jueves, 3 de diciembre de 2015

DOS AÑOS DESDE QUE TE CONOCÍ...



Dos años desde que te conocí, y aquí estoy hoy, quizás en la que es la mejor etapa de mi vida. En el camino, mucho es lo que he vivido y mucho es lo que he aprendido, ya sea a base de penas y alegrías, y de múltiples caídas de las que tuve que aprender a levantarme con más fuerza y vigor, agradeciendo de ello la experiencia que me otorgó.

Debo decir aquí, que antes de haberte amado como aún a día de hoy lo hago, tuve antes que aprender a vivir solo, y en esa soledad, aprender a respetarme y amarme a mí mismo, y llenar mi vida, que a momentos sentí vacía, de mi mismo. Llenar mi vida de mi propio yo, descubriendo que puedo ser feliz viviendo solo. Y únicamente cuando aprendí a vivir solo, valorando mi propia vida por lo que es, descubriéndome a mí mismo, pude amar de nuevo.

Y fue entonces, llegado ese momento -¡Justo ese momento!-, cuando apareciste tú en mi vida.

Hoy hace dos años desde que te conocí, y sin saberlo, ese día, mi vida iba a dar un nuevo vuelco, poniendo de nuevo mi mundo patas arriba, revolucionando mis feromonas y mi cerebro, haciendo que de nuevo mi corazón cantase, y que descubriese que aún amando podía continuar siendo yo mismo.


Dos años desde que te conocí, y día a día has permitido que continúe siendo yo mismo, siendo el que soy. Nunca has pretendido cambiarme, permitiendo que continúe viviendo mis sueños y, sorprendentemente, permitiendo que juntos creásemos nuevos sueños compartidos. Quiero creer que en eso, yo me he parecido a ti...

Al principio tuvimos nuestros miedos y nuestras dudas, lo recuerdo muy bien, pero luchamos contra todos nuestros temores, y una vez vencidos ante nosotros se extendían las llanuras de un nuevo mundo por descubrir. Y dos años después, junto a ti, aún estoy descubriendo esas nuevas tierras inexploradas que me ofreciste al abrirme tu corazón.

Me has permitido mantener mi independencia totalmente, y por eso creo que te entregué mi corazón, precisamente porque creo que nunca quisiste hacer que mi corazón fuera tuyo, exclusivamente tuyo, sino que permitiste que fuera libre, me diste la libertad de ser yo mismo, y así decidí quedarme a tu lado hasta el día de hoy, porque hacerlo así me resultó lo más natural del mundo. Te amo porque tu amor nunca fue posesivo, te amo porque tú misma no me perteneces, porque, como yo, eres libre.

Hoy hace dos años desde que te conocí, y quiero agradecerte que desde ese primer día en que nuestras miradas se cruzaron por primera vez me dieras el mejor de todos los regalos: el hecho de permitirme ser yo mismo.


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