martes, 5 de marzo de 2019

Microrrelato: EL TÍTERE

Texto: Joan Ramon Santasusana Gallardo.


Únicamente quería dormir. ¡Sólo dormir! Hacía tanto tiempo que no descansaba. ¡Demasiado! No debí coger el coche aquella noche. El sueño, el cansancio, los reflejos... ¡La oscuridad! Con tan poca visibilidad y mi atención tan menguada, es natural que no viera aparecer de repente aquella figura desnuda en el estrecho arcén de aquella carretera tan poco transitada. No pude reaccionar. Lo arrollé, le pasé por encima, y sentí como la arrastré durante unos pocos metros a lo largo de mi abrupta frenada. Definitivamente no debí coger el coche aquella noche, no. Tras unos instantes de duda (¿Debía huir? ¿Estaba vivo?), puse las luces de posición y salí para ver aquel cuerpo destrozado que había dejado un par de metros más atrás. Algo no encajaba... aquello, aquel hombre, aquella cosa aplastada, tenía sus miembros anormalmente retorcidos, flácidos, casi como si no tuviera huesos, como si fuese únicamente algo hecho de goma o gelatina. Y aquellas manos y aquellos pies tenían unos dedos... demasiados dedos. ¡Demasiados! Y entonces aquella grotesca cabeza calva se giró para mostrarme su único gran ojo central enmarcado dentro de un extraño rostro carente de orejas y adornado con una gran boca en forma de estrella de mar. Lo escuché en mi mente: “Ahora... eres... mío”. Únicamente quería dormir. ¡Sólo dormir! Y desde entonces ya no ha dormido y sé que ya no dormiré jamás, siendo como soy, ahora y para siempre, su esclavo, un títere que le sirve para la eternidad.

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