domingo, 4 de octubre de 2015

III FIRA STEAMPUNK DE BARCELONA (III FERIA STEAMPUNK DE BARCELONA)

¡Ayer, por fin, llegó ese día tan esperado del año que he estado aguardando tanto! Ese momento en que uno puede reencontrarse con un espacio dedicado a la imaginación, un lugar donde lo imposible se convierte en una posibilidad, y donde la creatividad se junta con la ilusión de un mundo mezcla de romanticismo, aventura, ciencia y, ¿porqué no?, algo de magia. Ayer, ¡por fin!, acompañado de mi pareja, pude asistir a un nuevo encuentro steampunk. Los días 3 y 4 de octubre, en les Cotxeres de Sants de Barcelona, hallaremos una agenda cargada y repleta de actividades, sombreros, bigotes, inventos estrafalarios, osados exploradores, villanos folletinescos, damas de vistosidad inconcebible, duelos de armas y de té, y multitud de artesanos de manos tan habilidosas como extraordinarias son sus creaciones. Esto es, señoras y señores, la ¡III Fira Steampunk de Barcelona!


Diario de bitácora, 3 de octubre de 2015. Ayer, después de la larga visita nocturna, de la Cerimònia del Foc de Girona a través del Barri Antic de Girona, rodeados de llamas y extraños artilugios que semejaban un extraño preámbulo de lo sería el día de hoy, mi pareja y yo nos acostamos dispuestos a pegarnos un enorme madrugón para, al día siguiente (esto es, hoy), dar un enorme salto temporal y retroceder en el tiempo para viajar hasta una Barcelona imposible, que no fue pero pudo haber sido. Hablo, ¿cómo no?, de la III Fira Steampunk de Barcelona, el encuentro retrofuturista barcelonés que nació hace tiempo en motivo la EuroSteamCon, pero que va algo más lejos.


¡Bien! El caso es que después de un enorme madrugón para preparar e improvisar a toda prisa alguna cosa con el vestuario y los bártulos y cachivaches que obran en nuestro poder, cogimos el coche y, después de la larga aventura deambulando por Barcelona buscando el lugar del evento (¡Malditas calles unidireccionales!), aparcamiento (¡Malditos aparcamientos!) y, algo más tarde, tras una entrada fugaz en la feria, una larga espera en un restaurante de la zona (¡Cincuenta minutos para una hamburguesa nos parece demasiado!), por fin pudimos lanzarnos de lleno al interior de la feria steampunk para visitar, ver, explorar, maravillarnos, sobresaturar nuestros sentidos, fotografiar, ser fotografiados, saludar viejas caras conocidas, disfrutar, inspirarnos y soñar.


No hay duda, que cuando hablamos de encuentros steampunk, uno no habla sólo del steampunk como género literario, que es aquello que fue en sus inicios, sino de la explosión creativa que vino después. El steampunk se ha convertido una fuerza creadora que si bien se halla enmarcada en cierto estilo retrofuturista de aires victorianos, aunque en la actualidad ha ido mucho más allá, da una enorme libertad a la hora de crear nuevos estilos, diseños de vestuario, joyería, caracterizaciones y personalidad.


En este tipo de eventos, uno puede esperar encontrarse un poco de todo: científicos excéntricos, damas de alta alcurnia, artesanos de manos febriles, villanos aspiradores a amo del mundo, mujeres exploradoras e intrépidas adelantadas a su época, caballeros de buenas maneras habilidosos con las armas, practicantes de ciencias ocultas y algunos monstruos de folletín, soldados veteranos de mil batallas aéreas y piratas del aire, cuando no directamente viajeros del tiempo o personajes surgidos de los cuentos más clásicos.


Y toda esa creatividad se une, para formar un universo singular donde los artesanos a menudo se confunden con los propios participantes, y los participantes a menudo se convierten en los propios artesanos y creadores, cuando menos, de parte de su propia caracterización.


Lo cierto es que creo que si el steampunk se caracteriza por algo, es por esa capacidad de meter dentro de uno la inquietud creativa latente que creo que todos llevamos dentro. Uno puede resistirse, pero cuando asistes a un evento steampunk, y hablas con una y otra persona, ves sus creaciones, compartes tus experiencias y observas los pequeños detalles y juegos que pueden hacerse con distintos materiales, ya sea para crear vestuario, inventos o simple atrezzo, los espíritus inquietos de la creatividad y la imaginación empiezan a hacer mella en uno, empujándolo al deseo de crear sus propias cosas; no en vano este movimiento ha acabado ligado, en cierto modo, a la filosofía del “Hazlo tú mismo”.


Pero más allá de ese mundo del “Hazlo tú mismo” o “Háztelo tú mismo”, este movimiento ha creado a auténticos artesanos: unos especializados en trajes y vestidos, otros en zapatería, unos en cuero y piel, otros en creaciones de atrezzo, goggles, armas imposibles, máscaras, diarios, anillos, joyería, bisutería, pastelería... ¡No hay más límites que aquellos que ponen la realidad y la imaginación!


Así, en esta feria, uno podrá disfrutar de diversos tenderetes expositores de artesanos, escritores, modistas, ilustradores, orfebres, escultores, modelistas, músicos y más. Y por supuesto, también hallarán espacio para aquellas tiendas capaces de ofrecernos verdadera literatura steampunk, juegos de época y algo de merchadising, que también lo hay.

¿Pero que es una feria de estas características sin un conjunto de actividades singular?


Si algo da vida a este tipo de encuentros, aparte de la gente que asiste, es el conjunto de pequeñas actividades o eventos ofrecidos por la misma organización, los voluntarios y algunos espontáneos. ¡Y actividades no faltan! ¡Duelos de rayguns para los más osados! ¡Duelos de té para los más refinados! ¡Concurso de villanos aspirantes a conquistador del mundo! ¡Espectáculos musicales y de danza en directo! ¡Presentaciones de libros y novelas! ¡Tertulias y mesas redondas para los más sesudos! ¡Exposiciones y talleres de juego! ¡Fotografía


Y por supuesto, la actividad más constante del día y que no sale reflejada en ningún programa: las conversaciones espontáneas, los rápidos saludos y los diálogos relámpagos (no por falta de ganas, sino de tiempo), el espacio para poder compartir unas pocas palabras con caras conocidas y caras nuevas, y, de muchos casos, el intercambio de ideas.


Diario de bitácora, 4 de octubre de 2015. En definitiva, y esto ya a modo de título personal, el día de ayer fue un gran día, aunque también me llegó a resultar estresante. ¡Tanto que ver y tan poco tiempo! La falta de sueño y el cansancio de días anteriores hicieron mella en mí al disponer, por fin, de algo de relax (eso es, después de haber ido deambulando de un lado a otro de Barcelona), y no tenía las neuronas especialmente encendidas ni inspiradas. A pesar de ello, pude disfrutar enormemente de este evento, alegrándome de reencontrarme con toda esa gente con la que me hubiera gustado poder compartir un momento con más calma.


Me faltó tiempo, para visitar cada tenderete, cada exposición, y sobretodo, poder fotografiar cada detalle que llamó mi atención, y que hubiera querido dejar reflejado aquí. El movimiento de personajes era constante y fluido, las idas y venidas, continuas. Fue, en parte, un evento sobrestimulante que en algunos momentos llegó a embotarme los sentidos... pero no hay duda de que el año que viene repetiré.















1 comentario:

  1. Hace tiempo que ardo en deseos de visitar este evento,imagino que estar alli debe ser como viajar a un universo alternativo,me fascina todo lo que tenga que ver con el steampunk y espero poder asistir a este evento en un futuro no muy lejado....muy buena entrada,leerla ha sido como estar alli en vivo y en directo

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