio hogar. Gente que cree compartir una conexión especial con alguien con quién en realidad no comparte su vida, su día a día, idealizando una relación virtual. Dialogar por la red, callar en la realidad. Pasar horas y horas hablando con gente desconocida, siendo incapaces de hablar de ello con las mismas personas que nos rodean.

No soy yo quién para juzgar una cosa u otra, porque yo he vivido entre esos dos mundos. Aunque no tengo duda, que de tener que elegir entre ambos, el mejor, para mí, es el mundo más real, el que te permite ver, tocar y reír o llorar con gente cara a cara. Pero no negaré que internet me ha ayudado ampliar mis redes sociales, me ha permitido conocer a gente nueva, tanto en el mundo digital como real, y contactar con muchas otras personas que se mueven por mis mismos intereses, aficiones o sentimientos.

Sin embargo no olvido que internet o las diversas aplicaciones para móviles que existen hoy en día nos ha abierto muchas puertas, pero a menudo nos ha cerrado otras.

Con el tiempo yo he aprendido a mantener la distancia con las relaciones personales por internet, a no implicarme demasiado emocionalmente. Y si alguien me dice que quiere o le gustaría conocerme, mejor acelerar el proceso y hacerlo lo más rápidamente posible –siempre que las circunstancias lo permitan-, que no vivir de ilusiones. Porque lo que decimos que somos o sentimos a través del mundo digital y lo que somos y sentimos en la realidad a veces resultan ser dos cosas muy distintas.

Sí, vivo entre esos dos mundos, el real y el digital. Intento conservar a mis verdaderos amigos a mi lado, y si la casualidad o el azar lo permite, conocer a gente nueva a través de internet, para, llegado el caso, llegarla a conocer en el mundo real.

Pero de algún modo, eso es lo único que me ha enriquecido y me ha apartado de mi soledad de verdad: la gente real.

LA CARRERA



Correr, correr, correr... Caminar... Correr... Caminar... Escapar... Huir del dolor, amortiguar las heridas.

En estos días, correr se ha convertido en mi principal medicina, mi medio de escape, mi droga salvadora. Sé que aún necesitaré de ello por un tiempo, sé que no puedo dejarlo ahora, sé que no puedo parar. ¡Dar un paso tras otro para no pensar! Moverse deprisa entre la paz de la naturaleza, contemplar esos campos, huertos, ríos, bosques, valles y montañas que atravieso. Correr... Frenar... Caminar... Quizás descanasar...

Es una carrera sin meta, una carrera para salvar mi espíritu quebrado, una carrera contrarreloj contra la tristeza y la soledad. Una carrera que no se puede perder ni ganar.

Hoy me siento más ligero, más flexible, mi mente más despierta, mis sentidos más aguzados, mis costumbres han cambiado... Correr... Caminar... Y volver a correr...

Ésta es una carrera para salvarme, una carrera para recuperar mi yo, una carrera para encontrar de nuevo mi lugar. Es el amparo de mi vida, la esponja que seca mis lágrimas, que me hace sudar el dolor que guardo en mi corazón...

Correr, correr, correr... Caminar... Correr... Caminar... Escapar... Y puede que al final de todo, encuentre mi libertad.

miércoles, 20 de marzo de 2013

EL DUELO


"Lo llevo mal, no lo voy a negar. Sé que muchos antes que yo han pasado por esto, y que muchos otros lo pasarán... El duelo es un proceso natural que hay que aceptar, pero no es un proceso sencillo cuando uno transita en él; es un proceso que sigue unos pasos y éstos, aunque comunes en la mayoría de casos, son distintos para cada persona, y necesitan su tiempo. Actualmente estoy atravesando un duelo debido a una ruptura sentimental, a los lazos emocionales que me unían no sólo a una mujer, sino a sus dos hijas a las que aún echo mucho de menos; estoy sufriendo un triple duelo, diría yo, una por ella y dos por las niñas... El dolor, la pérdida, los recuerdos... Ahora estoy atravesando un período de duelo y debo asumir que esto es así, mientras poco a poco voy saliendo de este trance e intento conocer a gente nueva. Pero, ¿qué es el duelo?"


A lo largo de la vida, prácticamente todo ser humano tiene que superar un momento de duelo en un momento u otro: la pérdida de un padre o un hijo, la ruptura de un vínculo afectivo, la separación de algo que nos es querido... El duelo es un proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida de un ser querido, ya sea por su  muerte, separación o desengaño, entendiendo como ser querido no simplemente otro ser humano, sino también un animal, un objeto, un lugar o un empleo, por ejemplo. Aunque convencionalmente se ha enfocado el duelo como la respuesta emocional de la pérdida, éste tiene una dimensión mucho más amplia, que puede ser física, fisiológica, cognitiva, cultural, filosófica y conductual, que es vital en el comportamiento del ser humano y como tal ha sido muy estudiado a lo largo de la historia. El duelo supone un proceso más o menos largo y doloroso de adaptación a la nueva situación. Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío dejado por la pérdida, valorando su importancia y soportando el sufrimiento y la frustración que comporta.

El duelo sigue una serie de procesos cuya intensidad y duración serán proporcionales a la dimensión y al significado de la pérdida que se ha sufrido. Estos procesos son comunes a todos los tipos de duelos y deben ser resueltos de un modo u otro, ya que sino pueden quedar secuelas y llegar a derivar, incluso, en lo que se ha denominado como duelo patológico.


LAS ETAPAS DEL DUELO

A lo largo de la historia se han distinguido distintas etapas del duelo, aunque los procesos son los mismos, ya se hable de tres, cuatro etapas o cinco etapas. Las etapas principales del duelo son las que se indicarán a continuación, y aunque no necesariamente tienen que seguir el orden indicado (de hecho, a menudo se superponen o se repiten), reflejan los pasos comentados. Hay que tener en cuenta que los especialistas reconocen que para una buena elaboración y superación del duelo no es aconsejable querer huir de esas sensaciones de dolor, pues no se pueden enfrentar si no se sienten. Lo contrario es la negación de la pérdida, lo que llevaría a comportamientos desadaptativos.

Etapa de negación. En esta primera etapa el individuo se llega a negarse a sí mismo o a su entorno más próximo que la pérdida haya ocurrido. Es similar a un período de “shock” en el que mediante la negación se evita el dolor (o buena parte de él) de la pérdida. En esta etapa el individuo a menudo se aísla del resto del mundo intentando procesar este hecho.

Etapa de enojo o de ira. Suelen aparecer actitudes de ira, enojo, resentimiento, orgullo, dolor, llanto, ataques violentos, culpa o vergüenza contra la situación que ha provocado la ruptura o separación o contra uno mismo; todas estas actitudes pueden ser consideradas “normales” en esos momentos.. La rabia emerge y suscita angustia. En este punto suelen aparecer las preguntas y los por qué, y estos sentimientos se proyectan o exteriorizan en todas direcciones, aún injustamente.

Etapa de negociación. En esta etapa uno intenta negociar consigo mismo o con el entorno, entendiendo los pros y contras de la pérdida. En esta fase, en caso de separación, también es muy típico intentar un acercamiento con la pareja con la que se ha cortado, en un intento de arreglar o llegar a comprender la ruptura de la relación. Es una fase donde se intenta llegar a un acuerdo con el entorno o uno mismo para intentar superar la traumática vivencia. Shock e incredulidad, incluso negación, que dura horas, semanas o, incluso, meses.

Etapa de depresión. Etapa en que se experimenta la tristeza y dolor por la pérdida, cuando no se puede seguir negando la muerte o la separación. La persona se debilita, adelgaza, sufre una perdida de hambre, así como otros síntomas, y se ve invadida por una profunda tristeza. Es un estado, en general, temporal y preparatorio para la aceptación de la realidad en el que es contraproducente intentar animar al doliente sugiriéndole que mire las cosas por el lado positivo, ya que esto es, a menudo, una expresión más propia de las necesidades del que intenta animar al doliente, que no del doliente mismo. Si al doliente se le permite expresar su dolor, le será más fácil la aceptación final y estará agradecido de que se lo acepte sin decirle constantemente que no esté triste. Es una etapa en la que el doliente necesita mucha comunicación verbal, en la que tiene mucho que compartir. Tal vez se le transmita más consuelo acariciándole la mano, abrazándole o simplemente permaneciendo en silencio a su lado. Son momentos en los que la excesiva intervención de los que lo rodean para animarlo, le dificultarán su proceso de duelo. Trabajo penoso de deshacer los lazos que continúan el vínculo con el ser amado y reconocer la ambivalencia de toda relación; todas las actividades del doliente pierden significado en esta fase. Esta fase disminuye con el tiempo, pero pueden repetirse en algunas ocasiones, reavivándose el proceso, con fechas o eventos significativos como aniversarios, navidades, reuniones familiares...

Etapa de aceptación. En esta etapa se asume la pérdida; a partir de este punto la persona va encontrando de nuevo su lugar en el mundo. Quien haya pasado por las etapas anteriores en las que pudo expresar sus sentimientos -su envidia por los que no sufren este dolor, la ira y la depresión- contemplará el futuro con más tranquilidad. No hay que confundirse y creer que la aceptación es una etapa feliz: en un principio está casi desprovista de sentimientos. Comienza a sentirse una cierta paz, se puede estar bien solo o acompañado, no se tiene tanta necesidad de hablar del propio dolor... La vida se va imponiendo, pero lo hace poco a poco, lentamente. Sin embargo es el momento en que surge de nuevo una esperanza que se sostiene y que da fortaleza al pensar que se puede estar mejor y que todo este dolor tiene o ha tenido algún sentido. Un sentimiento que permite poder sentir que en la vida aún espera algo importante y trascendente para cada uno. Es una reconexión con la vida diaria, una estabilización de altibajos de las etapas anteriores. Los recuerdos del ser desaparecido traen sentimientos cariñosos, mezclados con tristeza, en lugar del dolor agudo y la nostalgia.

Se describen cuatro tareas para completar el duelo: aceptar la realidad de la pérdida, experimentar la realidad de la pérdida, sentir el dolor y todas las emociones que le acompañan, y, finalmente, adaptarse a un ambiente en el cual falta el la persona o el motivo del duelo, aprendiendo a vivir en su ausencia, tomando decisiones en soledad, retirando y canalizando la energía emocional, reinvirtiéndola en nuevas situaciones o relaciones.

Tras estas etapas, podemos decir que hemos resuelto un duelo cuando somos capaces de recordar la causa del duelo sin sentir dolor (aunque puede que se mantenga cierto sentimiento), cuando hemos aprendido a vivir sin él o ella, dejando de vivir en el pasado y podemos invertir de nuevo toda nuestra energía en el presente o el futuro. Integrar el duelo es todo un proceso que tiene como intención reconocer el dolor que nos produce la pérdida, aceptar que nos duele, aceptar las ausencia de la persona o aquello que hemos perdido, manifestar el dolor e iniciar el camino de regreso a la realidad y a nuestro propio orden de las cosas.


¿CUÁNTO DURA UN DUELO?

Un período de duelo suele durar de 2 a 12 semanas y hasta 6 meses en caso de la muerte de la pareja o de los hijos, pero puede durar entre 1 y 3 años. Si se excede este tiempo, se recomienda buscar ayuda de un psicólogo u otro profesional. No siempre se cumplen todas las etapas, ni necesariamente ocurren en el orden señalado.

Por elaboración del duelo se entiende el transcurso del proceso desde que la pérdida se produce hasta que se supera. Esta elaboración puede comenzar antes de la pérdida, en el caso de que ésta se pueda prever con cierta antelación. En relación con la elaboración previa o duelo anticipatorio, existe el preduelo, si bien duelo y preduelo son conceptos diferentes.

El período de duelo es variable y depende de las circunstancias o el motivo del duelo. No es lo mismo una muerte de un familiar que una ruptura sentimental o la pérdida de un trabajo. Así, la intensidad y duración del duelo dependerá de muchos factores: el tipo de muerte o separación (esperada, repentina, apacible, violenta...); la intensidad de la unión o relación afectiva con la persona fallecida o de la que el sujeto se ha separado o del grado de parentesco con ésta; las características de la relación con la persona perdida (dependencia, conflictos, ambivalencia...); el sexo, la edad, las ideas religiosas, filosóficas o espirituales del doliente; el soporte social y las redes sociales y de la presencia o no de otras experiencias de duelo (así como que éstas hayan sido resueltas correctamente o no), etc. En el caso de muerte, en caso de existir, la duración de la enfermedad mortal y la agonía consiguiente a ésta, así como el aspecto del cadáver, también pueden ser causas determinantes.

A todo esto habría que añadir un factor cultural y social, que puede hacer que la elaboración del duelo difiera mucho, si bien no deja de ser fundamental el tipo de vínculo y el apego que el deudo tenía con el ser fallecido. Otro factor a considerar es la presencia de terceros a los que la pérdida les afecte, con lo que se puede dar un duelo solidario.


AYUDA PROFESIONAL

En los casos en los que cueste superar la elaboración del duelo, éste puede convertirse en un problema que nos impide reiniciar la vida normalmente y puede hablarse de lo que se llama un duelo patológico. Si esto sucede, o antes de que suceda si se puede preveer el caso, conviene acudir a un profesional de la salud emocional (psicólogo, psiquiatra o tanatólogo en el caso de una muerte), para que dé las indicaciones que guíen el duelo.

martes, 19 de marzo de 2013

PARE...



Pare, encara recordo quan, en la meva llunyana infància, m’explicaves aquelles històries fantàstiques que a tu mateix t’havia explicat la teva mare –“la flor del Penical”, “Els tres pèls del diable”, “El soldat del sarronet”...-. Recordo que al escoltar-les em quedava meravellat, esmaperdut i palplantat segons la situació que anaves explicant.

Recordo quan, a la meva adolescència, en aquella època en que ens veiem tan poc a causa de la feina, alguns diumenges de tardor anàvem junts a buscar bolets, fent aquells memorables esmorzars a base de pa amb tomàquet, botifarra i cansalada per treure’ns el fred de la muntanya.

Recordo quan, ja a la meva edat adulta, m’has fet costat, també, davant tantes i tantes situacions complicades o adverses que ens presenta la vida, com encara me l’has fet fins a dia d’avui.

Et dec molt de la meva educació, i part del meu pensament i de la meva manera de veure o entendre la vida. Ets un bon home i sempre has estat un bon pare. Com tu, voldria estar a l’alçada de les circumstàncies. No em consta que mai hagis fet mal a ningú, i sempre has demostrat respecte cap a totes les persones, animals o plantes, un respecte a la naturalesa que em segueix.

De tu hauria volgut aprendre moltes coses, pare: conèixer els ocells pel seu cant i els seus noms catalans; les teves habilitats d’electricista, mecànica o filatura; el teu coneixement de velles històries i contes; la teva distinció de boletaire o saber com es cuida el bestiar...

Pare, papa, avui no m’estendré com vaig fer temps enrere amb un escrit. A dia d’ avui només voldria donar-te un petó i una abraçada! Potser més tard em passi per casa per donar-te’ls...

martes, 12 de marzo de 2013

TATIANA, o 1 FREE SMILE :-)

Dedicado a Tatiana Batyreva, "la chica del tren".

¡Nunca me imaginé que al regalar aquella sonrisa en un tren, ésta volvería a mí para iluminarme en uno de mis momentos más oscuros! Hoy, después de más de dos años y medio, esa sonrisa ha regresado, me ha vuelto a iluminar el corazón y me ha hecho sonreír. Es curioso las vueltas que da la vida; precisamente el sábado pasado hablaba de esto en un bar con una amiga, y hoy, esa sonrisa a regresado... :-)


La verdad es que llevo días sin reír, aún estoy triste porque guardo muchos recuerdos de mi reciente ruptura, pero lucho por superar todo eso como puedo, con la ayuda de los amigos y la familia sobretodo. Estos días me cuesta escribir, y necesitaba escribir sobre algo que me alegrase especialmente. Aquel día, el del tren, recuerdo que te vi llorar y no quería verte así y por eso hice aquella tarjetita que te di como pude; el tren se movía mucho, traqueteaba demasiado para poder escribir bien -¡Jajajajaja!-, y tuve que hacerla entre parada de estación y parada. Bueno, el hecho era que una vez la hube acabado no me atrevía a dártela, ¡nunca había hecho nada así! Al ver que llegábamos a Girona, tuve que coger aire, valor, y te la di con un “Sorry! I don’t speak english very well!” o algo así. Te la entregué… Recuerdo que la cogiste y te la leíste entre extrañada o dudosa, pero luego, al leer aquello, la cara te cambió, me miraste y me devolviste una sonrisa que me iluminó el corazón. Yo tenía entre vergüenza y miedo, pero al ver esa sonrisa, me hiciste flotar. Justo entonces, el tren llegó a Girona y yo me tuve que bajar. Creí que ya nunca te vería, pero a causa de tu sonrisa, me llenaste de felicidad.

Pero me estoy perdiendo… me estoy comiendo muchos detalles de la historia… ¡Contémosla tal como fue! Con los recuerdos que yo guardo, y parte de lo que más tarde tú me contaste y escribiste.

No recuerdo exactamente que día fue, aunque recuerdo que fue en un mes de agosto…

Había salido del trabajo que tenía por aquel entonces y, como cada día, me subí al tren que salía de Figueres destino a Barcelona, para bajarme a medio trayecto, a Girona, mi ciudad.

Como tantas y tantas veces, aún faltaban unos minutos para que el tren saliera, así que saqué un cómic de mi mochila, y me dispuse a leer. Al cabo de un rato, te vi aparecer por la puerta del vagón cargada con una enorme maleta y te sentaste frente los asientos que tenía delante de mí, dándome la espalda.


No te veía, pero te podía percibir a través del cristal de la ventana del tren, viendo tu reflejo. Se me hacía difícil mantener la mirada en el cómic que leía, ya que iba de ti al cómic, y del cómic a ti una y otra vez. Algo, me decía que eras extranjera, que no eras de este país… Puede que fuera algo que vi en ti, o que lo dedujera por una breve charla que tuviste con el revisor del tren respecto a tu equipaje, aunque en realidad no te oyera hablar en ningún momento, pero deduje que no eras de este país. Tenías una mirada serena, pero algo triste y melancólica.

El tren arrancó…

Fue entonces, al cabo de un par de minutos de que el tren emprendiera su marcha, cuando vi que algo te sucedía. Vi que llorabas, a través del cristal del tren, mientras intentaba leer pero mi mirada escapaba para capturar tu reflejo, y de repente quise hacerte ver que no estabas sola. No sabía que te pasaba, pero sentí tu dolor: yo también lo había pasado muy mal en el pasado, dos años atrás, y quería hacerte saber que a veces, aunque sufras, no estás sola.

No sabía que te pasaba: quizás una muerte, quizás una ruptura con un amor, quizás la soledad… No lo sabía, pero quería hacerte saber que no estabas sola, que otra gente podía entender tu dolor. Pero, ¿qué podía hacer, qué te podía decir? Quizás te molestase… ¡Además, como ya he dicho, sospechaba que eras extranjera y tenía la impresión de que quizás no entenderías mi idioma! Pero quería decirte algo, dirigirme a ti, aliviar la carga de tu dolor…

El tren avanzaba… Intenté apartar la mirada de tu reflejo. Pero mi mirada te buscaba una y otra vez, y veía que a ratos te calmabas, para, al rato, volver a llorar en silencio.

Se me ocurrió entonces hacerte una tontería, hacerte un pequeño detalle: regalarte una sonrisa.

Ni corto ni perezoso, saqué mi cartera de mi mochila, y de allí saqué una pequeña tarjeta para tomar notas, y busqué un bolígrafo. Intenté escribir y dibujar, ¿pero era imposible en aquel condenado tren que tanto se movía y traqueteaba! No podía mantener el pulso firme con tanto movimiento, no tenía un buen punto de apoyo donde poner la tarjeta para poder hacer un trazo firme, hasta que di con el marco de la ventana. Me costó, y únicamente entre parada de estación y estación pude hacer algo medianamente leíble o dibujable, pero finalmente tuve a punto aquella tarjetita para ti: 1 FREE SMILE!

En ella poco pude hacer, salvo escribir esto, entre dibujo y dibujo: “1 FREE SMILE! DON’T CRY! THE WORLD IS FULL OF NEW AND AMAZING OPPORTUNITIES! I WANT TO SEE YOU HAPPY! A SMILE FOR YOU! OKEY?” Quise firmarlo con mi apodo, Santa (por lo de mi primer apellido), pero luego se me ocurrió meter mi dirección de correo electrónico. Podía haber hecho un trabajo mejor si el tren no hubiese ido dando tumbos y brincos todo el rato, pero lo que importaba no era tanto la apariencia, como el mensaje. ¡Tendría que valer!

Luego, vino lo peor… ¡dártela! Yo, un desconocido, ¿darte aquello? ¿Qué sentido tenía? ¡Todo el sentido del mundo! No te quería ver llorar por algo que hubieses perdido, porque creía en lo que allí te escribí, en aquella tarjeta: ¡el mundo siempre está lleno de nuevas y sorprendentes oportunidades!

Pero lo cierto es que nunca había hecho nada como eso, dirigirme así a una desconocida. ¡Ni siquiera sabía si podías comprender el inglés! Quizás, después de todo, fueses catalana o española… aunque lo dudaba.

El tren ya llegaba a Girona, a mi estación, así que me tuve que levantar y dirigirme hacia ti, ¡era ahora o nunca!

Y entonces te la di con un “Sorry! I don’t speak english very well!” o algo por el estilo. Tú te quedaste mirándome, como perpleja, y no recuerdo si con la mirada o alguna palabra, te empujé a que leyeras aquello que te había dado. Bajaste la cabeza y leíste, y entonces una expresión cruzo tu cara, y una sonrisa atrapó tu rostro. 1 FREE SMILE! Me miraste, y en tu cara, entre la sorpresa y la alegría, me devolviste la mirada y me regalaste tu sonrisa. El tren había llegado a mi estación, yo me tuve que ir, no pudimos ni hablar. Antes de bajar, te busqué con la mirada…

El tren su fue, siguiendo su camino hacia Barcelona, y tú te fuiste con él, rumbo a un destino desconocido. Ya no te volvería a ver… pero había logrado regalarte una sonrisa. Con eso habría de bastar.


Pasaron los días…

Y un día, en mi cuenta de Facebook, cuando estaba a punto de desechar una invitación de amistad, vi tu nombre. No teníamos ningún amigo en común, lo mejor era borrarte… pero… entonces, junto a la solicitud de amistad vi un pequeño mensaje: 1 FREE SMILE! :-)

¿Podías ser tú? ¿Podías ser la chica del tren? Acepté la solicitud de amistad y, efectivamente, eras tú. No me lo podía creer.

Más tarde me escribiste, tú mensaje me llegó al corazón, dándome las gracias por aquel día: tu último día de vacaciones en Cataluña, la despedida de tus amigos en Cadaqués, tu vuelta a Rusia. Me hablaste de tu tristeza y sensibilidad, de ese pequeño vacío que te había quedado. Y me volviste a dar las gracias por mi mensaje, diciéndome que te animó mucho, y que después de leerlo pensaste que después de todo aquello no estaba tan mal. Me contaste que sabías inglés, algo de español, “i una mica de català”. Me gustó, esa última parte. ¡Jajajajaja!

A partir de aquí, ya fuimos hablando…

Un tiempo más tarde nos conocimos en Barcelona. Nunca olvidaré ese día: el día en que me hiciste ver que no había nada imposible; que me demostraste que no era imposible conocer a una desconocida en un tren, que no era imposible hallar a un desconocido que te ha regalado una sonrisa cuando la necesitabas, que no era imposible salvar una gran distancia para llegar a conocernos. ¡Qué no era imposible volver a reír!


Desde entonces, me regalaste muchas más sonrisas, hasta llegar a la de hoy, en un momento en que yo, como tú entonces, más la necesitaba. Ahora lloró, cuando escribo esto, pero es de tristeza unida a alegría. ¡Gracias, Tatiana! Ya te lo dije una vez: “La sensibilidad es un don que yo siempre digo que tiene dos caras: por un lado te permite disfrutar más de las pequeñas cosas de la vida, de los pequeños detalles, pero por otro lado los sentimientos te afectan más, sean positivos o negativos. Así, cuando ríes, si eres muy sensible, te sientes más feliz, pero cuando te sientes triste, sientes más dolor. Sin embargo me parece maravilloso que seas una persona sensible, y además seas capaz de reconocerlo. Nunca te guardes el dolor, si es lo que sientes, y exprésalo. Mucha gente no llora si se siente triste o mal, pero entonces endurece el corazón, y algo muere dentro suyo. No te conozco, lo sé, pero intuyo que dentro tuyo hay una pequeña niña que no quiere morir. Una niña que tienes sueños y fantasías y debes ser una persona muy especial. Sé tu misma, y no permitas que el dolor del mundo te cambie. […] Espero que ahora ya estés mucho mejor. La vida da muchas vueltas, y nunca sabemos que puede suceder. Es normal que a veces te sientas perdida o desorientada, pero ya verás que el tiempo pone cada cosa en su lugar, ya sea en tu vida o en tu corazón. Nunca dejes de reír.”

Hoy me has demostrado que no es imposible recuperar aquella sonrisa que una vez di. ¡Gracias, Tatiana, gracias por todo! ¡Hoy me has hecho recuperar la alegría!

sábado, 9 de marzo de 2013

PUERTA CERRADA

"Si cierras una puerta, nada puede hacerte daño" (Meg Ryan en "Más fuerte que el odio")


Así quisiera tener yo mi corazón: ¡Cerrado!

Basta ya de heridas, basta de sangrar por el pasado.

Basta de cosas que han sido y de cosas que no han llegado a ser. ¿No entendéis que soy un pobre soñador? ¡Creí en un sueño y ahora el sueño está muerto! ¡Me hice ilusiones, y éstas se han desvanecido! ¿No os dabais cuenta de que bastaba una palabra vuestra para que cobraran vida todos los sueños e ilusiones que aún perduran en mi interior? Bastaba una palabra para que cobrasen vida, y ahora que viven ya no es tan fácil que mueran, no es fácil desaparecer. Puedes provocarme tristeza, dolor, pena, pero el sentimiento que creció en mí no puede morir tan fácilmente como nació.

Es el dolor del tiempo.

Quisiera tener mi puerta cerrada, pero yo no tengo una llave que cierre este cerrojo, ni un picaporte que pueda girar para impedir que el más leve soplo de esperanza la haga deslizar para abrir mi corazón de nuevo.
Esta puerta siempre permanece abierta, aún cuando creo que está cerrada.

Ya no puedo más.

Quisiera tener la puerta cerrada. Bloquearla de algún modo. Mis ojos ya no lloran. Ya no pueden llorar. Me he habituado a la decepción de los sueños no cumplidos y frustrados. Yo el único culpable por atreverme a soñar en base a besos o miradas, y palabras que quise llevar más allá.

Palabras que permanecen como un cuento, porque al final palabras son, palabras fueron.

Que ya nadie entre otra vez en mi interior. Quiero poder sentirme abandonado, para saber de una vez que únicamente me tengo a mí. ¡Solo! Empezar de cero. Buscar un nuevo camino. Creer que ya no me quedan nuevas oportunidades. Así sé que de este modo ya no me volveré a preocupar.

Pero no está en mí la voluntad de hacerlo.

Las bisagras están engrasadas, y no hay un cerrojo en la puerta, ni una llave que pueda usar para cerrarla.

Quién quiera, puede abrir esta puerta, entrar en esta casa, y llevarse lo que quiera, dejándome de nuevo vacío. Ya tanto me da. Me siento hastiado de esta situación.

Hay gente que mira a la puerta y simplemente no entra y pasa de largo. Eso lo puedo entender. Pero, ¿para qué entraste? ¿Para qué has entrado? Cuando te has marchado ya sólo ha quedado este vacío que el trancurrir de los días no sabe llenar.

Quisiera cerrar esta puerta.

Pero no la cerraré...

porque siempre puede entrar alguien de nuevo.

"Si cierras la puerta a todos los errores, también la verdad se quedará fuera" (Rabindranath Tagore)

sábado, 2 de marzo de 2013

LOS HERMANOS MARX: SUS PELÍCULAS (acompañadas con algunos de sus mejores diálogos y frases)

Ellos fueron los reyes de la comedia absurda y disparatada del momento. Sus películas están plagadas de frases ingeniosas y surrealistas que han trascendido mucho más allá de la gran pantalla y que han creado millones de seguidores. Ellos fueron, son y serán los increíbles Hermanos Marx: Groucho, Chico, Harpo… y Zeppo... Gummo, si vamos a una época anterior a sus películas.


LOS HERMANOS MARX... y una invitada.


Creo que será evidente, al leer este artículo, que soy un seguidor declarado de los Hermanos Marx. Con ellos, la comedia de lo absurdo tomó nuevas cotas de surrealismo, y muchas frases de Groucho han pasado a la posteridad. Este escrito, pues, pretende ser un homenaje a todos ellos, así como a una actriz que, ha menudo, apareció en varias de sus películas, Margaret Dumont.




GROUCHO MARX

Julius Henry Marx (n. 2 de octubre de 1890 - m. 19 de agosto de 1977),  más conocido como Groucho Marx, fue un actor, humorista y escritor estadounidense, conocido principalmente por ser uno de los miembros de los Hermanos Marx. Nació en Nueva York, creciendo en en el seno de una modesta familia de inmigrantes alemanes judíos, el cuarto de seis hermanos después de Manfred, Harpo y Chico y antes que Zeppo y Gummo. Groucho debutó en el mundo del espectáculo a los 15 años como cantante solista. Pasado algún tiempo comenzó a actuar junto a sus hermanos en el vodevil, primero en tríos o cuartetos musicales y finalmente en revistas. La obra "Cocoanuts", interpretada de 1925 a 1928, dio a los Marx su oportunidad en Broadway; a raíz de ese éxito, y tras olvidar su infructuoso rodaje de una primera y perdida película muda del año 1921 llamada "Humor Risk", firmaron un acuerdo con la productora de cine Paramount, con la que hicieron varias películas, que les abrieron las puetas al mundo del cine. En los 50 cada uno de los tres hermanos continuó trabajando independientemente en radio, televisión y cine, siendo Groucho el que más éxito cosechó, gracias a su faceta como escritor y sobre todo gracias a su programa televisivo "Apueste su vida", con el que se hizo realmente famoso en los Estados Unidos entre una generación de personas que nunca lo habían visto en el teatro y que apenas lo conocían de alguna de sus viejas películas. Escribió dos libros de memorias: "Groucho y yo" y "Memorias de un amante sarnoso". Marx falleció en Los Ángeles a causa de una neumonía, dejando atrás tres ex-esposas, Ruth, Kay y Eden, tres hijos, Arthur, Miriam y Melinda, 18 películas, 14 de ellas junto a sus hermanos, y millones de admiradores.


Peculiaridades: Los personajes de Groucho Marx se caracterizan por sus gafas, sus pobladas cejas, su bigote (generalmente pintado, aunque no siempre) y su puro. Sus andares rápidos, con las piernas y el cuerpo curvado también es una de sus particularidades, así como el movimiento rápido y nervioso de sus ojos. Suele vestir de negro, con trajes arrugados o que no son de su medida y sus diálogos son ingeniosos, rayando a lo surrealista. Muy dado al baile y las excentricidades y, por lo general, como sus hermanos, sin un centavo en el bolsillo. En ocasiones interpreta algún número musical.

Aparece en la siguiente filmografía de los Hermanos Marx:
  • "Humor Risk".
  • "Los cuatro cocos", como Hammer.
  • "El conflicto de los Marx", como el capitán Jeffrey Spaulding.
  • "Pistoleros de agua dulce", como Groucho.
  • "Plumas de caballo", como profesor Wagstaff.
  • "Sopa de ganso" como Rufus T. Firefly.
  • "Una noche en la ópera", como Ottis B. Driftwood.
  • "Un día de las carreras", como doctor Hackenbush.
  • "El hotel de los líos", como Gordon Miller.
  • "Una tarde en el circo", como Attorney Loophole.
  • "Los Hermanos Marx en el Oeste", como S. Quentin Quale.
  • "Tienda de locos", como Wolf J. Flywheel.
  • "Una noche en Casablanca", como Kornblow.
  • "Amor en conserva", como Sam Grunion.
  • "Historia de la humanidad", como Peter Minuit.

CHICO MARX

Leonard Marx (n. 22 de marzo de 1887 - m. 11 de octubre de 1961), más conocido como Chico Marx, fue un actor y comediante estadounidense que formó parte de los Hermanos Marx. Nació en Nueva York, creciendo en en el seno de una modesta familia de inmigrantes alemanes judíos, el tercero de seis hermanos después de Manfred y Harpo y antes que Groucho, Zeppo y Gummo. Recibió formación musical con el piano, faceta suya que se muestra en todas sus películas. Actuaba junto a sus hermanos en el vodevil, primero en tríos o cuartetos musicales y finalmente en revistas. La obra "Cocoanuts", interpretada de 1925 a 1928, dio a los Marx su oportunidad en Broadway; a raíz de ese éxito, y tras olvidar su infructuoso rodaje de una primera y perdida película muda del año 1921 llamada "Humor Risk", firmaron un acuerdo con la productora de cine Paramount, con la que hicieron varias películas, que les abrieron las puetas al mundo del cine. Chico se casó dos veces, su primer matrimonio fue con Betty Karp in 1917, y de esa unión nació su hija Maxine. Su segundo matrimonio fue con Mary De Vithas, en el año 1958, tres años antes de su muerte. Chico murió de arteriosclerosis el 11 de octubre de 1961 en su hogar de Hollywood.


Peculiaridades: Los personajes de Chico Marx se caracterizan por su aspecto y acento italiano, y por sus pequeño sombrero encasquetado en la cabeza. En todos los sentidos Chico es el pícaro que embauca a la gente con su labia y acostumbra a ser el compañero inseparable de Harpo, siendo uno de los pocos que lo entiende cuando este habla empleando la mímica. En todas las películas suele tocar alguna pieza de piano, con el que es muy hábil.

Aparece en la siguiente filmografía de los Hermanos Marx:
  • "Humor Risk".
  • "Los cuatro cocos", como Chico.
  • "El conflicto de los Marx", como el "signor" Emanuel Ravelli.
  • "Pistoleros de agua dulce", como Chico.
  • "Plumas de caballo", como Baravelli.
  • "Sopa de ganso", como Chicolini.
  • "Una noche en la ópera", como Fiorello.
  • "Un día de las carreras", como Tony.
  • "El hotel de los líos", como Harry Binelli.
  • "Una tarde en el circo", como Antonio.
  • "Los Hermanos Marx en el Oeste", como Joe Panello.
  • "Tienda de locos", como Ravelli.
  • "Una noche en Casablanca", como Corbaccio.
  • "Amor en conserva", como Faustino.
  • "Historia de la humanidad", como Monje.

HARPO MARX

Adolph Marx (n. 23 de noviembre de 1888 - m. 28 de septiembre de 1964), que posteriormente se cambiaría su nombre por Arthur Marx, más conocido como Harpo Marx, fue un actor de cine estadounidense que formaba parte de los Hermanos Marx. Nació en Nueva York, creciendo en en el seno de una modesta familia de inmigrantes alemanes judíos, el segundo de seis hermanos después de Manfred, y antes que Chico, Groucho, Zeppo y Gummo. Recibió intrucción musical con el arpa. Actuaba junto a sus hermanos en el vodevil, primero en tríos o cuartetos musicales y finalmente en revistas. La obra "Cocoanuts", interpretada de 1925 a 1928, dio a los Marx su oportunidad en Broadway; a raíz de ese éxito, y tras olvidar su infructuoso rodaje de una primera y perdida película muda del año 1921 llamada "Humor Risk", firmaron un acuerdo con la productora de cine Paramount, con la que hicieron varias películas, que les abrieron las puetas al mundo del cine. A pesar de no finalizar el segundo grado, durante su vida se codeó con lo más granado de la cultura americana de la época, siendo muchos de ellos grandes amigos suyos. De esta manera formó parte de la Mesa Redonda del Algonquin, donde se reunían los más brillantes autores, editores, críticos, artistas, compositores, etc. De entre sus amistades cabe destacar a Alexander Woolcott, crítico de Broadway muy famoso en su época, al que le unió una relación muy especial a lo largo de los años, hasta tal punto que le puso Alexander a uno de sus hijos. Después de ser uno de los solteros más famosos de Hollywood, se casó finalmente con Susan Fleming, con la que adoptó cuatro hijos: Bill, Jimmy, Alex y Minnie. Falleció en 1964 tras una operación en la que se le puso un bypass, que después presentó complicaciones. Publicó sus memorias en el libro "¡Harpo Habla!" Por cierto, en la vida real, Harpo no era mudo.


Peculiaridades: El personaje de Harpo Marx es mudo, y se caracteriza por su larga y siempre bien surtida gabardina, su sombrero de copa arrugado y sus cabellos rizados anaranjados (aunque su color no se perciba en la pantalla). Harpo tiene la mentalidad e inocencia de un niño, y aunque roba o engaña lo hace sin maldad. Suele comunicarse mediante silbidos, mímica y su inseparable bocina. También resultan característicos sus ojos saltones, siempre abiertos de par en par. En todas las películas suele tocar alguna pieza de arpa, en la que demuestra sus sensibilidad por la música.

Aparece en la siguiente filmografía de los Hermanos Marx:
  • "Humor Risk".
  • "Los cuatro cocos", como Harpo.
  • "El conflicto de los Marx", el Profesor.
  • "Pistoleros de agua dulce", como Harpo.
  • "Plumas de caballo", como Pinky.
  • "Sopa de ganso", como Pinky.
  • "Una noche en la ópera", como Pinky.
  • "Un día de las carreras", como Stuffy.
  • "El hotel de los líos", como Faker Englund.
  • "Una tarde en el circo", como Punchy.
  • "Los Hermanos Marx en el Oeste", como Rusty Panello.
  • "Tienda de locos", como Wacky.
  • "Una noche en Casablanca", como Rusty.
  • "Amor en conserva", como Harpo.
  • "Historia de la humanidad", como Isaac Newton.

ZEPPO MARX

Herbert Marx (n. 25 de febrero de 1901 - m. 30 de noviembre de 1979), más conocido como Zeppo Marx, fue uno de los Hermanos Marx. Nació en Nueva York, creciendo en en el seno de una modesta familia de inmigrantes alemanes judíos, el quinto de seis hermanos después de Manfred, Harpo, Chico y Groucho, y antes que Gummo. Actuaba junto a sus hermanos en el vodevil, primero en tríos o cuartetos musicales y finalmente en revistas. La obra "Cocoanuts", interpretada de 1925 a 1928, dio a los Marx su oportunidad en Broadway; a raíz de ese éxito, y tras olvidar su infructuoso rodaje de una primera y perdida película muda del año 1921 llamada "Humor Risk", firmaron un acuerdo con la productora de cine Paramount, con la que hicieron varias películas, que les abrieron las puetas al mundo del cine. Fuera de la actuación, Zeppo poseía un gran talento para el mundo de la mecánica, por lo que se ocupaba de que el coche de la familia Marx siguiera en funcionamiento. En 1941 fundó la empresa Marman Products, dedicada al diseño y ensamblaje de diversas piezas y material armamentístico requeridos por el ejército estadounidense durante la II Guerra Mundial. Las propias argollas con las que se amarró al Enola Gay a Little Boy, la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima, fueron un diseño suyo y se construyeron en sus fábricas. Así mismo, fundó una compañía teatral junto con su hermano Gummo e inventó un tipo especial de reloj de pulsera capaz de medir el pulso a personas afectadas de problemas cardíacos y lanzar una señal de alarma cuando éste no registrase sus valores normales. Zeppo se casó el 12 de abril de 1927 con Marion Brenda, con quien no tuvo hijos. La pareja adoptó un niño, Timothy, en 1944 y se divorció finalmente en 1954. Cinco años después contrajo matrimonio nuevamente con Barbara Blakeley y adoptó al hijo de ésta, Bobby Oliver, al que dio su apellido. Zeppo y Barbara se separaron en 1972, finalmente divorciándose en 1973. Él no volvería a casarse, mientras que ella se uniría posteriormente al cantante Frank Sinatra. Falleció en 1979 víctima de un cáncer de pulmón, siendo el último de los Hermanos Marx en hacerlo.


Peculiaridades: Zeppo suele interpretar a personajes "serios" en las pocas películas que participó. Suele vestir bien y elegante, al contrario que el resto de sus hermanos, e ir bien peinado. En ocasiones interpreta algún número musical.

Aparece en la siguiente filmografía de los Hermanos Marx:
  • "Humor Risk".
  • "Los cuatro cocos", como Jamison.
  • "El conflicto de los Marx", como Horatio Jamison.
  • "Pistoleros de agua dulce", como Zeppo.
  • "Plumas de caballo", como Frank Wagstaff.
  • "Sopa de ganso", Como Bob Roland.

MARGARET DUMONT

De ella, Groucho dijo que prácticamente era el quinto de los Hermanos Marx. Daisy Juliette Baker (n. 21 de octubre de 1882 - m. 6 de marzo de 1965), más conocida como Margaret Dumont, fue una actriz cómica estadounidense, especialmente conocida por su participación en varias películas de los Hermanos Marx, aunque actúo en mas de cincuenta películas, sin contar sus intervenciones en el cine mudo. Nacida en Nueva York, Margaret contrajo matrimonio en 1910 con el adinerado empresario John Moller Jr., con el que estuvo casada hasta el fallecimiento de éste en 1918, lo que motivaría su vuelta al teatro de vodevil donde empezó. Su participación en la obra "Cocoanuts", interpretada de 1925 a 1928 por los Hermanos Marx, y que les dio su oportunidad en Broadway, unió inequivocamente su carrera cinematográfica a la de los mencionados actores. Pocos días antes de su muerte, que se produjo por un ataque al corazón, hizo su última aparición en el programa de televisión "The Hollywood Place", al que también asistió Groucho, y fue por tanto la última vez que estuvieron juntos. En las entrevistas que concedió tanto en prensa como en televisión conservó siempre el aire añejo del antiguo estilo teatral, con su cuidada dicción, y una voz potente que se podía proyectar para alcanzar la última fila del teatro, alentando siempre ser mucho más joven de lo que en realidad era. También era una correcta cantante de melodías clásicas, faceta esta que aprovechó en alguna de sus películas. Falleció el 6 de marzo de 1965 a la edad de 82 años (a pesar de que todo el mundo creía que tenía 76).


Peculiaridades: Margaret Dumont es la eterna viuda de las películas de los Hermanos Marx. De porte aristocrático y refinado, es el blanco de algunas de las frases de Groucho Marx y de sus intereses sentimentales y económicos. Aunque a veces se muestra dura y severa, siempre se revelar como una dama de gran corazón.

Aparece en la siguiente filmografía de los Hermanos Marx:
  • "Los cuatro cocos", como la señora Potter.
  • "El conflicto de los Marx", como la señora Rittenhouse.
  • "Sopa de ganso", como la señora Teasdale.
  • "Una noche en la ópera", como la señora Claypool.
  • "Un día de las carreras", como la señora Upjohn.
  • "Una tarde en el circo", como la señora Duckesbury.
  • "Tienda de locos", como la señora Martha Phelps.

LAS PELÍCULAS (FILMOGRAFÍA)


HUMOR RISK (Humor Risk)

Año: 1921. Duración: - minutos. País: Estados Unidos. Director: Dick Smith. Guión: Jo Swerling. Música: -. Fotografía: -. Actores: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Zeppo Marx, Jobyna Ralston.

Humor Risk fue un cortometraje de los Hermanos Marx que jamás fue estrenado. La impresión original pudo estropearse al ser abandonada en la sala de montaje, aunque también se dice que Groucho quemó el negativo tras la desafortunada premiere ante los productores. Los cuatro hermanos Marx ya eran conocidos cuando hicieron este cortometraje, en la que era su primera incursión en el cine. Nunca se estrenó en las salas de cine y fue la única película muda del grupo cómico; sin embargo el tipo de humor de los Marx (especialmente verbal) no funcionaba en una película muda.


LOS CUATRO COCOS (The Cocoanuts)

Hammer (Groucho Marx): ¡Hay muchas oportunidades en Florida! Hace tres años yo vine a Florida sin un centavo en el bolsillo… ¡Ahora tengo un centavo en el bolsillo!


Año: 1929. Duración: 96 minutos. País: Estados Unidos. Director: Joseph Santley, Robert Florey. Guión: Morrie Ryskind. Música: Irving Berlin. Fotografía: George Folsey. Actores: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Zeppo Marx, Margaret Dumont, Kay Francis, Oscar Shaw, Mary Eaton, Basil Ruysdael, Cyril Ring.

Hammer (Groucho Marx): Lo que pensaba era que si tuviéramos una cabañita y yo volviera de trabajar y usted me esperara en la entrada… ¡No, si usted viniera de trabajar y yo la esperara en la entrada!…


Ésta fue la primera película oficial de los inimitables y geniales hermanos Marx, un musical lleno de humor. Hammer (Groucho Marx), el director de un hotel de Florida -Los Cuatro Cocos- que atraviesa serias dificultades económicas a causa de la falta de clientes. Debido a una inminente quiebra, el hotel decide proceder a subastar su terreno en parcelas, pero la cosa se complica con la llegada de Chico (Chico Marx) y Harpo (Harpo Marx), que ocasionarán el caos, y el robo de un valioso collar en una habitación del hotel. Además Bob, un cliente del hotel, está enamorado de Polly, pero la madre de la chica, Mrs Potter, no aprueba el noviazgo de su hija. Todo ello se juntará para conformar una disparatada historia.


Hammer (Groucho Marx): “¡Un paso en falso y seré suyo! ¡La quiero, la quiero con frenesí!”
Mrs. Potter (Margaret Dumont): ¡No creo que me quisiera si fuera pobre!
Hammer (Groucho Marx): ¡Tal vez sí, pero me quedaría calladito!


EL CONFLICTO DE LOS MARX (Animal Crackers)

Capitán Jeffrey Spaulding (Groucho Marx): ¡Hay algo que quiero preguntarle!
Señora Rittenhouse (Margaret Dumont): ¿Qué es ello, capitán?
Capitán Jeffrey Spaulding (Groucho Marx): ¿Quiere lavarme un par de calcetines?
Señora Rittenhouse (Margaret Dumont): ¡Oh, pero capitán, estoy sorprendida!
Capitán Jeffrey Spaulding (Groucho Marx): ¡Puede que lo esté! Pero lo tengo en la imaginación hace semanas. Es mi manera de decirle que la quiero, eso es todo. La quiero. ¡La quieroooooo!... Oiga, no se vaya… No habido nunca una mujer… No ha habido nunca…
Señora Whitehead (Margaret Irving): ¡Con permiso! Con permiso… ¿Soy inoportuna?
Capitán Jeffrey Spaulding (Groucho Marx): ¿Inoportuna? ¡Justo cuando la tenía en el bote! ¡Claro que es inoportuna!


Año: 1930. Duración: 98 minutos. País: Estados Unidos. Director: Victor Heerman. Guión: Morrie Ryskind. Música: Bert Kalmar, Harry Ruby. Fotografía: George Folsey. Actores: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Zeppo Marx, Margaret Dumont, Lillian Roth, Louis Sorin, Hal Thompson, Margaret Irving.

Capitán Jeffrey Spaulding (Groucho Marx): Yo soy Jeffrey T. Spaulding. Apuesto a que no sabe lo que significa la T.
Roscoe Chandler (Louis Sorin): ¡Eeeeh!... ¡Thomas!
Capitán Jeffrey Spaulding (Groucho Marx): ¡Edgar! ¡Se ha acercado bastante! Estuvo cerca… y creo que sigue estándolo.



Este segundo film de los Hermanos Marx es, sin duda, uno de los más delirantes. Una viuda rica y aristocrática organiza una fiesta a la que asiste como invitado el capitán Jeffrey Spaulding (Groucho Marx), un famoso explorador. Los cuatro hermanos se entremezclan con la alta sociedad mientras se ven envueltos en el misteriosos robo de un famoso cuadro.


Capitán Jeffrey Spaulding (Groucho Marx). Yo siempre he tenido la idea de que mi retiro sería la mayor aportación que se haría a la ciencia desde que el mundo es mundo.


PISTOLEROS DE AGUA DULCE (Monkey Business)

Groucho (Groucho Marx): ¿Es usted el capitán de este barco?
Capitán: ¡Sí, yo!
Groucho (Groucho Marx): ¡Quiero hacer una reclamación!
Capitán: ¿Qué le ha pasado?
Groucho (Groucho Marx): ¡Nada bueno! ¿Sabe quién a entrado en mi habitación a las tres de la mañana?
Capitán: ¿Quién?
Groucho (Groucho Marx): ¡Nadie! ¡Por eso reclamo!


Año: 1931. Duración: 77 minutos. País: Estados Unidos. Director: Norman Z. McLeod. Guión: S.J. Perelman & Will B. Johnstone. Música: John Leipold. Fotografía: Arthur Todd. Actores: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Zeppo Marx, Thelma Todd, Ruth Hall, Harry Woods, Rockcliffe Fellowes, Tom Kennedy, Evelyn Pierce.

Groucho (Groucho Marx): ¡Señora, antes de que acabe con usted, tendrá un motivo claro de divorcio! ¡Y también mi esposa!


Película que en su momento también fue conocida como “Naderías”. En esta película, los Hermanos Marx son unos polizones que viajan escondidos en la bodega o almacenes de un lujoso trasatlántico. Cuando son descubiertos, se esconden entre los viajeros del barco intentando pasar desapercibidos por las autoridades. Así, accidentalmente, acabarán convirtiéndose en los guardaespaldas de dos gángsteres rivales.


Pasajero: ¿Cómo se atreve a meterme la mano en el bolsillo?
Chico (Chico Marx): ¡Una equivocación! Es que yo tenía un traje igual que ése y por un momento creí que eran mis pantalones.


PLUMAS DE CABALLO (Horse Feathers)

Profesor Wagstaff (Groucho Marx): ¡Vaya forma de entrar! ¿No tienen lengua? ¡Pues sí la tienen!
Baravelli (Chico Marx): Es la última vez que traemos el hielo si no nos paga la cuenta
Profesor Wagstaff (Groucho Marx): ¿Cuánto se debe?
Baravelli (Chico Marx): Dos mil dólares.
Profesor Wagstaff (Groucho Marx): ¿Dos mil dólares de hielo? Por ese precio contrato a un esquimal que me lo fabrique.
Baravelli (Chico Marx): Le propongo lo siguiente… Haremos una cosa. Nos paga doscientos dólares ¡y pelillos a la mar!
Profesor Wagstaff (Groucho Marx): ¡Eso no es mala idea! ¡Ya veremos, lo consultaré con mi abogado! ¡Y si me aconseja que le pague, contrato a otro abogado!


Año: 1932. Duración: 65 minutos. País: Estados Unidos. Director: Norman Z. McLeod. Guión: Bert Kalmar, Harry Ruby, S.J. Perelman, Will B Jonstone. Música: Bert Kalmar, Harry Ruby. Fotografía: Ray June. Actores: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Zeppo Marx, Thelma Todd, David Landau, Robert Greig, Nat Pendleton, Reginald Barlow.

Frank Wagstaff (Zeppo Marx): ¡Papá, te has equivocado con los jugadores!
Profesor Wagstaff (Groucho Marx): ¿Con todo el equipo?
Frank Wagstaff (Zeppo Marx): ¡No, con Baravelli y el cazaperros! ¡No son jugadores de rugby!
Profesor Wagstaff (Groucho Marx): ¡Tienen que serlo, los encontré en una taberna!


El nuevo y poco ortodoxo profesor Wagstaff (Groucho Marx), director del prestigioso colegio universitario Huxley, decide dar una importancia primordial a los deportes universitarios. Para ello, ficha a dos pilluelos (Chico y Harpo Marx) ppara convertirlos en jugadores de rugby, en lugar de las dos estrellas con las que pretendía ganar la final a su gran rival, mientras intenta evitar que su hijo Frank (Zeppo Marx) se meta en problemas de faldas. Corrosiva crítica contra el orden institucional, reflejada en el himno “Sea lo que sea, me opongo”.


Profesor Wagstaff (Groucho Marx): ¡Hijo mío, sal a jugar como jugaste la última vez! ¡He apostado por el equipo contrario!


SOPA DE GANSO (Duck Soup)

Señora Teasdale (Margaret Dumont): ¡El futuro de Freedonia depende de usted! ¡Prométame que seguirá fielmente los pasos de mi marido!
Rufus T. Firefly (Groucho Marx): ¿Qué les parece? No llevo ni cinco minutos en el cargo y ya se me está insinuando. No es que me importe, pero ¿dónde está su marido?
Señora Teasdale (Margaret Dumont): ¡Ooooh! ¡A muerto!
Rufus T. Firefly (Groucho Marx): Seguro que sólo utiliza eso como excusa…
Señora Teasdale (Margaret Dumont): Estuve con él hasta el final.
Rufus T. Firefly (Groucho Marx): ¡Mmmh! No me extraña que falleciera.
Señora Teasdale (Margaret Dumont): Lo estreché entre mis brazos y lo besé.
Rufus T. Firefly (Groucho Marx): ¡Entonces fue un asesinato! ¿Se casaría conmigo? ¿Le ha dejado mucho dinero? ¡Responda primero a lo segundo!
Señora Teasdale (Margaret Dumont): ¡Me dejo toda su fortuna!
Rufus T. Firefly (Groucho Marx): ¡No me diga! ¿No comprende lo que intento decirle? ¡LA AMO!


Año: 1933. Duración: 70 minutos. País: Estados Unidos. Director: Leo McCarey. Guión: Bert Kalmar, Harry Ruby. Música: Arthur Johnston. Fotografía: Henry Sharp. Actores: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Zeppo Marx, Margaret Dumont, Louis Calhern, Raquel Torres, Edgar Kennedy.

Trentino (Louis Calhern): ¡Vamos Chicolini! Quiero un informe detallado de su investigación.
Chicolini (Chico Marx): ¡Está bien, se lo daré! El lunes vigilamos la casa de Firefly, pero él no salió. ¡No estaba en casa! El martes fuimos al béisbol, pero nos engañó. ¡No se presentó! El miércoles fue y nosotros le engañamos a él. ¡No nos presentamos! El jueves fue por partida doble… ¡Nadie se presentó! El viernes llovió todo el día. No había partido y nos quedamos en casa escuchándolo por la radio.


La República Democrática de Freedonia, un pequeño país centroeuropeo, a cuyo frente se encuentra el muy liberal señor Rufus T. Firefly (Groucho Marx), junto a su secretario Bob Roland (Zeppo Marx), se ve amenazada por la dictadura de Sylvania, país de vieja y reconocida solvencia como agresor. Dos espías de prestigio, Chicolini (Chico Marx) y Pinky (Harpo Marx), sirven a Sylvania, lo que no impide que acaben siendo convertidos en ministros del ahora ya excelentísimo Firefly. A medida que las cosas se complican, desembocando en la guerra, las más disparatadas historias se suceden.


Rufus T. Firefly (Groucho Marx): ¡Bien, se abre la sesión!
Ministro 1: ¡Excelencia, aquí tiene el informe de la Tesorería! ¡Espero que esté claro!
Rufus T. Firefly (Groucho Marx): ¿Claro? ¡Eh! ¡Hasta un crío de cuatro años podría comprenderlo! ¡Búsqueme a un crío de cuatro años, a mí me parece chino!... Y ahora revisaremos asuntos pendientes…
Ministro 2: ¡Quisiera comentar los aranceles…!
Rufus T. Firefly (Groucho Marx): ¡Siéntese, eso es asunto nuevo! ¿No hay asuntos pendientes? ¡Muy bien, comenzaremos asuntos nuevos!...
Ministro 2: Acerca de esos aranceles…
Rufus T. Firefly (Groucho Marx): ¡Demasiado tarde! Ya es un asunto pendiente… ¡Siéntese!
Ministro 3: ¡Caballeros, como Secretario de Guerra, yo…!
Rufus T. Firefly (Groucho Marx): ¡La Secretaria de Guerra no funciona! ¡Eso me recuerda que las tuberías tampoco! Tome nota de eso. ¡Déjelo, lo haré yo mismo!


UNA NOCHE EN LA ÓPERA (A Night at the Opera)
 
Señora Claypool (Margaret Dumont): ¡Señor Driftwood!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¡Caramba, señora Claypool, ¿qué taaaaal?!
Señora Claypool (Margaret Dumont): Señor Driftwood, usted me había invitado a cenar aquí a las siete, son las ocho y estamos sin cenar.
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¿Cómo que no? ¡Yo acabo de zamparme la mejor comilona de mi vida y usted sin darse cuenta!
Señora Claypool (Margaret Dumont): ¿Qué pretende decir? ¡Estoy aquí desde las siete menos cuarto!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¡Dándome la espalda! Cuando yo invito a una mujer lo menos que puedo pedir es que mire mi bigote. ¡Es el precio que tiene que pagar!


Año: 1935. Duración: 94 minutos. País: Estados Unidos. Director: Sam Wood. Guión: George S. Kaurman & Morrie Rysking. Música: Herbert Stothart. Fotografía: Merrit B. Gerstad. Actores: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Margaret Dumont, Kitty Carlisle, Allan Jones, Sig Ruman, Walter Woolf King, Edward Keane, Robert Emmet O'Connor, Lorraine Bridges.

Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¡Haga el favor de poner su atención en la primera cláusula porque es muy importante! Dice que... la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte. ¿Qué tal? ¡Está muy bien, eh?!
Fiorello (Chico Marx): ¡No, eso no está bien!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx):¿Por qué no está bien?
Fiorello (Chico Marx): No lo sé, quisiera volver a oírlo.
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): Dice que... la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte.
Fiorello (Chico Marx):¡Sí! ¡Esta vez parece que suena mejor!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¡A todo se acostumbra uno! Si usted quiere lo leo otra vez.
Fiorello (Chico Marx): ¡Tan sólo la primera parte!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx):¿Sobre la parte contratante de la primera parte?
Fiorello (Chico Marx): No, sólo la parte de la parte contratante de la primera parte.
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): Dice que... la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte, y la parte contratante de la primera parte será considerada en este contrato... Oiga, ¿por qué hemos de pelearnos por una tontería como ésta? ¡La cortamos!
Fiorello (Chico Marx): Sí, es demasiado largo. ¿Qué es lo que nos queda ahora?
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¡Más de medio metro todavía! Dice ahora... la parte contratante de la segunda parte será considerada como la parte contratante de la segunda parte.
Fiorello (Chico Marx): ¡Eeeeeso siiiii que no me gusta nada!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¿Qué le encuentra?
Fiorello (Chico Marx): Nunca segundas partes nunca fueron buenas.
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): El otro día vi un partido de fútbol y la segunda parte fue mejor que la primera. ¡Le pegaron al árbitro y todo!



El extravagante sentido para los negocios de Ottis B. Driftwood (Groucho Marx) hace embarcar hacia Nueva York a las grandes estrellas de la Ópera de Milán, con unos polizones inesperados a bordo, Pinky (Harpo Marx) y Fiorello (Chico Marx). Entre los tres revolucionan el barco -aquí aparece la famosa escena del camarote de los Hermanos Marx-, organizan un escándalo en Nueva York y convierten la noche del estreno en una locura que el mundo de la ópera nunca podrá olvidar.


Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¡Camarero! ¡Camarero! ¡Camarero!
Camarero: ¡Diga, señor!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¡Oye, esclavo!
Camarero: ¡Diga!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¿Qué tienes para cenar?
Camarero: ¡Todo lo que usted quiera señor! Puede usted tomar jugo de tomate, jugo de naranja, jugo de uva, jugo de piña…
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): Está bien. Le sacaremos el jugo a la compañía. Trae uno de cada clase… Y… dos huevos fritos, dos revueltos, dos pasados por agua y dos en tortilla.
Fiorello (Chico Marx): ¡Y también dos huevos duros!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¡Y también dos huevos duros! (Tomasso [Harpo Marx] hace sonar su bocina una vez.) ¡En lugar de dos pon tres!... Y bistecs… Uno crudo, otro hecho, otro más hecho y otro quemado.
Fiorello (Chico Marx): ¡Y también dos huevos duros!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¡Y también dos huevos duros! (Tomasso [Harpo Marx] hace sonar su bocina una vez.) ¡En lugar de dos pon tres!... Y ocho pastelillos franceses.
Fiorello (Chico Marx): ¡Y también dos huevos duros!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¡Y también dos huevos duros! (Tomasso [Harpo Marx] hace sonar su bocina una vez.) ¡En lugar de dos pon tres!... (Tomasso [Harpo Marx] hace sonar su bocina una vez.) Uno de ellos de oca… ¡Eeeeh! ¿Tienes bizcochos borrachos?
Camarero: ¡Sí señor!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¡Pues ponles a cada uno de ellos una gotas de amoníaco!
Fiorello (Chico Marx): ¡Y también dos huevos duros!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¡Y también dos huevos duros!... (Tomasso [Harpo Marx] hace sonar su bocina no una, sino varias veces.) No sé si es que hay niebla o si tienes que traer media docena más. ¡Y date prisa, porque cuanto más ligero vayas más pronto se terminará el lío de ahí dentro!
Camarero: ¡Sí señor!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¿Se admiten propinas a bordo?
Camarero: ¡Oooooh, sí señor!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¿Tienes ahí cinco dólares?
Camarero: ¡Sí señor!
Otis B. Driftwood (Groucho Marx): ¡Pues no los gastes, porque quizás te los pida luego!


UN DÍA EN LAS CARRERAS (A Day at the Races)

Doctor Hackenbush (Groucho Marx): ¡Aaaaah! Yo conocí mucho a su madre, sí. Le confiaré un pequeño secreto… Hace muchos años, en un pasado muy lejano, yo me declaré a su madre.
Julia (Maureen O’Sullivan): ¡Pero… si ése es mi padre!
Doctor Hackenbush (Groucho Marx): ¡Por eso me dio calabazas!


Año: 1937. Duración: 111 minutos. País: Estados Unidos. Director: Sam Wood. Guión: Robert Pirosh, George Seaton, George Oppenheimer. Música: Walter Jurmann, Bronislau Kaper, Franz Waxman. Fotografía: Joseph Ruttenberg. Actores: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Allan Jones, Maureen O'Sullivan, Margaret Dumont, Sig Ruman, Douglas Dumbrille.

Señora Upjohn (Margaret Dumont): ¡Vamos, doctor, estamos esperando!
Doctor Hackenbush (Groucho Marx): Bueno, ya que insiste empezaremos enseguida. Ahora, señora Upjohn, ponga los brazos en cruz y vaya moviéndolos con toda calma… No muy deprisa…
Señora Upjohn (Margaret Dumont): ¿Así, doctor?
Doctor Hackenbush (Groucho Marx): ¡Sí, magnifico!
Señora Upjohn (Margaret Dumont): ¿Hasta cuando tengo que hacer esto, doctor?
Doctor Hackenbush (Groucho Marx): ¡Hasta que no quede ni una mosca!


La joven propietaria de un hospital, que se encuentra en una delicada situación financiera, se ve obligada a depender del dinero de una paciente millonaria, la señora Upjohn (Margaret Dumont) o ceder el negocio a un ambicioso magnate; novio de la joven propietaria, por otro lado, decide confiar su suerte a la de un caballo de carreras que ha comprado. Con la ayuda de Tony (Chico Marx) y Stuffy (Harpo Marx), deciden ponerse en contacto con el doctor Hackenbush (Groucho Marx). Hackenbush en realidad es veterinario, lo que no le impide hacerse pasar por médico para mantener en el hospital a la hipocondríaca ricachona. Como esto no es suficiente, deciden apostar por su caballo para conseguir el dinero necesario para salvar el hospital.


Doctor Hackenbush (Groucho Marx): Emilia, voy hacerte una pequeña confesión. En realidad soy veterinario, pero cásate conmigo y ya no miraré a otro animal.


EL HOTEL DE LOS LÍOS (Room Service)

Gordon Miller (Groucho Marx): Bueno, ven al ensayo en cuanto puedas. Y no olvides que voy a hacer de ti una gran estrella y que espero mucho de esto. ¡Como mínimo la cárcel!


Año: 1938. Duración: 78 minutos. País: Estados Unidos. Director: William A. Seiter. Guión: Morrie Ryskind. Música: Roy Webb. Fotografía: J. Roy Hunt. Actores: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Frank Albertson, Ann Miller, Lucille Ball, Donald MacBride, Cliff Dunstan.

Gordon Miller (Groucho Marx): Bien, quiero mudarme de este mugriento torreón inmediatamente. Deseo la mejor suite del hotel.
Gregory Wagner (Donald MacBride): ¡La suite nupcial!
Gordon Miller (Groucho Marx): ¡Vale! Ponga tres novias en ella.


Gordon Miller (Groucho Marx), un productor de teatro de tres al cuarto, quiere estrenar la obra de un joven autor novel, pero necesita encontrar un capitalista que la financie antes de iniciar los preparativos de la función. Mientras tanto, se ha instalado, con los veintidós miembros de su compañía, en el hotel que regenta su cuñado. Cuando se descubre que debe una suma considerable al hotel, lo amenazan con desalojarlo, pero Miller, con la complicidad de sus fieles Harry Binelli (Chico Marx) y Faker Englund (Harpo Marx), se las ingeniará para evitarlo y, además, conseguirá, por fin, estrenar la obra.


Gordon Miller (Groucho Marx): ¡Wagner, ya me dirá que hacemos con este otro cadáver!
Harry Binelli (Chico Marx): Yo lo vendería a un estudiante de medicina.
Gregory Wagner (Donald MacBride): ¡Oooooh!
Gordon Miller (Groucho Marx): ¡Nada de eso, Binelli, era un amigo! ¡Ayúdeme a llevarlo al callejón!


UNA TARDE EN EL CIRCO (At the Circus)

Antonio (Chico Marx): ¡Señor Carter! ¿Dónde está el señor Carter? ¡Señor Carter! ¡Hola, José, ¿qué cuentas?! ¡No, no me lo digas, no tengo tiempo, he de encontrar al señor Carter! ¡Hola, Nick, ¿y tu esposa! ¡Ya me lo contarás luego, estoy buscando al señor Carter! ¡Hola, Sam! ¡No digas nada!


Año: 1939. Duración: 87 minutos. País: Estados Unidos. Director: Edward Buzzell. Guión: Irving Brecher. Música: Franz Waxman. Fotografía: Leonard Smith. Actores: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Margaret Dumont, Eve Arden, Nat Pendleton, Kenny Baker, Florence Rice.

Paulina (Eve Arden): ¡Me han dicho que es un gran abogado!
Attorney Loophole/Señor Triquiñuelas (Groucho Marx): ¿Quién fue? ¡Mis clientes no! ¡Los últimos los ahorcaron este mes!


Un joven abandona la fortuna que ha heredado de su tía Duckesbury (Margaret Dumont) para enrolarse en el circo donde trabaja su novia, intentando comprar el negocio al señor Carter, el dueño del circo. Cuando Carter roba el dinero de la recaudación del circo en el tren en que viaja toda la troupe circense, para continuar siendo el dueño de la feria, Antonio (Chico Marx) recurre al prestigioso abogado Attorney Loophole (Groucho Marx) para resolver el caso. Ellos, junto con Punchy (Harpo Marx), serán los encargados de resolver este entuerto en la misma casa aristocrática de la señora Duckesbury.


Attorney Loophole/Señor Triquiñuelas (Groucho Marx): ¡Oh là là! ¡Yujuuuuu, señora Duckesbury! ¡Yujuuuuu!
Señora Duckesbury (Margaret Dumont): ¿Pero qué es lo que pasa? Pero… ¿qué significa esto?
Attorney Loophole/Señor Triquiñuelas (Groucho Marx): ¡No se mueva, busco a la vejestorio de la señora Duckesbury!
Señora Duckesbury (Margaret Dumont): ¡Yo soy la señora Duckesbury¡
Attorney Loophole/Señor Triquiñuelas (Groucho Marx): ¡Mi bebé!
Señora Duckesbury (Margaret Dumont): ¡Oooooh! ¡Señor, si no lo conozco!
Attorney Loophole/Señor Triquiñuelas (Groucho Marx): Pero ¿es qué me has olvidado?
Señora Duckesbury (Margaret Dumont): Pues yo…
Attorney Loophole/Señor Triquiñuelas (Groucho Marx): ¡Sí, sí, ya has olvidado! Aquellas noches de junio en la Riviera cuando los dos contemplábamos el cielo, la luna se bañaba en el Mediterráneo... ¡Éramos jóvenes, alegres, inocentes!... La noche en que bebí champán en tus zapatos... ¡Dos litros! Hubiera cabido más, pero llevabas plantillas…


LOS HERMANOS MARX EN EL OESTE (Go West)

S. Quentin Quale (Groucho Marx): ¡Un billete para el oeste hasta el final!
Vendedor de billetes: ¡Sí señor! ¡Setenta dólares, por favor!
S. Quentin Quale (Groucho Marx): ¡Setenta, amigo!... ¡No se moleste contándolos!
Vendedor de billetes: Aquí sólo hay sesenta dólares.
S. Quentin Quale (Groucho Marx): ¡Ya le dije que no los contara!


Año: 1940. Duración: 80 minutos. País: Estados Unidos. Director: Edward Buzzell. Guión: Irving Brecher. Música: Bronislau Kaper. Fotografía: Leonard Smith. Actores: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, John Carroll, Diana Lewis, Tully Marshall, Robert Barrat.

Joe Panello (Chico Marx): Ricitos, el oeste no me gusta. No saben más que matarse unos a otros. ¡Me gustaría el oeste si estuviera en el este! ¡Larguémonos!


Los Hermanos Marx se dirigen al Oeste a hacer fortuna. Allí, Joe Panello (Chico Marx) y Rusty Panello (Harpo Marx) adquieren la propiedad de una mina sin valor cuyo terreno es muy codiciado por una compañía de ferrocarriles, que está dispuesta a todo, jugando sucio si es preciso para conseguirla. Cuando el camino de los hermanos Panello se cruza de nuevo con el camino del señor S. Quentin Quale (Groucho Marx), deciden hacerse cargo de este asunto, luchando contra los pérfidos planes de Red Baxter.


S. Quentin Quale (Groucho Marx): ¡Es la guerra! ¡Traed madera!... ¡Traed madera!... ¡Traed madera!...


TIENDA DE LOCOS (The Big Store)

Wolf J. Flywheel (Groucho Marx): ¡Señorita Phelps, rechazaré todas las ofertas para poder ocuparme de su caso! ¡Al fin y al cabo usted es una mujer! ¿Es una mujer, verdad?
Martha Phelps (Margaret Dumont): Dígame, a cuanto van a ascender sus honorarios.
Wolf J. Flywheel (Groucho Marx): A veinte mil dólares.
Martha Phelps (Margaret Dumont): ¿No le parece excesivo?
Wolf J. Flywheel (Groucho Marx): ¡Claro que sí! Sólo lo barato no resulta caro.
Martha Phelps (Margaret Dumont): Yo venía dispuesta a pagarle quinientos dólares.
Wolf J. Flywheel (Groucho Marx): Y yo estoy dispuesto a aceptarlos. ¿Cerramos el trato con un beso o con cinco dólares al contado? ¡Es costumbre de la casa!


Año: 1941. Duración: 83 minutos. País: Estados Unidos. Director: Charles Reisner. Guión: Sid Kuller, Hal Fimberg, Ray Golden. Música: Sid Kuller, Ray Golden, Hal Borne, Milton Drake, Artie Shaw. Fotografía: Charles Lawton. Actores: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Tony Martin, Virginia Grey, Margaret Dumont, Douglas Dumbrille, Virginia O'Brien, Henry Armetta.

Martha Phelps (Margaret Dumont): He contratado al señor Flywheel como vigilante.
Señor Grover (Douglas Dumbrille): Pero Martha, no necesitamos ningún vigilante… ¿Qué experiencia tiene usted en los grandes almacenes?
Wolf J. Flywheel (Groucho Marx): ¡He robado en ellos durante tres años!


Cuando un joven músico, Tommy Rogers, pretende vender su participación en la propiedad de los grandes almacenes Phelps, se desatan las intrigas de algunos de los altos ejecutivos del negocio que han amañado las cuentas de los libros de contabilidad. Tras ser agredido en los grandes almacenes, en un intento de esos mismos ejecutivos de acabar con la vida de Tommy Rogers, la encantadora viuda Martha Phelps (Margaret Dumont), contrata a detective privado Wolf J. Flywhell (Groucho Marx) y su ayudante Wacky (Harpo Marx) para que descubran a los culpables. Mientras, el amigo de Tommy, Ravelli (Chico Marx), se une a ellos, causando todos juntos un caos monumental en todas las plantas de los grandes almacenes.


Martha Phelps (Margaret Dumont): Dime querido, ¿tendremos una casa muy bonita?
Wolf J. Flywheel (Groucho Marx): ¡Claro! ¿No pensarás mudarte, verdad?
Martha Phelps (Margaret Dumont): No. Pero imagina que después de casados aparece una jovencita muy atractiva… ¡Me dejarás por ella!
Wolf J. Flywheel (Groucho Marx): ¡Tonterías! Te escribiré todas las semanas…


UNA NOCHE EN CASABLANCA (A Night in Casablanca)

Gobernador (Lewis Russell): ¡Aaaaah, monsieur! Hemos reunido el personal para que les diga lo que espera usted de ellos
Kornblow (Groucho Marx): Reúna usted a los clientes mejor para que sepan lo que espero de ellos.
Gobernador (Lewis Russell): ¡Sus clientes! ¿Qué espera usted de ellos?
Kornblow (Groucho Marx): ¡Cortesía para con los empleados! Una palabra amable será más eficaz con el botones o con la camarera que un par de copas. Claro que una palabra amable y un par de copas serán todavía más eficaces. ¡Y no digamos un par de palabras y tres copas!


Año: 1946. Duración: 85 minutos. País: Estados Unidos. Director: Archie Mayo. Guión: Joseph Fields, Roland Kibbee. Música: Werner Janssen. Fotografía: James Van Trees. Actores: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Sig Ruman, Lisette Verea, Charles Drake, Lois Collier, Dan Seymour.

Kornblow (Groucho Marx): Creo que es usted la mujer más hermosa del mundo.
Beatriz (Lisette Verea): ¿De veras?
Kornblow (Groucho Marx): ¡No, pero no me importa mentir si con ello saco algo!


Casablanca, poco después de la Segunda Guerra Mundial, un gran tesoro de joyas, oro y valiosas pinturas, procedentes de los saqueos de los nazis, ha desaparecido. El gerente del Gran Hotel ha muerto en extrañas circunstancias, y no es el primero. Para ocupar la vacante que deja, las autoridades contratan a Ronald Kornblow (Groucho Marx), que abandona de inmediato la posada que dirige en un oasis para digirirse allí. Tras su llegada, Ronald entra en contacto con Corbaccio (Chico Marx), un extraño sujeto que se dedica a estafar turistas a través de su Compañía de Camellos Amarillos, uniéndose poco después al mudo Rusty (Harpo Marx), que sirve a un despiadado nazi que intenta pasar desapercibido mientras intenta localizar el tesoro.


Kornblow (Groucho Marx): ¡Sus servicios de protección son eficaces?
Corbaccio (Chico Marx): Pero jefe, si yo soy su guardaespaldas le vigilaré como una madre a su bebé.
Kornblow (Groucho Marx): ¿Es guapa la madre?
Corbaccio (Chico Marx): ¡Y eso que más da!
Kornblow (Groucho Marx):¡Claro que da! Si la madre es guapa, yo vigilaré a la madre y usted al bebé.


AMOR EN CONSERVA (Love Happy)

Sam Grunion (Groucho Marx): ¡Me llamo Sam Grunion, detective privado para serviles! Mi lema es la discreción, conmigo ninguna se sabe. Créanme, ni siquiera pone nada… en mi tarjeta de visita. Soy el mismo Sam Grunion que resolvió el caso de estafa internacional de las minas de uranio. ¡Scotland Yard estaba hecho un lío! ¡El FBI estaba perplejo! Me llamaron a mí y resolví el caso inmediatamente… ¡Confesé!


Año: 1949. Duración: 85 minutos. País: Estados Unidos. Director: David Miller. Guión: Frank Tashlin, Mac Benoff. Música: Ann Ronell. Fotografía: William C. Mellor. Actores: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Ilona Massey, Vera-Ellen, Marion Hutton, Raymond Burr, Eric Blore, Melville Cooper, Marilyn Monroe.

Faustino (Chico Marx): ¡Eh, espere un momento! No pierda la ocasión de su vida. He oído decir que está montando un espectáculo con desconocidos, que contrata a personas de las que nadie ha oído hablar. ¡Eh, eh! Bien, pues yo soy el actor del que menos ha oído hablar la gente de todo Broadway.
Mike Johnson (Paul Valentine): ¿Cómo se llama?
Faustino (Chico Marx): ¡Faustino el Grande! Jamás oyó hablar de mí, ¿eh?
Mike Johnson (Paul Valentine): ¡No!
Faustino (Chico Marx): ¡Eeeeeh! ¿Qué le había dicho?
Mike Johnson (Paul Valentine): ¿Y que es lo que se desconoce de usted?
Faustino (Chico Marx): ¡Eh! No me gusta presumir, pero por lo que más se me desconoce es por leer el pensamiento.


El detective Sam Grunion (Groucho Marx) recibe el encargo de recuperar un valioso collar de diamantes de los Romanoff, que ha sido robado. Buscando la joya, Sam encontrará un montón de curiosos personajes, en especial un grupo de aspirantes a actores que van a representar un musical llamado "Love Happy", entre cuyos componentes están Faustino (Chico Marx) y Harpo (Harpo Marx). Esta película es recordada, sobretodo, por mostrarnos una de las primeras apariciones de Marilyn Monroe.


Sam Grunion (Groucho Marx): ¡Vamos, Mackinaw! Llegará justo a tiempo para llegar con un retraso elegante…


HISTORIA DE LA HUMANIDAD (The Story of Mankind)

Año: 1957. Duración: 100 minutos. País: Estados Unidos. Director: Irwin Allen. Guión: Irwin Allen, Charles Bennett. Música: Paul Sawtell. Fotografía: Nicholas Musuraca. Actores: Ronald Colman, Hedy Lamarr, Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Virginia Mayo, Agnes Moorehead, Vincent Price, Peter Lorre, Charles Coburn, Cedric Hardwicke, Cesar Romero, John Carradine, Dennis Hopper, Marie Wilson, Edward Everett Horton.

Aunque no es considerada propiamente como una de las películas de los Heranos Marx, la incluyo por ser la última película en la que aparecieron todos ellos, aunque por separado. Mezcla de comedia, historia y fantasía que narra principalmente un ficticio juicio celestial que se lleva a cabo contra la humanidad en el que se enfrentan como defensor el Espíritu del Hombre y como fiscal el mismísimo Diablo. El juez celestial es Sir Cedric Hardwicke y, a lo largo del filme, se relatan diversos hechos históricos de la Historia pero en tonos de farsa. Por ejemplo: Peter Lorre es Nerón, Groucho Marx es Peter Minuit, quien compró la isla de Manhattan a los indios por una ganga, Harpo Marx es Isaac Newton, Dennis Hopper es nada menos que Napoleón Bonaparte, y Chico Marx interpreta a un monje.