martes, 7 de mayo de 2013

CAOS EN MI CORAZÓN


Como aquel medallón que me regaló un amigo, con el símbolo del caos grabado en él, siento el caos en mi corazón.


Tengo el alma dividida, presa de múltiples sentimientos y emociones; mi alma fragmentada ahora reposa en el poder de mi puño, y no me siento perdido, pues sé que en mi mano está la salvación. Aunque rota, mi alma no está perdida, y siento sus fragmentos cálidos y vivos palpitando al ritmo de mi corazón.

¡He aquí un retazo de alegría, he aquí una pizca de melancolía y algunos trozos de soledad! Hay pedazos de buenos y felices recuerdos, el llanto de una ruptura, y la fugaz visión de lo que fui. La tristeza de un sueño no alcanzado, y la esperanza de que todo lo que acaba sucediendo en un momento es para mejorar. La melancolía por tierras y mundos inexistentes que sin embargo soy capaz de alcanzar con mi imaginación.

Cierro el puño, y los fragmentos no se juntan. Abro el puño, y los fragmentos no se escapan. Permanecen en mi palma abierta. Me cuesta ser el dueño de mi propio espíritu, pero soy el dueño de mi corazón. Sólo me falta el elixir curativo que una esos pedazos rotos y fusionen mi alma en un solo ser.

Hoy me siento dividido por un espíritu joven que me cautiva, dividido por la gente de una antigua tierra pantanosa que me llama, dividido por las palabras y  la mirada de una vieja amiga, dividido por el amor al arte y las letras para las que vivo, dividido por el recuerdo de una amada nunca del todo olvidada, dividido por las personas de una tierra arrasada por el viento que me ofrecen un sitio entre juegos y batallas, dividido por el deseo de una amiga reencontrada, dividido por la rabia y el orgullo del guerrero... ¡Son éstas las ocho puntas de la estrella! ¡Es el caos y es la nada! Porciones y astillas de un cristal etéreo que combina los colores de un arco iris espiritual. ¡Así es mi alma fragmentada!

¿Como se unen los fragmentos? ¿Como se forma un ser completo en el que no haya ni una sola fisura? Nadie es perfecto, todos tenemos heridas. Soy tan sólo un hombre que busca unir las piezas de este espíritu malherido, cuyas cicatrices ahora sé que apenas empiezan a cerrarse.

Cuando esté completo, exhibiré de nuevo con orgullo las marcas, cicatrices y heridas que me ha dejado la vida y que de algún modo, como los anillos de los árboles, explican mi historia.

¡Hay caos en mi corazón, de sentimientos, emociones y vida!


A Pasku, el amigo que me regaló el medallón...

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