A
principios de este año -2016, para más señas- decidí que quería
autorregalarme algo, y regalar por regalar, opté por premiarme con unas vacaciones y, ya puestos,
hacerlo en una fecha clara y bien determinada: el 21 de febrero, el día de mi
cumpleaños. ¿Qué mejor modo, sino, de celebrarlo?
La
verdad es que desde principios de diciembre del año pasado las cosas en
el trabajo fueron algo de locos, un sin parar, y sé que días más duros
me esperarán cuando regrese, pero ahora, en estas
vacaciones, o mejor debería decir descanso, que me he tomado, éste es mi momento y éste es mi
tiempo, y no voy a malgastarlo con más preocupaciones. La vida es corta y
hay que vivirla, y en estos momentos no deseo otra cosa que tener
tiempo para mí mismo y compartirlo con la persona y el lugar
adecuados...
Han sido días de naturaleza, de visitar
lugares apartados y salvajes, de disfrutar de la soledad en compañía de
mi persona amada, y de retomar el contacto con la vida. Una estancia
entre pequeñas calas, las tierras del Delta de l’Ebre, las montañas de
Prades, del Montmell-Marmellar y el Parc Natural del Garraf, visitando
viejos jardines, casas y castillos monumentales, ruinas y pueblos
abandonados, y fotografiando todo tipo de paisajes y fauna salvaje que
se cruzaba en nuestro camino, llegándonos a topar incluso con algunas
ardillas rojas y algunos zorros.
De vuelta a casa, y
deshaciendo aún parte del equipaje, la verdad es que quisiera poder
disfrutar de estos días que aún me quedan leyendo cómics retrasados y algún libro,
escribir algunos artículos para mi blog –que por falta de tiempo,
últimamente tengo bastante abandonado-, ordenar y retocar fotografías varias, y, de
sobrarme tiempo, realizar aún alguna que otra visita extra a uno u otro lado, y
preparar algo de atrezzo y disfraces extras... En definitiva, vivir y exprimir al máximo mi tiempo,
sin olvidar de ningún modo el merecido descanso que hacía ya semanas que necesitaba. ¡Oh, benditas
siestas!
Hace pocos días celebré mi cumpleaños, y 45 tacos no son
cosa de broma: un recuerdo de que muy bien podría hallarme en mitad de
mi propia vida, ¡aunque con la vida nunca se sabe! Pero un recuerdo, eso
sí, de que la vida está ahí para ser vivida, de que no podemos ni
debemos ser esclavos de nadie, y que si en alguna ocasión estamos presos de un trabajo,
una persona o una situación que nos aterra o molesta, siempre tenemos la oportunidad de
tomar un nuevo rumbo, mientras tengamos el valor para hacerlo, claro. No todo el mundo es capaz de ello... Demasiada gente prefiere vivir en una situación mala o mediocre que vivir en la incertidumbre de un futuro sin definir, por simple miedo a lo desconocido.
Yo prefiero mirar a la vida, y correr algún riesgo.
En este post lo has vuelto a clavar: " Demasiada gente prefiere vivir en una situación mala o mediocre que vivir en la incertidumbre de un futuro sin definir, por simple miedo a lo desconocido."
ResponderEliminarPienso que la gente simplemente va pasando dias. Lo que le ocurre es más por azar que porque realmente lo está buscando. No se paran a analizar que les pasa y porque no funciona. Y si pueden hacer alguna cosa para arreglar su mala suerte. No no, eso no... simplemente pasan los dias y lo asumen. Deberian darse cuenta de que solo tenemos una vida. Es triste que la malgastemos.