domingo, 30 de septiembre de 2018

EL MES QUE DESAPARECIÓ



Escribo esto a finales del mes de octubre, pensando en el largo mes de septiembre que ya desapareció y dejé atrás. Últimamente he dispuesto de muy poco tiempo para escribir como es debido. Me han faltado la paz y tranquilidad que necesito, y aunque dispongo de tiempo, el agobio y el cansancio han parecido meterse en mi vida de un modo sinuoso para hacer mella en mi creatividad.

Agobio, sí, agobio por el trabajo que me da de comer, pero sobretodo por las horas perdidas en la carretera cada día, para ir y venir del trabajo, y que hacen que llegue a casa agotado, únicamente con ganas desconectar, ya sea tomando una buena siesta, mirando alguna serie en televisión, o vagando perdido por las mareas de internet, sin hacer nada productivo en esa vida que vivimos de verdad: el tiempo libre, nuestro tiempo, nuestro momento...

Así, últimamente he andado bastante disperso, con varios frentes abiertos, pero sin incidir en ninguno en particular, y de este modo he conseguido que de nuevo reine el caos a mi lado. Y no hablo de un caos poderoso, constructivo, creativo, no. Hablo de un caos desestructurador.

Septiembre ha sido un mes que me ha traído de cabeza, sí, pero realmente esto es algo que ya venía cociéndose desde hacia algún tiempo, meses atrás. Notaba que el cuerpo me pedía un descanso, para sentarme relajadamente y respirar paz. Necesitaba no hacer nada, respirar la vida, sin obligaciones, ni metas ni objetivos. Tan sólo leer, dormitar bajo los rayos de un sol agradable o una sombra refrescante, y poder descansar. Así es como necesitaba recargar mi batería, mi cerebro, mi propio yo. Todos tenemos momentos en los que desearíamos escapar.

Porque he llegado a un punto donde, por querer hacer demasiadas cosas, finalmente he quedado atrapado, bloqueado y ya no sé por donde empezar. Me disperso, divago, me pierdo, y cuando me siento delante de un ordenador, sé que perderé el tiempo y acabaré navegando sin ton ni son en este maelstrom de información que es internet, antes que ponerme hacer aquello que quería hacer: revisar, ordenar y retocar mis fotografías, publicar alguna de leyendas que tengo pendientes de publicar, acabar todos aquellos artículos que tengo comenzados, y poner algo de orden en esta inercia en la que he acabado sumido. Destruir algunas viejas costumbres para volver a caminar.

Y lamento decir que no soy solo yo. Muchos de mis amigos están igual. Por eso, creo que ya va siendo hora de actuar.

Soy consciente que para poner de nuevo cierto orden en mi vida hace falta cierta objetividad, perseverancia y continuidad. Falta que me marque unos pasos, unos horarios, unos objetivos y un orden, pero principalmente tengo que aprender a desconectar del trabajo para vivir y disfrutar de la vida, tal y como venía haciendo durante estos últimos años. Dicho esto, el mes de octubre es un buen mes para comenzar.

Septiembre fue solo un mes "Cerrado por vacaciones", de limpieza mental, de descansar. Toca levantarse de nuevo y luchar. ¡Adelante, amigos!