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Cuando
tenemos un importante excedente de verduras, hortalizas o las vainas verdes de
ciertas legumbres, o bien cuando éstas amenazan con estropearse o han empezado a
hacerlo ya, es buena idea ponerse manos a la obra y dedicarse a trocearlo todo,
o al menos aquellas partes aprovechables de las mismas, para congelarlas y
utilizarlas en un futuro. Ello no sólo es un buen método de aprovechar la
comida que de otro modo desecharíamos, sino que también puede suponer una buena
inyección económica, al permitirnos ahorrar algo de dinero, y, sobretodo, un
ahorro de tiempo cuando cocinemos platos que utilicen esas verduras, hortalizas
o legumbres como ingredientes, ya que los tendremos disponibles y listos para
cocinar de inmediato.
Lo
ideal, a la hora de congelar las verduras frescas es trocearlas, lavarlas a
conciencia, escurrirlas bien, y guardarlas en cajas de almacenaje o bolsas transparentes
o semitransparentes que nos permitan adivinar su contenido con un simple
vistazo, o en caso contrario, utilizar un buen etiquetado. Pimientos, cebolla,
apio, puerros, ajos, berenjena, calabaza, col, brócoli, coliflor, zanahoria,
vainas de judías o habas tiernas y verdes... Todo ello es susceptible de ser
troceado y congelado, y lo mismo podemos hacer con ciertas plantas aromáticas,
como pueden ser el perejil, el orégano o la albahaca.
Una
buena idea es aprovechar parte de las verduras, hortalizas y legumbres que de
otro modo desaprovecharíamos, ya que, por ejemplo, de las cebollas, puerros o
ajos podemos aprovechar tanto sus bulbos como sus hojas verdes, o de las judías
y habas verdes, sus vainas si éstas están tiernas. Así, cuando utilizamos
cebollas, pongamos por caso, podríamos trocear sus hojas verdes y congelarlas
para, en un futuro, emplear las mismas en otro plato, como puede ser una sopa
de verduras o una buena salsa para macarrones, y si cocinamos habas con
chorizo, podríamos aprovechar las vainas para hacer un buen guisado.
Las
verduras y las hortalizas troceadas son ideales para elaborar un plato
sencillo y sano, herviéndolas solas con un poco de sal y aceite –como puede ser el caso de las
cebollas, col, brócoli, coliflor o calabaza-, como condimento de diversas
salsas –como los pimientos, cebollas, apio, puerros o berenjenas-, o como
acompañamiento para platos como tortitas, fajitas, kebabs o dürüms hechos en
casa.
Éste es un buen modo de sacar partido a tu congelador.
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