sábado, 31 de marzo de 2018

COMPAÑERA


Te contemplé allí, en la nieve, vestida con tu túnica y tus pieles, tu larga melena cubriendo tu rostro, surgiendo entre los árboles como un espíritu afín de los bosques. Si reina o bruja, yo no lo sé. Pero sin duda, indómita y salvaje.

Fue una bonita y divertida sesión de fotos la de aquel día. Una de las muchas otras cosas que hemos hecho desde que nos conocimos. Te miro y a día de hoy aún me sorprendo. Ya han pasado 1580 días desde que nos vimos por primera vez, y todavía continuamos jugando al escondite por el piso, yo escondiéndome bajo los muebles o tras las puertas, o bien bailando juntos abrazados en el comedor o la cocina en esos tiempos muertos en que la comida se va haciendo, o cuando te canto esas canciones absurdas en la calle, o somos capaces de reírnos de cualquier broma escatológica sin ningún tipo de rubor. Y pienso también en los largos paseos compartidos bajo la luz del sol, mientras buscamos espárragos trigueros por el campo, o esos momentos entre la oscuridad y las estrellas que nos invitan a soñar mientras nos cogemos de la mano.

Somos compañeros porque así lo hemos decidido, y siendo tu compañero, pareja, amigo y amante, he descubierto que, al contrario que otras personas, tú nunca me has querido cortar las alas, ni atarme con absurdas obligaciones o deberes que nunca pedí, ni has pretendido robarme mi libertad. Has permitido, dicho de otro modo, que continúe siendo yo mismo, sin pretender controlar mi alma. Miro en la profundidad de tus ojos, y quiero creer que yo he hecho lo mismo por ti: que he respetado quién eres y no te he cambiado, y que si de algún modo hemos llegado a cambiar, estos cambios han llegado solos, de manera natural, y no por imposición de los deseos de uno sobre otro.

Veo como has transformado mi vida con tu sonrisa y la presencia de tu luz, valorando que nunca hayas querido forzar en mí un cambio, sino todo lo contrario: has potenciado la persona que era, permitiendo que aflore mi lado más sencillo y primitivo, más espiritual e imaginativo, teñido con un toque de locura creativa, rompiendo de nuevo las barreras que me impuso el ser humano para regresar al lado de lo natural. Nuestro mundo no tiene historia, ni sociedad que lo gobierne. Es, en esencia, un mundo bárbaro gobernado por las leyes naturales de aquella Esther salvaje que vi surgir entre los árboles de aquellos campos nevados. Somos como panteras camufladas entre la gente de este siglo. No medimos nuestra felicidad por las absurdas modas de los hombres, tanto como por el paso de las estaciones y la salud del mundo, de sus aguas, sus bosques y sus nubes, y las eternas sonrisas de nuestros abrazos y miradas.

miércoles, 28 de marzo de 2018

L’ORIGEN LLEGENDARI DE BESCANÓ I BONMATÍ

Bescanó, poble que es troba dins del municipi del mateix nom, a la comarca del Gironès, està situat aproximadament a uns 9 kilòmetres de Bonmatí, poble que forma part del municipi de Sant Julià del Llor i Bonmatí, ja dins de  la comarca de la Selva. Aquesta escassa distància entre ambdós pobles és, possiblement, el que els fa compartir una llegenda comuna ens explica l’origen toponímic d’aquests dos pobles.

L'església de Sant Llorenç de Bescanó.

Explica la llegenda que, molts anys enrere, Jesucrist i Sant Pere anaven voltant per Catalunya donant noms als pobles. El cas és que, en una d’aquestes ocasions, feren nit a una cabanya situada ben bé en el punt on avui dia es troba el poble de Bescanó. Nostre Senyor, que es volia llevar ben aviat de matí, encarregà a Sant Pere que el cridés, però l’apòstol, que pel que es coneix era de llevar-se tard, es feu càrrec de no cridar-lo. Fos com fos, ja fos per intuïció divina, per ser bon coneixedor de la psicologia humana, o si més no, coneixedor dels costums d’en Pere, Jesús Nostre Senyor comprengué ben bé les intencions de l’apòstol i li digué, advertint-lo: “-Ves que no!”. D’aquí el nom de Bescanó.

Mas Bonmatí, Sant Julià del Llor i Bonmatí.

El cas és que l’advertència de Jesús no va anar a caure en un sac buit, així Nostre Senyor i Sant Pere sortiren d’aquella cabanya a l’endemà a trenc d’alba, prosseguint el seu camí per terres catalanes, i al primer poble que trobaren li posaren per nom Bonmatí. Hem d’imaginar, per tant, que devia fer molt bon dia.

DOCUMENTACIÓ FOTOGRÀFICA EXTRA

A continuació deixo algunes de les fotografies que varem prendre a Bescanó i Bonmatí, per tal de que pugueu ambientar-vos molt millor en aquesta llegenda que us hem explicat.

Porxo al carrer del ter, Bescanó.

La Plaça de Bescanó.

Mas Bonmatí, Sant Julià del Llor i Bonmatí.

Capella de la Immaculada Concepció, Sant Julià del Llor i Bonmatí.

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martes, 27 de marzo de 2018

LA LLEGENDA DE SANT PERE D’OSOR

Sant Pere d’Osor, a Osor, vila i municipi de la comarca de la Selva, és una església d’elements romànics i barrocs que data del segle XII, tot i que hi ha constància que aquesta va substituir l’església original, que era una petita edificació preromànica enturonada i protegida per la riera de la Noguerola i la riera d’Osor. Aquest edifici forma part d’una llegenda que dona origen al nom de l’antiga parròquia d’Osor.


Segons conta una llegenda, Osor fou fundat per dos germans, els quals discutien sobre el nom que havien de posar-li. Com no es posaven d’acord, finalment convingueren que cada un d’ells fes un una figura i li posarien el nom de la que fos millor. El gran va fer una imatge de sant Pere i el petit, d’un ós. I com totes dues estaven prou bé, no van veure motius per discutir més i convingueren posar-li el nom de Sant Pere d’Osor, que és el nom de l’antiga parròquia del poble d’Osor.


DOCUMENTACIÓ FOTOGRÀFICA EXTRA

A continuació deixo algunes de les fotografies que varem prendre de Sant Pere d’Osor, per tal de que pugueu ambientar-vos molt millor en aquesta llegenda que us hem explicat.









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domingo, 25 de marzo de 2018

EL LOCO, de Guy de Maupassant

Nota: Aquí os dejo uno de los relatos de Guy de Maupassant (1850-1893), célebre escritor francés, que en este relato realista de corte macabro supo retratar la locura de un modo terrorífico.


Cuando murió presidía uno de los más altos tribunales de Justicia de Francia y era conocido en el resto por su trayectoria ejemplar. Se había ganado el profundo respeto de abogados, fiscales y jueces, que se inclinaban ante su elevada figura de rostro grave, pálido y enjuto y mirada penetrante.

Su única preocupación había consistido en perseguir a los criminales y defender a los más débiles. Los asesinos y los estafadores le tenían por su peor enemigo, ya que parecía ser capaz de leer sus pensamientos y adivinar las intenciones que ocultaban en los rincones más oscuros de sus almas.

Su muerte, a la edad de 82 años, había provocado una sucesión de homenajes y el pesar de todo un pueblo. Había sido escoltado hasta su tumba por soldados vestidos con pantalones rojos, e ilustres magistrados habían derramado sobre su ataúd lágrimas que parecían sinceras.

Sin embargo, poco después de su entierro, el notario descubrió un estremecedor documento en el escritorio donde solía guardar los sumarios de sus grandes casos. Su primera hoja estaba encabezada por el título: «¿POR QUÉ?».
 
* * *

20 de junio de 1851. Acabo de dictar sentencia. ¡He condenado a muerte a Blondel! Me pregunto por qué mató este hombre a sus cinco hijos. ¿Por qué? Uno se encuentra a menudo con personas para quienes el hecho de quitar la vida a otra parece suponer un placer. Sí, debe de ser un placer, quizá el mayor de todos. ¿Acaso matar no es lo que más se asemeja a crear? ¡Hacer y destruir! La historia del mundo, la historia del universo, todo lo que existe... absolutamente todo se resume en estas dos palabras. ¿Por qué es tan embriagador matar?

25 de junio. Un ser vive, anda, corre... ¿Un ser? ¿Qué es un ser? Es una cosa animada que contiene el principio del movimiento y una voluntad que dirige este rincipio. Pero esa cosa acaba convirtiéndose en nada. Sus pies carecen de raíces que los sujeten al suelo. Constituye un grano de vida que se mueve separado de la tierra; un grano de vida, procedente de un lugar que desconozco, que puede ser destruido por deseo de cualquiera. Entonces ya no es nada. Nada. Desaparece; se acaba.

26 de junio. ¿Por qué es un crimen matar? ¿Por qué, si es la ley suprema de la Naturaleza? Todos los seres tienen esta misión: matar para vivir y vivir para matar. Nuestra propia condición está sujeta a este hecho. Las bestias matan continuamente, durante todos los instantes de cada uno de los días de su vida. El hombre mata para alimentarse; pero, como también necesita matar por puro placer, ha inventado la caza. El niño mata a los insectos, a los pajaritos... a todos los animalillos que caen en sus manos. Todo ello no basta para calmar la irresistible necesidad que todos sentimos. Matar animales no es suficiente para nosotros; necesitamos también matar personas. Las civilizaciones antiguas satisfacían su ansia con sacrificios humanos. Hoy, vivir en sociedad nos ha obligado a convertir el asesinato en un grave delito y, como no podemos entregarnos libremente a este instinto natural, cada cierto tiempo desencadenamos una guerra para calmarlo. Así, todo un pueblo se dedica a aplastar a otro en un derroche de sangre que hace perder la cabeza a los ejércitos y que embriaga también a la población civil: mujeres y niños, que a la luz de las velas, leen por la noche el exaltado relato de las matanzas.

Sería lógico suponer que se desprecia a los que elegimos para llevar a cabo estas carnicerías. Pues bien, por el contrario, les tributamos homenaje y les cubrimos de honores. Se les engalana con resplandecientes vestiduras de oro y se atavían con sombreros de plumas. Les otorgamos títulos, cruces, recompensas de todo tipo. Son admirados por las mujeres y respetados y aplaudidos por las multitudes... sólo porque su misión consiste en derramar sangre humana! Desfilan por las calles con sus herramientas de muerte mientras el ciudadano común, vestido de oscuro, los contempla con envidia. Matar es la ley suprema que la Naturaleza ha impreso en el corazón de cada ser. No hay nada tan bello y honorable como matar! 

30 de junio. Matar es la gran ley. La Naturaleza ama la juventud eterna y nos empuja a acabar con la vida sin que apenas nos demos cuenta. En cada una de sus manifestaciones parece apremiarnos gritando: «¡Rápido! ¡Rápido!». A medida que destruye se va renovando.

2 de julio. ¿Qué es el ser? Todo y nada. A través del pensamiento es el reflejo de todo. A través de la memoria y de la ciencia es un resumen del mundo, porque guarda en sí la historia de éste. Como espejo de las cosas y reflejo de los hechos, cada ser humano se convierte en un universo dentro del Universo. Pero al viajar y contemplar la diversidad de las etnias el hombre se convierte en nada. ¡Ya no es nada! Desde la cumbre de una montaña no es posible distinguirlo. Cuando el barco se aleja de la orilla, plagada por la muchedumbre, sólo se divisa la costa. El ser es tan pequeño, tan insignificante, que desaparece. Cruzad Europa en un tren rápido. Al mirar por la ventanilla veréis hombres, hombres, siempre hombres; hombres innumerables y desconocidos que hormiguean por las calles, que hormiguean por los campos, mujeres despreciables cuyo único cometido se limita a parir y dar la comida al macho y estúpidos campesinos que sólo saben destripar terrones.

Viajad a China o a la India. Allí también veréis agitarse a miles de millones de seres, que nacen, viven y mueren sin dejar otra huella que la de un insecto aplastado sobre el polvo de un camino. Id a las tierras de los negros, alojados en cabañas de barro, y a las de los árabes, cobijados bajo una lona parda que ondea al viento. Comprenderéis que el ser aislado, el individuo, no es nada. Nada. A estos pueblos, que son sabios, no les inquieta la muerte. Para ellos el hombre no significa nada. Matan a sus enemigos sin piedad; es la guerra. Hace tiempo nosotros hacíamos lo mismo de provincia en provincia, de mansión en mansión.

Atravesad el mundo y comprobad cómo hormiguean los humanos, innumerables y desconocidos. ¿Desconocidos? ¡Esta es la clave del problema! Matar constituye un crimen porque los seres están numerados. Cuando nacen se les da un nombre, se les registra, se les bautiza. ¡De eso se trata! La Ley los posee. El ser que no está inscrito no cuenta. Matadlo en el desierto o en el páramo; matadlo en la montaña o en la llanura. ¿Qué importa? La Naturaleza ama la muerte. ¡Ella no castiga!

Lo que, sin duda, es sagrado, es el Registro Civil. Él es quien defiende al individuo. El ser se convierte en sagrado cuando es inscrito en el Registro. Respetad al Dios legal. ¡Poneos de rodillas ante el Registro Civil!

Al Estado le está permitido matar porque tiene derecho a modificar el Registro Civil. Cuando sacrifica a doscientos mil hombres en una guerra, los borra del Registro; sus escribanos, sencillamente, los suprimen. Acaban con ellos. Pero nosotros debemos respetar la vida; no podemos cambiar los libros de los ayuntamientos. ¡Yo te saludo, Registro Civil, divinidad gloriosa que reinas en los templos de los municipios! Eres más poderoso que la Naturaleza. ¡Ja, ja, ja!

3 de julio. Matar debe ser un extraño y maravilloso placer: tener delante de uno a un ser vivo capaz de pensar; hacerle un agujerito, sólo uno; ver como mana por él la sangre roja, que transporta la vida, y ya no tener delante más que un montón de carne inerte y fría, vacía de pensamientos.

5 de agosto. Me he pasado la vida juzgando y condenando, matando con mis palabras y con la guillotina a quienes habían asesinado con un cuchillo. ¡Yo! Si yo hiciera lo mismo que todos los hombres a quienes he castigado, ¿quién lo descubriría?

10 de agosto. Nadie lo sabría jamás. ¿Acaso sospecharían de mí, de mí, si elijo a un ser al que no tengo el menor interés en hacer desaparecer?

15 de agosto. La tentación ha penetrado en mí reptando como un gusano y se pasea por todo mi cuerpo. Se pasea por mi cabeza, que no piensa más que en matar; se pasea por mis ojos, que necesitan contemplar la sangre y ver morir; se pasea por mis oídos, que no dejan de escuchar algo terrible y desgarrador: el último grito de un ser; se pasea por mis piernas, que anhelan dirigirse al lugar donde ocurrirá; se pasea por mis manos, que tiemblan por la necesidad de matar.

¡Cuán extraordinario tiene que ser, tan propio de un hombre libre, dueño de su corazón, que está por encima de los demás y busca sensaciones refinadas!

22 de agosto. Ya no podía esperar más. He matado un animalito para ensayar, sólo para
empezar.

Jean, mi criado, tenía un jilguero encerrado en una jaula que estaba colgada en la ventana de la cocina. Le he mandado a hacer un recado y he aprovechado su ausencia para coger al pájaro. Lo he aprisionado con mi mano; sentía latir su corazón. Estaba caliente. Después he subido a mi cuarto. De vez en cuando apretaba con más fuerza al pajarito; su corazón latía más deprisa. Era tan atroz como delicioso. He estado a punto de ahogarlo, pero no habría visto su sangre.

He cogido unas tijeritas de uñas y, con suavidad, le he cortado el cuello de tres tijeretazos. Abría el pico desesperadamente, tratando de respirar. Intentaba escapar, pero yo lo sujetaba con fuerza. ¡Vaya si lo sujetaba! ¡Habría sido capaz de sujetar a un dogo furioso! Por fin he visto correr la sangre. ¡Qué hermosa es la sangre roja, brillante, viva! La hubiera bebido con gusto. He mojado en ella la punta de mi lengua. Tiene un sabor agradable. ¡Pero el pobre jilguero tenía tan poca! No he tenido tiempo de disfrutar del espectáculo tanto como me hubiera gustado. Tiene que ser soberbio ver desangrarse a un toro.

Para terminar, he hecho lo mismo que los asesinos de verdad: he lavado las tijeras, me he enjuagado las manos y he tirado toda el agua. Después he llevado el cadáver al jardín para ocultarlo. Lo he enterrado debajo de una mata de fresas. Nunca lo encontrarán. Todos los días comeré un fruto de esa planta. ¡Uno puede disfrutar realmente de la vida si sabe cómo hacerlo!

Mi criado ha lamentado la pérdida del pajarito. Cree que se ha escapado. ¿Cómo va a sospechar de mi? ¡Ja, ja, ja!

25 de agosto. ¡Necesito matar a una persona! ¡Tengo que hacerlo!

30 de agosto. Ya lo he hecho. ¡Qué poca cosa!

Había ido a pasear por el bosque de Vernes. Caminaba sin pensar en nada cuando, de repente, ha aparecido en el camino un chiquillo que iba comiéndose una tostada con mantequilla.

Se ha detenido para verme pasar y me ha saludado: «¡Hola, señor Presidente!».

En mi cabeza ha aparecido una idea muy clara: «¿Y si lo mato?».

Le he preguntado:

-¿Estás solo, muchacho?

-Sí, señor.

-¿Completamente solo en el bosque?

-Sí, señor.

Los deseos de matarlo me han embriagado como el vino. Me he acercado a él con sigilo, pensando que iba a tratar de huir. Lo he agarrado por la garganta y he apretado, he apretado con todas mis fuerzas. Me ha mirado aterrorizado con unos ojos espantosos. ¡Qué ojos! Eran muy redondos, profundos... ¡terribles! Jamás había experimentado una sensación tan brutal... pero tan breve. Sus manecitas se aferraban a mis puños mientras su cuerpo se retorcía. He seguido apretando hasta que ha quedado inmóvil.

Mi corazón latía con tanta fuerza como el del pájaro. He arrojado su cuerpo a la cuneta y lo he cubierto con hierbas.

Al volver a casa he cenado bien. ¡Qué poca cosa! Me sentía alegre, ligero, rejuvenecido. Después he pasado la velada en casa del prefecto. Todos los que allí se encontraban han juzgado mi conversación muy ingeniosa.

¡Pero no he visto la sangre! Aún no estoy tranquilo.

30 de agosto. Han descubierto el cadáver y buscan al asesino. ¡Ja, ja, ja!

1 de septiembre. Han detenido a dos vagabundos; pero no tienen pruebas.

2 de septiembre. Han venido a verme los padres llorando. ¡Ja, ja, ja!

6 de octubre. No se ha descubierto nada. Suponen que algún merodeador habrá cometido el crimen. ¡Ja, ja, ja! Estoy seguro de que estaría más tranquilo si hubiera visto correr la sangre. 

18 de octubre. El ansia de matar sigue envenenándome. Es comparable con los delirios de amor que nos torturan a los 20 años. 

20 de octubre. Otro más. Caminaba por la orilla del río después de almorzar. Era mediodía. Bajo un sauce dormía un pescador. En un campo cercano, sembrado de patatas, había una azada. Parecía que alguien la había dejado allí expresamente para mí. 

La he cogido, me he acercado, la he levantado como si se tratase de una maza y con el filo, de un solo golpe, le he partido la cabeza al pescador. ¡Oh! ¡Este sí que sangraba! Era una sangre muy roja que, mezclada con sus sesos, se deslizaba muy suavemente hacia el agua. Me he marchado sin que nadie me viera y con toda tranquilidad. ¡Yo habría sido un asesino excelente! 

25 de octubre. Todo el mundo comenta el caso del pescador. Se acusa a su sobrino, que estaba pescando con él. 

26 de octubre. El juez instructor del caso asegura que el sobrino es culpable. En la ciudad todo el mundo lo cree. ¡Ja, ja, ja! 

27 de octubre. El sobrino se defiende muy mal. Afirma que había ido al pueblo a comprar pan y queso. Jura que mataron a su tío durante su ausencia. ¿Quién va a creerle? 

28 de octubre. Han mareado tanto al sobrino que ha estado a punto de confesarse culpable. ¡Ja, ja, ja! ¡Vaya con la Justicia! 

15 de noviembre. Tienen pruebas abrumadoras contra el sobrino. Era el único heredero de su tío. Yo presidiré el tribunal. 

25 de enero. ¡A muerte! ¡A muerte! ¡Le he condenado a muerte! ¡Ja, ja, ja! El fiscal habló como un ángel. ¡Ja, ja, ja! Uno más. Asistiré a su ejecución. 

18 de marzo. Se acabó. Lo han guillotinado esta mañana. ¡Bien muerto está! Me ocasionó un grato placer. ¡Qué bello es ver cómo le cortan la cabeza a un hombre! La sangre ha brotado como una marea. Si hubiera podido, me habría bañado en ella. ¡Oh, qué maravilla tenderme debajo, dejar que empape mi rostro y mi cabello y levantarme teñido de rojo! ¡Si supieran...! 

Pero ahora debo esperar. Puedo hacerlo. Cualquier descuido o imprudencia podría delatarme. 

* * *

El manuscrito tenía muchas más páginas; pero ninguna de ellas relataba un nuevo asesinato.

Los psiquiatras que lo han estudiado aseguran que en el mundo existen muchos locos ignorados, tan hábiles y temibles como este monstruoso lunático.