Originalmente titulado "Donald Duck in Nutzi Land", "Der Fueherer's Face" fue dirigido por Jack Kinney, con un guión de Joe Grant y Dick Huemer, y música de Oliver Wallace, este pequeño cortometraje en clave de comedia y de sátira nos muestra a un infeliz y apático Pato Donald viviendo en misterioso lugar llamado "Nutzi Land" (que podría traducirse como "País de los chiflados"), que pronunciado en inglés suena como "Naziland" o "País de los nazis".
A continuación os dejo un par de links del cortometraje mencionado con sus correspondientes subtítulos en castellano (recordad que haciendo un doble click los podréis ver a pantalla completa):
Lo que sigue a continuación es una breve explicación del argumento de la historia, o sea que si no queréis destripar el contenido del cortometraje, os aconsejo que primero lo veáis con vuestros propios ojos, antes de leer esto:
La historia comienza con la aparición de una estrafalaria banda de música formada por cinco individuos: el primero de ellos, que abre la marcha tocando el trombón es una caricatura de Joseph Goebbels; va seguido de anónimo soldado que toca el tambor, tras el cual aparece un caricaturizado Hideki Tōjō tocando la tuba, seguido de Hermann Wilhelm Göring con la flauta travesera y Benito Mussolini tocando el bombo y cerrando la marcha. La banda empieza a tocar una canción en las que muestran su devoción por el fuhrer y su escaso criterio al confiar en las palabras de éste y algunos de sus partidarios, sin dudar de sus más absurdas promesas. Las svásticas aparecen por dóquier: en los instrumentos musicales, en un parche en la posadera de los pantalones de Göring, a arbustos y árboles con forma de svástica, las aspas de un molino, los postes eléctricos, las cercas, los relojes, el papel de pared, los tiradores de cortina, los guardapolvos, un biombo...
El estruendo de la música despierta a Donald, pero en tanto éste no sale de su cama, destrozando tanto un despertador como un reloj de cuco donde el cuco aparece caricaturizado como el mísmisimo Hitler, recibiendo un zapatazo en todo el rostro; finalmente, sin embargo, aparece una bayoneta que le da un pichazo para despertar a Donald de una vez. Así, Donald saluda con un "Heil" los retratos de Hitler, al emperador Hirohito y a Mussolini. Posteriormente se ve a Donald vestido con uniforme militar, desayunando una infusión de café hecha con un solo grano que guarda en una caja fuerte, un aerosol con sabor a huevos con beacon y un trozo de pan tan duro que hay que cortarlo con un serrucho y que apenas se puede comer. Esta escena se refiere al racionamiento y privaciones causadas en Alemania por la guerra. Mientras aún está comiendo, le ponen un ejemplar del Mein Kampf delante, para, a continuación, llevarlo a trabajar a una fábrica de municiones donde debe atornillar la espoleta de proyectiles de obús y balas de diversos tamaños. Algunas espoletas traen atadas pequeñas fotos de Hitler, así que Donald tiene que saludar con la palabra "Heil" a cada fotografía. El único descanso de Donald es tener que hacer unas breves vacaciones sin paga frente a un paisaje pintado de los Alpes dentro de la misma fábrica. A continuación aumenta la rapidez de su trabajo a niveles insoportables, con proyectiles cada vez mayores en tamaño, donde debe seguir saludando con un "Heil" a cada retrado de Hitler, hasta que Donald enloquece debido a la gran cantidad de trabajo que se ve obligado a realizar.
A partir de aquí aparece una gran cantidad de alucinaciones dignas del film "Fantasía", con misiles en forma de serpiente, misiles con rostros (alguno caricaturizando al mismo Hitler), misiles volando como aviones, misiles tocando música como una banda musical, etc. Finalmente, tras una tremenda explosión, Donald despierta en su dormitorio vestido con un pijama hecho de las barras y estrellas de la bandera estadounidense, y tras un tremendo susto al contemplar una sombra que parece saludar al fuhrer, descubre que ésta pertenece a una pequeña figurilla de la Estatua de la Libertad que tiene en el alfeizar de la ventana. Al descubrir que todo ha sido un sueño, Donald se acerca a la estatua y acaba abrazándola con alegría, sintiéndose orgulloso de ser un ciudadano de los Estados Unidos de América. En la escena final aparece una caricatura del rostro de Hitler, a la cual lanzan un tomate mientras se escucha la letra del tema musical mientras dice "... en el rostro del fuhrer", mostrando lo que piensan los autores del mismo. La salsa de tomate cayendo forma las palabras "The End".
Interesantísimo corto que desconocía. Interesante en tanto que denuncia, aunque el desmesurado patriotismo yankee me parece igual de reprobable que el fanatismo nazi (me refiero al sentimiento en sí, no al objeto de dicho sentimiento, por supuesto). ¿Había huevos para hacerlo en 2012 o nos hemos vuelto gilipollas con la correción política?
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