viernes, 30 de enero de 2015

BOLLOS PREÑAOS CON ROMERO (PAN PREÑAO CON ROMERO)


Dificultad de preparación: Muy fácil.
Disponibilidad de los ingredientes: Comunes.
Tiempo: 80-85 minutos.
Precio: Bajo.

Más recetas en: Las recetas del cocinillas.

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INGREDIENTES

  • Harina de fuerza (500 g)
  • Agua tibia (325 ml)
  • 2 sobres de levadura de fuerza (levadura para pan)
  • 1 cucharadita y media de sal
  • 6 chorizos frescos, barbacoa o ahumados
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 1 rama de romero

PREPARACIÓN

Cernir dentro de un cuenco  la harina y la sal, y una vez hecho, crear un hueco en medio donde iremos añadiendo el agua ligeramente tibia o caliente, añadiendo posteriormente la levadura y algunas hojas tiernas de romero (más o menos las equivalentes a media ramita de romero). Ir mezclando los ingredientes con una cuchara de madera o las manos hasta obtener una masa de consistencia ligera que ya no se pegue a la cuchara o las manos. Tras esto, dejar reposar la masa durante 30 minutos en un lugar templado, cubriéndola con un trapo, dejando que aumente de tamaño.

Cuando la masa ya haya aumentado de volumen, colocarla sobre la superficie de trabajo ligeramente enharinada, y formar una bola con las manos plegándola hacia dentro. Cinco o seis plegados son suficientes. Tras esto, con la masa cubrir cada uno de los chorizos totalmente, o bien dejando que surja parcialmente la punta del chorizo por un lado o por ambos.

Precalentar el horno  240 ºC durante 10 minutos. Colocar los bollos en una placa de coción, y hornearlos a 220ºC durante 20 minutos. Tras este tiempo, abrir el horno y añadir unas las hojas de romero sobrantes por encima de los bollos y dejarlos hornear 5-10 minutos más, estando pendientes de que el romero se tueste pero no se queme.


Algunos consejos:

  • Si lo deseamos, opcionalmente podemos enrollar el chorizo con panceta o bacon crudo o ahumado antes de cubrirlos con la masa y hornearlos. De este modo, el sabor de los bollos preñaos quedará más suave, aunque evidentemente serán muchos más caloríficos.

URBEX: LA MASÍA DE LA LECHUZA Y LA HERRADURA

Texto y fotografías: Joan Ramon Santasusana Gallardo.
Fecha: 18 de enero del 2015. Lugar: En algún lugar de la comarca del Baix Empordà, provincia de Girona, Cataluña, España.
Total fotografías tomadas: 182. Total fotografías publicadas: 155.
Si quieres saber qué es el urbex: Urbex: exploración urbana.
Si quieres ver otros archivos urbex: Archivos urbex.


La masía de la lechuza y la herradura está en las inmediaciones de un pequeño pueblo de la comarca del Baix Empordà, justo al lado de su ayuntamiento. Esta masía consta del edificio principal, formado por lo que es la casa en sí (parte de la cual se mantiene en pie, y parte, derruida), que constaba de dos plantas, con unas enormes cuadras y una pequeña sección de corrales y cobertizos adosados a su alrededor. Separados ya del edificio principal, hay otro par de edificaciones: un pequeño taller o granero (es difícil adivinar exactamente que uso se le daba exactamente a este espacio), y un enorme corral para ganado –inaccesible en el momento de mi visita debido a que estaba totalmente invadido por zarzas-; este corral tiene, a su vez, un pequeño cobertizo pegado a él. Más allá, una vieja plantación de árboles abandonados, desde la cual se puede visualizar el castillo de la zona antigua de está localidad, que está separada del resto del pueblo, más moderno. En esta zona, enterrado bajo tierra y una densa vegetación, todavía puede hallarse una gran cantidad de chatarra -parte de viejas maquinarias agrícolas-, botellas de cristal y viejos botes de latón y plástico que quedaron abandonados ahí largos años atrás.


Sin duda, una de las sorpresas más agradables de esta visita inesperada -pues descubrí este lugar por casualidad- fue la visión de una enorme lechuza común (tyto alba) que, ante mi inesperada intromisión, surgió de la espesura formada por una legión de plantas trepadoras que cubre parte de la fachada de la zona derruida del interior del viejo caserón, planeando silenciosamente sobre mí. Tal fue mi impresión ante la majestuosidad del ave, que fui incapaz de reaccionar y echarle una fotografía pese a ir con la cámara fotográfica en mano.


Tras su visión, y penetrando en los pequeños corrales que están pegados al cuerpo principal del edificio, otro pequeño hallazgo alegró mi vista: el descubrimiento de una pequeña herradura oxidada, con un clavo aún pegada a ella. Esta herradura me trajo a la memoria esa vieja superstición que afirma que encontrar una herradura trae buena suerte, y, efectivamente, así me sentí yo, afortunado del pequeño descubrimiento de ese pequeño tesoro y la visión de la clara lechuza que había visto apenas unos minutos antes.


Precisamente en homenaje a ambos acontecimientos, decidí bautizar esta masía como la masía de la lechuza y la herradura.