¡Saludos, alma atormentada!
No quería dejar que el día de hoy pasara sin traerte un detalle que sin duda me agradecerás.
Te he traído un libro... Un libro especial. Mira su oscura y enmohecida portada.
Es, sin duda, un libro que será de tu interés...
¡Tú, que rehuyes las vulgares lecturas que devoran las masas! ¡Tú, que prefieres buscar y mirar en desgastados y roídos volúmenes añejos que esconden oscuros secretos y olvidados pasajes que se refieren a extrañas criaturas sin nombre! ¡Tú, que buscas saberes prohibidos en extraños grimorios condenados!
Te he traído este libro, que sin duda entenderás que es único...
Toma... ábrelo.. hojéalo... pasa tus manos sobre las cuadernas de su portada de cuarteada piel... siente el olor del moho negro y húmedo que ha sido incapaz de destrozar sus hojas...
Lee este libro, y con tu mirada, deja que él te lea...
Sí, sí, ves leyendo, mira sus dibujos, ves pasando las páginas. ¿Extraños símbolos, verdad? Y sin embargo, cuando tus ojos se posan en ellos, algo escondido dentro de tu cerebro parece comprender. ¿No es cierto?
¿Ves? ¿Lo sientes? A medida que pasas las páginas él te observa y te lee, del mismo modo que tú haces con él...
No está vivo, pero tampoco está muerto... ¡No! ¡No es un libro corriente! ¡Sin duda no lo es!
¿Qué me dices? ¿Que ya no puedes apartar la mirada de sus extraños símbolos y sus tortuosos dibujos?
¡Oh, sí, lo sé, lo sé! A los otros les sucedió lo mismo...
Sí, sí, los otros... a los otros a los cuales les entregué el libro antes que tú...
¿Como? ¿Qué si yo he leído el libro?
¡NO!
¡No, jamás! Ni se me ocurriría. Es peligroso entretenerse en la observación de sus páginas. Hacerlo sería cosa de locos... porque este libro es una trampa. Y a medida que tú lees en él, él te roba el alma...
¿No lo sientes? ¿No lo sientes ya ahora? ¿No sientes como algo dentro de ti se desvanece? ¿Como tu mismo cuerpo se va volviendo etéreo a medida que las hojas del libro ya pasan solas ante tu mirada?
El libro te está robando de la existencia... Tú estás pasando a formar parte del libro. Y para cuando acabe contigo, el libro ya tendrá una nueva página...
¡Oh, ¿qué veo?! ¡Ya desapareciste! ¡Estoy hablando con nada!
Donde te sentabas, ávido lector, tan sólo queda un vacío, y ya no queda nada.
Ahora, por fin, con una nueva alma en sus hojas atrapada, ya puedo cerrar la portada.
¡FELIZ SANT JORDI!
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