miércoles, 14 de enero de 2015

EL REGATEO: QUÉ ES Y ALGUNAS DE SUS TÉCNICAS

El hecho de moverme por mercadillos de antigüedades, segunda mano y ferias de reciclaje en busca de curiosidades o material diverso para mis disfraces, me ha permitido descubrir y afinar un viejo modo de comerciar que creía que ya se había olvidado hace tiempo por estas tierras… Me refiero, ¿cómo no?, al viejo arte del regateo. Interesado en el tema, finalmente me he decidido a escribir un pequeño artículo sobre ello, y algunas técnicas que empleo para regatear.



¿Qué es el regateo? El regateo es una estrategia alternativa de comercio contra el establecimiento del precio fijo de un bien, que permite pasar de un precio fijo a un precio variable. Es un proceso que generalmente se efectúa a nivel personal entre el comprador y el vendedor, a través del cual un comprador rebaja el precio de un artículo que le ofrece un vendedor, para que éste, a su vez, rebaje su oferta inicial proponiendo un nuevo precio intermedio entre su oferta inicial y la del comprador, aunque evidentemente también puede negarse a rebajar el precio del artículo. Si se accede a la negociación, este paso puede repetirse varias veces hasta llegar, o no, a un consenso entre ambos, en el que en el mejor de los casos ambos salen ganando y quedan satisfechos.

En nuestra sociedad actual, y siempre hablando de la cultura occidental, el regateo parece haber quedado relegado a mercadillos, mercados ambulantes o callejeros o ferias de segunda mano y ocasión, pero la realidad de ello va mucho más lejos, pues incluso en grandes almacenes o concesionarios es posible llegar a un acuerdo comercial mediante esta técnica, aunque evidentemente puede hacerse mucho más difícil, y a veces únicamente puede hacerse si uno habla con el encargado del establecimiento. Sea como sea, si no se intenta, uno no puede saberlo, y por intentarlo no hay nada que perder.

Pueden existir varios tipos de regateos. Uno, el más básico, es el regateo que hace hincapié en un solo artículo, en el que el comprador simplemente puede pedirle al vendedor si puede disminuir un poco el precio del objeto en cuestión o “dejárselo bien de precio”.  En los mercadillos no es extraño que, simplemente por pedirlo, te rebajen un par de euros de entrada en la compra de cualquier artículo que exceda los seis euros, por poner un ejemplo.

Otro modo de regateo es el que hace hincapié a la compra de más de un artículo, en el que se intenta reducir de precio de uno o varios objetos a medida que uno se interesa por más mercancía o compra más cosas. Es el clásico “Si me vendes uno por diez euros no me interesa, pero si me dejas los dos por quince hay trato”, que puede hacer un comprador a un comerciante, o bien el “Si me compras uno, vale diez, pero si me compras dos, te los dejo por quince”, que puede hacer un vendedor a un posible cliente. En ambos casos, es posible pasar de un regateo a otro, y la compra de varios artículos puede convertirse al final en el regateo por un simple artículo, o bien la compra de un simple artículo puede pasar a convertirse en la compra de varios de ellos. Tanto en un caso como en otro, si hay un acuerdo mutuo, se hablará de “arreglar el precio” entre comprador y vendedor.

Las técnicas del regateo pueden ser muy básicas y simples, pero hay que tener claro que para perfeccionarlas hay que aprender y, para ello, hay que regatear muchas veces, y saber ganar o perder según el caso, del mismo modo que hay que aprender cuando parar de regatear. Todo dependerá del interés que tengamos en obtener dicho objeto y de lo que verdaderamente estemos dispuestos a pagar por él. Veamos algunas de esas técnicas…


ALGUNAS TÉCNICAS DEL REGATEO

Las técnicas del regateo pueden ser múltiples y variadas, pero yo me atendré a las que he utilizado personalmente, ya sea de forma habitual u ocasional, aunque evidentemente existan muchas otras, algunas de las cuales indudablemente incluso desconoceré. Para poner algunos ejemplos, emplearé la moneda del euro, ya que esa es la moneda que utilizo en mi zona, evidentemente.
  • Antes de comprar nada, asegúrate de llevar siempre encima calderilla y billetes pequeños, antes que billetes grandes; verás que te facilitan mucho la vida a la hora de regatear. No es lo mismo regatear por ocho euros llevando un billete de cinco y tres monedas de euro en la mano, que intentar regatear hasta ocho euros llevando un billete de veinte euros en la mano. A ser posible, no dejes que se vea lo que llevas en el monedero o la billetera, y no dudes repartir el dinero entre un monedero, un bolso o los bolsillos, de modo que si buscas el dinero, parezca que apuras todo lo que tienes.
  • Cuando vayas a regatear, averigua ante todo cuando se puede regatear y cuando no. No en todos los sitios se puede regatear, evidentemente, aunque incluso en tiendas de precios establecidos a veces es posible el regateo, especialmente con electrodomésticos, vehículos y productos caros, y siempre mejor en tiendas pequeñas o familiares antes que en grandes almacenes. Si estas dispuesto a regatear en un almacén o tienda de precios establecidos, ten en cuenta que esa decisión, la de rebajar el precio de un producto o no, no cae tanto en un simple vendedor como en el encargado. De todos modos, y para ser sinceros, personalmente, el tema del regateo yo únicamente suelo emplearlo en mercadillos o ferias, aunque ocasionalmente lo he empleado en la compra de otros objetos o bienes, como puede ser el caso de mi piso, el coche o algún electrodoméstico o aparato de electrónica. En esos casos se hace más difícil, pero el cambio de precio, aunque mínimo, puede ser sustancioso.
  • Antes de comprar, compara precios en otros sitios. Intenta conocer el verdadero valor de la mercancía. Si el objeto te interesa verdaderamente pero no estás desesperado, siempre puedes arriesgarte y volver más tarde por él (a riesgo de que otra persona lo compre durante ese intervalo). Si no quieres arriesgarte, empieza a regatear con el vendedor, y si no lo ves claro, dile que te lo guarde y que te lo pensarás mientras ves otros puestos y piensas si puede interesarte o no. No dudes en presentar publicidad de otros sitios o lugares semejantes (esto suele funcionar el algunos grandes almacenes), o fotografías tomadas con el móvil o cualquier cámara digital que demuestren que puedes encontrar eso mismo o algo parecido en otro lugar, y mejor si en ellas queda claro que es un lugar cercano o reciente.
  • Pregunta el precio de un producto, y pregunta después si te lo puede dejar por otro precio mejor. Con esto siempre consigo que te rebajen unos pocos euros de entrada, aunque a veces también hace más difícil el regateo posterior.
  • Si encuentras una mercancía que te interesa, intenta mirar antes otras mercancías que sean semejantes sin indicar cual es la que verdaderamente te interesa y pregunta el precio de ellas utilizándolas como cebo. Una vez que preguntes por un artículo cebo, intenta bajar el precio a ese artículo y pon cara de estar interesado pero de no querer pagar más de lo que vale. Cuando veas que el precio de ése ya baja más, vete a por otra o a por el que de verdad te interesa. Con el umbral de precios ya bajo, el vendedor difícilmente te volverá a dar un precio de salida alto y es entonces cuando ya podrás regatear con un margen más cómodo. Ten paciencia en el regateo, ya que a veces puede ser largo y llevar varios minutos. Empieza a regatear, y a medida que baje el precio de una u otra mercancía, lánzate a por la que te realmente te interesa diciendo que comprarás ésa si te la baja más de precio ya que las otras te parecen demasiado caras, o si realmente crees que el objeto es de mejor calidad que lo que has mirado previamente, dile que le comprarás ése objeto si te lo vende al mismo precio que te ha ofrecido en su última oferta. Insisto, no dejes demasiado claro que producto te interesa de entrada; demuestra sólo que te interesa cuando el comerciante empiece a negociar el precio, bajándolo para acercarse más a tu oferta inicial. Hazle entender entonces que es posible negociar de verdad.
  • Haz tu primera oferta siempre tirando bajo, pero sin pasarte, ya que el comerciante tampoco es tonto, y si de entrada considera que tu oferta es estúpida, ni siquiera se molestará en negociar. Si el comerciante te da un precio de entrada, pon un precio de salida que siempre sea aproximadamente la cuarta parte de lo que te dicen –o lo que es lo mismo, la mitad de la mitad de lo que te dicen. Si te piden cuarenta euros por una cosa, pon sólo diez para empezar la negociación. Cuando un vendedor te ofrezca un precio que verdaderamente te gusta, compra. No le presiones más, o no mucho más, o puedes arruinar toda la negociación.
  • Se justo con el trato; ambos debéis salir ganando. No intentes regatear más allá de lo que no consideras justo sólo para sentir que sales ganando, ni mucho menos engañar o tomar el pelo al vendedor, porque no es tonto. Un buen negocio es aquel en el que ambos, tanto vendedor como comprador sienten que han hecho un buen negocio, aunque uno rebaje el precio de su producto, y el otro pague más de lo que ofrecía inicialmente.
  • Si vas en pareja o un grupo, llega a un acuerdo con tus acompañantes para que, cuando vayáis a discutir un precio con el vendedor, uno se pueda mostrar interesado en un objeto y el otro no, haciendo el papel de abogado del diablo, buscando sólo defectos y pegas al objeto en cuestión (ya sea su calidad, su precio, su utilidad, etc.). Si ambos estáis interesados, no dejéis que se note; uno debe mostrar estar interesado por el producto, para que al vendedor le quede claro que puede hacer negocio, y el otro debe insistir en que no es una buena compra porque es demasiado caro o la calidad no le parece bastante buena, reduciendo el precio del producto, de modo que el vendedor lo vaya reduciendo también para no perder al posible comprador.
  • Cuando negocies un precio que consideres definitivo, no dudes en hacérselo saber al vendedor y, si puedes, pon el dinero que ofreces en la mano del mismo, diciéndole que eso es lo que ofreces y que es la última oferta. Aunque el vendedor puede perfectamente rechazar el dinero, viéndolo ya en su mano se mostrará más reticente en soltarlo. Entonces se puede cerrar el trato o intentar hacer un último regateo desesperado por parte de uno y otro, antes de cerrar el trato definitivamente o dejarlo ya por imposible.
  • Finalmente, se humilde con el trato. Intenta ser cortés y educado en todo momento con el vendedor, pero mantente firme y serio con tu regateo. Intenta mantener una actitud serena y fría. El vendedor puede hacerse la víctima y decir que pierde, pero no cerraría un trato contigo si verdaderamente fuese así. Si al final crees que has hecho un buen trato, se agradecido también con el vendedor y hazle saber que has hecho un buen trato, pero dejando claro que ambos habéis salido ganando, y que si continuáis haciendo tratos así, quizás vuelvas a hacer tratos con él en un futuro.

Por lo demás, si cualquiera que lea este artículo se anima a darme otros consejos e ideas sobre el regateo, no dude que lo escucharé, pues nunca está de más en estos casos.

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