A partir del 1 de julio de 2015, a las 00:00 horas, la Ley Mordaza ha entrado en vigor en España, dando así, nuevamente, unos cuantos pasos hacia atrás en todo lo relativo al progreso hacia la libertad y la democracia (palabra, ésta última, que ha perdido el sentido de su significado en los tiempos en que vivimos), y realizando varios pasos hacia adelante en lo que a gilipollismo político y social se refiere. Y es que si alguna vez una palabra tan castiza como “gilipollas” nos vino bien, no hay duda que ha resultado ser en estos tiempos.
Durante estos últimos años, en este país, hemos visto como nuestros propios derechos y libertades se han ido recortando poco a poco por esa clase de políticos de mierda que, en porcentajes cada vez mayores, se van descubriendo como corruptos, protegiéndose en estos casos unos a otros como pueden, ya que la caída de uno puede significar la caída de muchos más. Y aunque evidentemente en muchos de los presuntos casos de corrupción que actualmente se han desvelado –que más que presuntos, están cantados- la mayoría de los corruptos han tenido tiempo de esconder los trapos sucios que los incriminaban y salvar su culo ante la lentitud de la justicia, no siempre han logrado salirse con las suya. Pero es evidente que cuando se habla de corrupción no se habla de casos aliados, ya que la corrupción, como la misma palabra indica, implica precisamente algo que se extiende y no se puede parar si no se corta desde todas sus fuentes por lo sano. Y éste es ha sido un país de corruptos desde tiempo atrás, y de ello muchos se aprovechan, y muchos otros que ven y saben, simplemente callan por miedo -miedo a perder su puesto de trabajo, miedo por estar metidos dentro de una trama, miedo a hablar simplemente por no conocer las consecuencias de a donde puede llevarle todo ello-. El silencio y el miedo siempre ha sido la mejor arma de los corruptos
Y sí, durante este tiempo muchos derechos y libertades han sido recortados. Se ha impuesto de nuevo la amenaza del miedo sobre el pueblo –la represión del castigo-, y se han ido tejiendo nuevas leyes para acallarlo y lograr su silencio ante las injusticias que estamos viviendo, producto, en muchos casos, de la crisis derivada de la actividad deshonrosa de los empresarios y la banca en la gran estafa inmobiliaria, o los negocios de los oligopolios energéticos españoles. Todo va en un pack, todo va unido.
Y es que a día de hoy, por suerte, no todos los derechos han podido ser recortados, y no porque el actual gobierno no lo intentase. Presentaron un recurso contra la ley que permite el matrimonio homosexual en España ante el Tribunal Constitucional con la intención de abolirlo, presentaron la reforma de la ley del aborto, totalmente constrictiva y degradante para las mujeres, y luchan a toda costa contra la autodeterminación de un pueblo, ignorando, antes que dialogar o preguntarse siquiera a pensar constructivamente porque esto pasa y algunos pueblos, como el vasco o el catalán, piden la independencia a unos niveles antes nunca vistos. Es ese tipo de gobierno que esconde la cabeza bajo el ala, no tanto por ignorancia como por desprecio.
Sí, definitivamente el gobierno de este país está podrido, y hoy por hoy, por otro lado, con el caso de la Ley Mordaza, se han salido nuevamente con la suya a la hora de recortar un derecho tan humano y constitucional que es el derecho de expresión, el derecho a manifestarse, ya sea contra el propio Gobierno, contra la Corona, o por el derecho a una vivienda o trabajo digno.
Y es que manifestarse es un derecho humano, diga lo que diga la ley, y las pautas a manifestarse no pueden ir marcadas a la medida de un gobierno, ya que de ese modo la protesta pierde todo su valor. Una manifestación no puede ser considerado un acto de terrorismo si no se emplean armas ni se siembra el terror. Y en este caso, el único terror que ha existido, por lo que se ha visto en los medios de comunicación a la largo de estos últimos años, es la de un gobierno acojonado ante algo que se les escapa de las manos, enviando los cuerpos policiales como fuerzas represoras contra un pueblo que ha tenido el valor de salir a manifestarse a la calle como durante años no lo hizo, para manifestar su descontento ante un gobierno y una banca controlada por directivos tan corruptos como los políticos que nos rodean, luchando tan sólo por algunos de los derechos elementales de cualquier ser humano, por encima de los intereses económicos. Terrorismo es emplear la ley y las fuerzas del orden público no para proteger, sino para castigar, utilizándolos como armas de amenaza. A eso, señores, yo lo llamo terrorismo de estado. Habéis convertido vuestra mayoría política en un tirano incapaz de dialogar, y como todos los tiranos, lo que más teméis es la propia libertad de los individuos.
Y en toda su demagogia, en toda su desfachatez, ahí tenemos unos políticos enclaustrados y protegidos en el uso de una Constitución que presentan como algo inamovible y sagrado, como algo que no puede ser cambiado, inflexible, cuando la Constitución misma debería ser algo flexible que nos proyectase hacia un país más moderno y avanzado democráticamente. Pero bueno, ¿qué esperar de un país donde la fiesta nacional aún son los toros, y es celebrada por buena parte de la población que aún se recrea del dolor de la muerte lenta y agónica de un pobre animal? Por mi parte, no espero nada bueno, eso seguro. Esa celebración sólo es un retrato de los tristes valores tradicionales de una sociedad enmarcada en el pasado.
Así pues, vivo en un país de gobernantes ridículos, políticos corruptos de segunda, empresarios estafadores y ladrones autolegalizados que se autoadjudican puestos, pagas, honorarios y dietas sin ningún tipo de moralidad ni ética, y aún piden y esperan un respeto que no merecen, y ante la negativa contraria del pueblo, crean nuevas leyes que les protejan contra todos aquellos que se atrevan a manifestar su descontento en público. ¡Sólo veo cobardes! ¡Políticos cobardes, incapaces de abandonar sus hábitos carroñeros! Políticos que van campando a sus anchas imponiendo unas leyes hechas a su medida, y a la medida de aquellos que llenan sus bolsillos, hablando siempre en pos del progreso; su propio progreso.
Hace tiempo que la felicidad y el bienestar de los ciudadanos de este país ya no son una meta, como no lo son los derechos humanos ni sociales. Sólo la economía, economía y corrupción. ¡Y luego encima la mayoría de ciudadanos de este país tienen el valor de sorprenderse cuando parte de esos mismos ciudadanos desean la independencia y seguir su propio camino! Como en un matrimonio o una familia cuando uno alcanza la mayoría de edad, una parte debería tener el derecho de someter a la otra a permanecer juntos, cada uno es libre de elegir su camino. Cuando hablamos de personas, esto es así, ¿porqué hablando de pueblos debería ser distinto? Cada uno es libre de elegir su propio destino.
Y es que éste se ha convertido desde hace un tiempo en un país de tristes payasos que no hacen reír a nadie salvo por hacer el ridículo. No resultamos graciosos, sino más bien patéticos.
Y prueba de todo ello está ahí, en el caso de la Ley de la Propiedad Intelectual y Google News (¡Ridículo!), los elevados impuestos en todo lo relativo a cultura (¡Más ridículo!), el nuevo canon impuesto a la energía solar y todo tipo de energías renovables en un país controlado por el oligopolio de las hidroeléctricas, y así vamos sumando puntos con la nueva Ley Mordaza.
Tal como se están poniendo las cosas, lo que yo no entiendo es que cada región o autonomía no haya decidido el valor de irse cada una por su cuenta, independientemente del idioma que se hable y la historia particular de cada pueblo o región; como digo, esto es como una familia o un matrimonio que no funciona: cuando no funcionan, cada uno es libre de irse por su lado y empezar su vida de nuevo, posiblemente así sean más felices, aunque como en todos los matrimonios o parejas siempre hay algunos que sea incapaz de aceptar esta situación. Probablemente, de tener el valor y mirar cada uno hacia su futuro, a cada cual le iría mejor seguir su propio camino. A cada cual, menos a todos aquellos que pretenden sacar tajada de toda situación insostenible dónde las diferencias sociales cada vez está siendo más marcadas, y donde políticos vendidos y corruptos, la figura de un rey impuesta desde siglos atrás, pretendidos autores intelectuales van sacando una tajada injusta de los impuestos que pagamos los demás.
España, ¡te has convertido en un país de ridículos!
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