sábado, 6 de enero de 2018

NOCHE DE REYES


¡Vaya noche! Esta madrugada, mientras dormía plácidamente en mi cama después de prácticamente tres días sin descansar en el trabajo, me he despertado de repente a causa de un ligero ruido. Efectivamente, he entreabierto los ojos, y aguzando el oído me ha parecido escuchar de nuevo unos leves susurros así como el sonido de papeles removiéndose, provenientes del comedor.

Levantándome de puntillas, muy, muy silenciosamente, me he dirigido hacía allí y me he sorprendido al descubrir a tres tipos disfrazados de Reyes Magos intentándose llevar los regalos que tenía apilados a los pies del árbol de Navidad del comedor. Por un momento me ha entrado pánico, pero viendo que no se han percatado de mi presencia he respirado hondo y, conservando la sangre y mente frías, me he dirigido suavemente hasta la cocina, cogiendo el cuchillo más grande del cajón de enseres y, volviendo de nuevo al comedor he sorprendido a esos tipos por la espalda mientras estaban removiendo los paquetes que llevaban en un enorme fardo, y los he eliminado tan hábilmente como he podido. No ha sido rápido, no. No ha sido tan rápido como en las películas. Como no tengo demasiada experiencia con los cuchillos, la pelea ha sido más larga de lo que me esperaba y me ha costado acabar con ellos. ¡Cómo se han resistido, los muy cabrones! Golpeándome con sus puños, intentando defenderse, dándome patadas... ¡Uno incluso me ha mordido! Pero finalmente el cuchillo se ha impuesto sobre los golpes y he vencido.

¡El suelo ha quedado hecho un asco! ¡Cuánta sangre! Nunca lo hubiese imaginado... He pensado a toda prisa. He cogido un par de mantas y un saco de dormir y he envuelto sus cuerpos con ellos. Después, tan veloz como he podido, he fregado el suelo del comedor hasta dejarlo impoluto. Luego he cargado los cuerpos hasta la camioneta y los he llevado lejos de casa, a algo más de media hora de camino para arrojarlos dentro de un pozo vacío de cierto solar abandonado que sé que dentro de un par de días van a rellenar de cemento. He lanzado los cuerpos al fondo y he arrojado algo de tierra y algunas rocas sobre ellos y he regresado a casa mucho más tranquilo.

Al llegar a casa he comprobado el comedor de nuevo, el suelo brillante y limpio. Ninguna mancha de sangre en la pared ni sobre el papel de los regalos y paquetes apilados bajo el árbol de Navidad. Aunque ahora que lo pienso... realmente no recuerdo haber puesto ahí todo ese montón de paquetes... Juraría que ayer noche, cuando me acosté, no había nada debajo el árbol... ¡Oh, demonios! No recuerdo, demasiado trabajo, necesito descansar, ha sido una noche muy dura...

2 comentarios:

  1. "Al llegar ha casa he comprobado " !!!! això no es pot supurtaaarrr, fluorescente con luz potente

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