lunes, 29 de junio de 2015

FARFALLE AL PESTO ROSSO ACOMPAÑADOS DE ESPÁRRAGOS TRIGUEROS


Dificultad de preparación: Fácil.
Disponibilidad de los ingredientes: Comunes.
Tiempo: 30 minutos.
Precio: Medio.

Más recetas en: Las recetas del cocinillas.

Pulsar en la foto para agrandar la imagen.

INGREDIENTES

  • Farfalle
  • Espárragos trigueros
  • Laurel
  • Nueces
  • Almendras
  • Tomate
  • Pimiento rojo
  • Ajos
  • Albahaca fresca
  • Perejil fresco
  • Orégano fresco
  • Zumo de limón
  • Aceite de oliva
  • Sal
  • Azúcar
  • Pimienta (opcional)
  • Queso parmesano (opcional)

PREPARACIÓN

Ésta es una receta fácil, aunque requiera de su tiempo, donde la mayor parte del trabajo lo emplearemos en la elaboración de la salsa de pesto rosso.

En un mortero pondremos las nueces y las almendras, que pueden ser frescas o secas, y las iremos picando lentamente, añadiendo una pizca de sal de modo que resulte un poco más fácil machacar el conjunto. Si lo deseamos podemos añadir un chorro de aceite de oliva y parte de la albahaca, el perejil y el orégano fresco, picándolo todo junto. Este trabajo puede ser más o menos laborioso dependiendo de la habilidad de cada uno.

Por otro lado, en una picadora picaremos uno o dos tomates naturales deshaciéndonos del agua sobrante si se da el caso de que éstos produzcan mucha. Acto seguido, junto al tomate -ahora más espeso- trocearemos a dados un pimiento rojo, o medio si éste es de buen tamaño, y dos o tres cabezas de ajo picado, un buen puñado de albahaca, perejil y orégano frescos, y picaremos nuevamente todo este conjunto, dando sólo dos o tres pulsadas al botón de la picadora, de modo que el conjunto quede troceado y no convertido en un puré.

Tras esto, en una paella pondremos un poco de aceite de oliva y calentaremos a temperatura media ambas mezclas o picadas, la del tomate y la de los frutos secos, añadiendo una pizca de sal, una pizca de azúcar (para mitigar la acidez del tomate) y el zumo de medió limón, dejando que el conjunto se sofría lentamente, y añadiendo un poco de aceite de oliva de cuando en cuando, asegurándonos de removerlo para que no se pegue ni en la base ni en las paredes de la paella. Sofreír todo ello de modo que siempre sobre una pequeña cantidad de aceite a la mezcla resultante, y probando la mezcla para ver si la cantidad de sal es adecuada o hay que añadirle un poco más. Dependiendo de la temperatura que empleemos, preparar el pesto puede llevarnos de 10 a 20 minutos.

Mientras el pesto rosso se va sofriendo lentamente, poner a hervir los farfalle durante 10 minutos en agua abundante con un puñado de sal y un hoja de laurel troceada en tres partes. Tras esto, en una paella, sofreír los espárragos trigueros muy levemente con sólo un chorrecito de aceite, volteándolos dos o tres veces antes de apagar el fuego. Esta acción debe llevarnos únicamente entre 15-30 segundos (nunca más de un minuto), para procurar que los espárragos queden bien frescos y no fritos.

Una vez los farfalle hayan hervido, escurrirlos y servir en un plato, añadiendo por encima la salsa de pesto rosso y adornando el plato con los espárragos trigueros ya sea colocándolos alrededor de la salsa o del plato mismo. Si fuera necesario tener los farfalle un rato en descanso, añadirles un poco de aceite o mantequilla para evitar que la pasta se pegue.

Poner una pequeña taza de queso rallado parmesano y pimienta negra para que cada cual se sazone el plato a su gusto. ¡Y a comer!

Algunos consejos:

  • En este caso pocos consejos añadiré a esta deliciosa receta, salvo que, ya puestos, si os apetece podéis preparar una buena cantidad de salsa de pesto rosso para congelarla en pequeñas porciones para futuros platos.
  • Siempre podéis sustituir los espárragos trigueros por un puñado de espárragos verdes, aunque el sabor no es el mismo, o simplemente prescindir de ellos, ya que el plato, con espárragos o sin ellos, resulta igualmente delicioso.

LIMONADA NATURAL


Dificultad de preparación: Muy fácil.
Disponibilidad de los ingredientes: Comunes.
Tiempo: 2-4 minutos.
Precio: Bajo.

Más recetas en: Las recetas del cocinillas.

Pulsar en la foto para agrandar la imagen.

INGREDIENTES

  • Limones
  • Azúcar
  • Agua
  • Menta o melisa (opcional)

PREPARACIÓN

Bebida ideal para el verano, que mitiga efectivamente la sed, combatiendo el calor y el cansancio tras un duro esfuerzo físico.

En verano pocas recetas son más sencillas y agradecidas que la que nos permite prepararnos una refrescante limonada natural. Para ello simplemente hay que preparar la mezcla que nos permite crear una deliciosa limonada utilizando una cierta proporción de zumo de limón natural, agua y azúcar. Las prporciones ideales son aproximadamente éstas: un 75% de agua fresca, un 15% de zumo limón natural y un 10% de azúcar, que deberemos mezclar hábilmente ya sea utilizando una cuchara, una varilla o una coctelera (en fin, cualquier cosa que permita mezcla los líquidos de una manera más o menos uniforme). Evidentemente la variabilidad de estas proporciones pueden cambiar según el gusto de cada uno.

Servir la limonada bien fría, teniendo en cuenta que si añadimos hielo éste debe ir en proporción al volumen de agua que añadamos en la mezcla, por lo que en ese caso, al preparar la limonada, mi recomendación sería meter en un jarro o vaso, primero el azúcar y el zumo de limón, después el hielo, y después añadir la proporción de agua que falte. De este modo, al tomar la limonada, en un principio disfrutaremos de la acidez del limón, que se irá mitigando a medida que el hielo se vaya deshaciendo.

Si se hace una limonada natural, ésta puede aguantar perfectamente bien un par de días guardada en el frigorífico, aunque evidentemente las propiedades del limón son mucho mejores si se bebe éste recién exprimido.


Algunos consejos:

  • A modo ornamental, al presentar la bebida puede añadirse una rodaja de limón o lima al vaso, una ramita de menta verde o melisa fresca o ambas cosas si se prefiere.
  • Si lo deseamos, podemos sustituir el azúcar por miel, aunque evidentemente el sabor de la mezcla, aunque dulce, será distinto.

viernes, 26 de junio de 2015

CONOCER GENTE A PARTIR DE LOS 30, LOS 40... Y MÁS ALLÁ

Conocer a gente nueva a partir de cierta edad no es fácil: el trabajo, la familia, las responsabilidades... Todo ello hace más difícil disponer de tiempo libre y, al mismo tiempo, los amigos y compañeros que entran dentro de ese mismo margen de edad a menudo suelen estar ocupados o ser un poco menos accesibles por las mismas razones. Conocer gente a partir de los 30 o los 40, especialmente después de una separación o cambio de localidad puede convertirse en una pequeña odisea...


Uno de los problemas que se me ha planteado habitualmente, tanto en mi propia vida personal como en el ámbito de varias de mis amistades (y más allá), es el hecho de como conocer gente nueva a partir de cierta edad. Superados los 30 años, cuando ya se ha llegado plenamente a la edad adulta, las diversas responsabilidades, la falta de tiempo, y el hecho de que la mayoría de gente de ese mismo rango de edad ya tenga una vida establecida, pueden convertir la tarea de conocer a gente nueva en algo harto difícil. En la medida en que una persona tenga su propia vida consolidada eso puede ser una preocupación menor, pero cuando, por los motivos más variados -ya sea por una separación, una muerte o un cambio total de vida-, uno se encuentra en la situación de empezar a vivir y reconstruir su vida de nuevo, hallándose a veces en medio de una situación estancada, ampliar las propias perspectivas sociales puede convertirse en algo vital, incluso existiendo ya unas buenas redes sociales establecidas previamente, que sin embargo pueden no cubrir las nuevas carencias o necesidades de ese momento crucial en la vida de cada uno.

ALGUNOS ASPECTOS SOBRE LA EDAD

Hay que tener en cuenta que el principal dilema que una persona se puede encontrar una vez superados los 30 años, es, en la mayoría de los casos, el hecho de que la gente de su alrededor ya se ha construido su propia vida, y la pareja, los hijos, el trabajo y otras responsabilidades marcan unos nuevos límites y, por ende, se dispone de menos tiempo libre. Frecuentemente esto es así, y no nos afecta en la medida en que nosotros mismos tengamos nuestra propia vida establecida. Pero a menudo sucede que cuando uno vive en una situación de aparente estabilidad, todo se desmorona o viene abajo: una repentina ruptura sentimental -que podía verse venir o no-, la muerte de un ser querido, un drástico cambio de domicilio lejos de nuestras amistades o familiares... y de repente nos podemos encontrar perdidos, desorientados y desvalidos.

Ante una situación así, nuestras propias redes sociales –familia, amigos o compañeros- pueden ayudarnos a enfrentarnos a este tipo de situaciones más o menos bien, y en gran medida eso dependerá también de nosotros mismos, pero llegados a cierto punto uno puede desear empezar a vivir su vida de nuevo. Tras un período de duelo, conocer gente nueva puede suponer un pequeño empujón para iniciar el nuevo tipo de vida que queremos vivir.

Esto suele ser frecuente que suceda tras una ruptura sentimental, pero también puede sucedernos tras el duelo por la muerte de un cónyuge o alguna persona allegada, o cuando nos hallamos solos en nuevo lugar, una nueva ciudad o un nuevo país. A partir de cierta edad, las prioridades cambian, y donde antes existía solo fiesta y diversión, ahora puede existir un deseo de algo más sólido, de una nueva relación o el simple deseo de compartir nuestros propios pensamientos, ideas o vida. Pero hay una cosa que sí creo que todos deberíamos tener claro, antes de estar bien con otra persona, uno debe estar bien consigo mismo.

CONOCER A GENTE QUE VALGA LA PENA

Una de las cosas que deberemos aprender a la hora de conocer gente nueva es el hecho de aceptar la situación en la que nos hallamos, y a partir de ese punto trabajar para ponerle remedio. La aceptación de lo que vivimos –que no es lo mismo que la conformidad- es el primer paso para hallar la felicidad. Si estamos solos, o nos sentimos así, debemos aceptar esa situación, pero a la vez hacer algo para cambiarla si lo deseamos así.

A la hora de conocer a gente nueva es aconsejable un mínimo de prudencia, tener las ideas claras respecto a algunos temas y, sobretodo, estar uno mismo estable emocionalmente hablando; y digo esto último porque la propia estabilidad emocional incide directamente con el tipo de gente que podamos conocer o atraer a partir de cierto punto, o nos puede volver más proclives a caer, o no, en una relación dependiente, cosa poco aconsejable en la mayor parte de los casos, ya que puede llegar a tornarse en una relación enfermiza.

A la hora de conocer a gente nueva, deberíamos movernos sobretodo por cosas que se tengan en común con las otras personas, así como las perspectivas de futuro o cosas tan básicas como las ideas sobre familia, pareja, religión o hábitos varios (higiene, tabaco, alcohol...). Visto así puede parecernos obvio todo lo que se comenta, pero es muy habitual que todo eso se pase por alto cuando nos cegamos con alguien. En estos casos es mucho mejor pensar con la cabeza.


Uno de los dilemas más habituales con los que me encontré cuando estaba soltero y había superado ampliamente ya la edad de los 30, y más tarde la edad de los 40, fue la dificultad de conocer a gente nueva. Después de una ruptura sentimental tras una larga relación estable, los pilares de muchas creencias se desmoronan, y el sentido del modo de entender muchas cosas en relación al mundo de la pareja pueden cambiar drásticamente.

Tras una ruptura, es habitual pasar por un período de duelo que abarca diferentes partes que pueden ser resueltas más o menos bien, y según como éstas se resuelvan, se estará preparado -más o menos preparado- para iniciar una nueva relación si a uno le apetece (que puede que no), o bien continuar viviendo felizmente solo.

En todo caso, es cierto que, llegados a cierto punto, la mayor parte de las personas pasa por el deseo de conocer a gente nueva, a veces en base a encontrar una nueva pareja, otras veces buscando una simple amistad.

El deseo de conocer gente nueva es totalmente normal. Tras una larga relación, suele ser frecuente que las relaciones sociales queden muy limitadas, y más si se tienen hijos o amigos en común con la pareja. Llegados a este punto, suele ser frecuente que la persona afectada se encuentre en una situación estancada, donde tiene todas las relaciones sociales habituales dentro de su propia vida, excepto aquellas que le permitan conocer a personas con las que iniciar una nueva relación.

A partir de los 30 años suele ser difícil conocer a gente nueva por circunstancias determinantes de la vida; el tiempo libre escasea, y frecuentemente éste se dedica a otras tareas prioritarias: el hogar, el trabajo, la familia... Además, y si se habla de la búsqueda de una nueva relación, lo más habitual es que la gente que se halla más o menos dentro de ese margen de edad ya tengan sus propias vidas, y por tanto no se hallen “libres”.

En la actualidad, han surgido un gran número de redes sociales que se dedican a ayudar a ponerse en contacto con gente nueva y con distintos fines -búsqueda de amistad, de pareja, o de simples contactos sexuales...-, pero el hecho es que ello, aunque facilita el trabajo de ponernos en contacto con gente nueva, no lo hace necesariamente agradable. Lo sé, porque eso es algo que también he vivido.

Siempre que se pueda, es mejor conocer a la gente en persona que a través de una red social virtual. El mundo virtual puede ser útil para ponernos en contacto con gente cuyos intereses pueden ser comunes con los nuestros, pero también son fuente de muchos desengaños y desilusiones si no se establecen unas pautas y unos límites claros, o si afloran unos sentimientos que no se basan el conocimiento real de esa persona.

El hombre es un ser social, pero la edad nos vuelve más solitarios, las amistades son algo un poco más lejano (pero no menos valioso) que en nuestra juventud, porque el contacto con los amigos ya no es tan frecuente y las prioridades de cada uno cambian. Pero el contacto humano siempre es enriquecedor, y por ello, con amistad o sin ella, conocer a gente nueva nunca está de más.

APRENDER A VIVIR SOLO

Algo que deberíamos aprender antes de plantearnos conocer a gente nueva, es aprender a vivir solos dentro de las circunstancias que nos ha tocado vivir cada uno, adaptándonos a la nueva situación, hasta llegar a conseguir un grado de aceptación del mismo hecho e ir encontrando poco a poco nuestra propia felicidad sin necesidad de nadie más. Mejorémonos primero a nosotros mismos, y a partir de ahí vayamos mejorando nuestra propia situación.

Uno de los problemas más graves en ese sentido es el hecho de que a mucha gente le cuesta aceptar que están solos y su propia felicidad depende del hecho que haya otra persona con él. Ésa es un premisa errónea. Si bien hallar a la persona adecuada puede hacernos muy felices y dichosos en muchos aspectos, para disfrutar verdaderamente de una relación uno antes debe ser feliz consigo mismo, y entender que su felicidad no debe depender de esa otra persona.

SIMPLEMENTE CONOCER

El deseo que conocer a gente nueva no significa necesariamente el deseo de establecer un compromiso. Conocer significa justamente eso, conocer algo o alguien, y una vez hayamos conocido ese qué, decidir si establecer un compromiso serio frente a eso conocido. Del mismo modo, conocer a gente nueva no significa necesariamente conocer sólo a gente de acuerdo con nuestras preferencias sexuales, sino que puede verse motivado por el simple interés de conocer a gente que se mueve dentro de nuestras preferencias, aficiones o intereses comunes. Conocer gente con la que compartir nuestros pensamientos e ideas, o nuestra propia manera de ver la vida puede ser mucho más enriquecedor que buscar una simple relación sentimental. Mientras más conozcamos, más selectivos podemos ser.

Lo cierto es que, cuando se trata de ampliar nuestras propias redes sociales, no deberíamos regirnos por términos muy concretos ni ser demasiado rígidos, ya que el hecho de conocer a una persona nueva siempre puede abrirnos las puertas a conocer a muchas otras personas a través de ella y, desde luego, ampliar nuestras propias miras y conocimiento.

Lo que sí es aconsejable, en este punto en que una persona está dispuesta a conocer a otra, es dejar las cosas claras.


AMPLIAR EL ABANICO DE AMISTADES (O CONOCIDOS)

Ampliar el abanico de amistades puede resultar especialmente útil a muchos niveles cuando nos movemos por ciertos intereses –que pueden ir desde la astronomía a la literatura, desde el deporte hasta el turismo-, y puede sernos útiles no sólo como un modo de mantenernos ocupados, sino también un modo de buscar nuevos logros o descubrir nuevos intereses. Dicho de otro modo, ampliar el abanico de amistades puede enriquecernos a varios niveles siempre que tengamos claro en que ámbitos nos movemos, cuales son nuestros intereses, y que uno evite centrarse en amistades que no nos aporten nada o todo lo que aporten sea superfluo.

Puede ser que a algunas personas les guste lo superficial y que únicamente piensen en disfrutar y divertirse –y no hay nada malo en ello-, pero debe existir un equilibrio entre el vivir la vida y la paz espiritual que nos permite disfrutar de la vida plenamente, ya sea estando solos o acompañados, en grupo o en soledad. Mucha gente es incapaz de vivir sola, muchos otros son incapaces de socializar sino es únicamente de un modo superficial, sin mostrar los propios sentimientos o pensamientos más íntimos. Mostrar la propia humanidad, las propias debilidades, se ha convertido en una vergüenza para muchos.

TRAS UNA RELACIÓN O RUPTURA SENTIMENTAL

Tras una ruptura sentimental, lo más frecuente es buscar dos posibles salidas entre muchas otras. Por un lado no es raro quien, tras salir de una larga relación, lo único que busca es conocer a gente nueva con la que poder mantener algunos lances sexuales, evitando meter sentimientos de por medio, y por otro lado tampoco es rara la gente que busca conocer a una nueva pareja para establecer una relación seria sin apenas haber vivido una nueva vida solo. Ninguna de las dos opciones es mala si se es sincero con las otras personas en referencia a los verdaderos intereses de cada uno, sin engaños o juegos sentimentales, pero éste es un juego peligroso que puede volverse contra uno mismo y, en el ínterin, hacer daño a otras personas aún sin proponérnoslo.

Mi opinión personal –y no deja de ser una opinión-, es que, tras una ruptura, antes de buscar iniciar una nueva relación sentimental, uno procure vivir un tiempo solo, procure buscarse a sí mismo, indagando sobre lo que uno desea de la propia vida, y conozca a gente nueva que pueda mostrarle nuevos horizontes más allá de la vida que ha vivido. Ampliar los propios horizontes e intereses nos hará ser más exigentes con la vida, y nos permitirá discernir mejor cuales son las cosas que verdaderamente nos interesa de lo que no. Y a partir de ahí uno empezará a ser uno mismo y a ser más feliz y disfrutar más de la vida con todo tipo de gente. Si tiene que llegar alguien con quién compartir de nuevo nuestra vida, ya llegará.

REDES SOCIALES

A la hora de hablar de las redes sociales hay que distinguir claramente entre las redes sociales que se establecen en el mundo real, en el día a día -como las relaciones que se establecen entre familia, amigos, compañeros de trabajo, de deportes u otras actividades-, y las relaciones que se establecen a través de redes sociales del mundo virtual, que funcionan de un modo distinto.

Si bien siempre es mejor tener unas buenas redes sociales consolidadas en el mundo real, también es cierto que las redes sociales virtuales pueden ser de gran ayuda en momentos determinados, como el que se refleja en este artículo. A través de la red puede conocerse gente nueva de modo virtual, aunque siempre es aconsejable atreverse a dar un paso más allá cuando se conoce a gente a través de este medio, en el mundo real, ya que de lo contrario se corre el peligro de crearse unas falsas expectativas sin tener una base sólida verdaderamente real (aunque lo mismo puede suceder en el mundo “real”).

A la hora de ampliar nuestras propias redes sociales nos puede resultar de utilidad buscar a gente nueva con la que realizar salidas, excursiones, asistir a convenciones, o bien colaborar en grupos de trabajo o voluntariado. Esto siempre nos ayudará a abrir nuevas puertas al conocimiento de otras personas, y estas personas, a su vez, pueden ayudarnos a abrir nuevas puertas al presentarnos a sus conocidos –conocidos con los que podemos tener mucho en común-, ayudándonos a ampliar de este modo nuestras redes sociales.

Naturalmente, el tiempo libre del que dispongamos, y la disponibilidad de cada uno, pueden ser también determinantes a la hora de conocer a gente nueva y del tipo de personas que queremos conocer, y más teniendo en cuenta que dentro del margen de edad al que me refiero son muchos los que se hallan atrapados por unos deberes y obligaciones que pueden marcar sus propios límites horarios, y que dependen en gran medida del trabajo que realicen y de la propia familia, si la tienen.


TRABAJO Y SOLVENCIA ECONÓMICA

El trabajo y la propia economía pueden marcar de un modo profundo la misma cantidad (y calidad) de gente que conozcamos. Evidentemente si uno dispone de un trabajo bien remunerado y cuya disponibilidad horaria le deja un amplio margen de libertad, tendrá muchas cosas a favor que frente aquel que gana poco y se halla atrapado dentro de unos horarios inflexibles. Una gran solvencia económica nos permitirá asistir a más actos y eventos que nos puedan interesar (conciertos, teatro, fiestas...), así como permitirse el lujo de salir a comer o cenar fuera de casa más frecuentemente, mientras que si uno queda constreñido por los horarios y la economía, estas oportunidades pueden hallarse mucho más limitadas, aunque por otro lado puede permitirnos buscar otros modos alternativos de disfrutar más de la vida.

Del mismo modo, la calidad de la gente que conozcamos no dependerá de la economía, necesariamente. ¿Cuántas relaciones sentimentales y amistades han terminado mal porque detrás de ella había más un interés económico o social que no unos verdaderos sentimientos de amor o amistad? Lo mismo que una buena posición económica puede ampliar nuestros círculos de amistades porque nos puede permitir movernos más libremente y por más lugares, también puede atraer a más “indeseables”.

Lo cierto es que si bien el hecho de tener un trabajo u otro (o, en la situación actual, el simple hecho de tener un trabajo) puede aportarnos ciertas ventajas, ello no nos garantiza que las personas que conozcamos en una situación u otra sean mejores o peores (hablando siempre en términos relativos, claro). Y debemos recordar que no siempre aquello que queremos es aquello que nos conviene, hay que pensar un poco con la cabeza y un poco con el corazón.

HIJOS Y FAMILIA

Si tener una pareja, de por sí, ya ocupa parte de nuestro tiempo, con hijos la cosa va a más, ya que prácticamente ocuparán la mayor parte de nuestro tiempo si no todo, y eso será así durante años, limitando de nuevo nuestro tiempo y nuestra economía. En ese sentido, una persona mayor de 30 años que no tenga hijos ni pareja siempre lo tendrá mucho más fácil para conocer a gente nueva, ya que dispondrá de más tiempo libre, siempre que su trabajo se lo permita, claro, que una persona que se ve constreñida por cargas familiares.

Del mismo modo, si uno no tiene hijos siempre puede ir más libre y tiene más opciones a la hora de escoger con quién quiere vivir o con quién no, mientras que si uno tiene hijos tiene que asumir que los hijos siempre irán en el paquete, al menos si quiere realizar una relación de pareja, y no todo el mundo está dispuesto a asumir esa carga.

MARCANDO PRIORIDADES

A la hora de conocer a gente nueva uno debería marcar sus prioridades. ¿Qué es lo que te gusta o lo qué no? ¿Qué buscas? ¿Qué es lo que te gustaría compartir? ¿Hasta qué punto estás dispuesto a abrirte a otra persona?

Conocer a gente nueva no significa necesariamente intimar, ni tener que estar de acuerdo con todo. Puede que sólo busques a gente con la que compartir una afición muy concreta, o bien gente con la que disfrutar o salir sólo algunos fines de semana, o busques algo mucho más firme y duradero.

Una verdadera amistad no se puede forzar, por lo general surge por sí sola, y a veces para crecer necesita de mucho tiempo. Algunas personas nos caen bien de entrada y es fácil confraternizar con ellas, mientras que otras personas a las que ignoramos pueden sorprendernos repentinamente después de largo tiempo.

Marcar las prioridades de uno mismo es importante en el sentido que nos permite ser más selectivos y exigentes, pero no debería volvernos en inflexibles, después de todo es la flexibilidad lo que nos permite llegar más lejos. Personalmente creo que uno debe marcarse prioridades, pero ser lo suficientemente abierto para dejar esas prioridades atrás cuando descubrimos que lo que se nos ofrece es algo mejor, o al menos nos permite ampliar nuestra propia visión del mundo.


EN DEFINITIVA

Conocer a gente nueva debería ser una fuente de enriquecimiento personal –y recíproco-, del mismo modo que aceptar la propia soledad debería ser contemplado como un modo de conocerse a uno mismo. Del mismo modo debería entenderse que las prioridades y expectativas de cada uno pertenecen a cada uno, y si bien una amistad puede ser algo compartido, puede cambiar con los años, para acabar fortaleciéndose o desaparecer.

Diferencio mucho, en ese sentido, el concepto de simplemente conocer a gente nueva del de entablar una auténtica amistad, ya que entre un punto y otro puede existir una gran cantidad de grados y valores: pareja, amistad íntima, compañerismo, camaradería... Todos eso adjetivos pueden ir juntos o por separados, y a éstos podría añadirse muchos más... pero el inicio de todo siempre está en el estar dispuesto a conocer, y a la vez ser capaces de abrir nuestras puertas.

Con este artículo únicamente pretendía abrir un poco la visión y esperanza a algunas personas a las que he conocido, y con la que he hablado, que hallándose dentro de ese margen de edad que ya supera los 30 años ven todo aquello relativo a conocer a gente nueva mucho más complicado y difícil de lo que fue en su juventud, o incluso aquellos que habiendo estado encerrado durante años en su propio mundo, a esta edad quieren abrirse un mundo que en su momento no se atrevieron a explorar. ¡Es cierto que a esta edad todo esto es más complicado, pero también es verdad que a estas edades somos mucho más maduros para seleccionar y, sobretodo, descubrir que conocer, simplemente conocer a cualquier persona, nos puede hacer más ricos y ampliar nuestra visión del mundo, para bien o para mal, y darnos una oportunidad de mejorar.

miércoles, 24 de junio de 2015

EL ORIGEN DEL BRINDIS - Haciendo un poco de historia...

Actualmente el acto de brindar –generalmente con algún tipo de bebida alcohólica o espirituosa- es una costumbre arraigada en muchos tipos de fiestas, celebraciones, convenciones y reuniones sociales. El brindis es el momento en que un grupo de amigos, allegados o invitados levantan y entrechocan sus copas, vasos, jarras, botellas o cualquier otro tipo de elemento contenedor, para manifestar sus buenos deseos o acuerdo en relación a una sentencia pronunciada durante el mismo acto del brindis durante dicha celebración. La acción misma de brindar consiste, por norma general, en tres sencillos elementos: el brindis verbal -que puede consistir en una simple palabra o frase, o bien alargarse hasta un largo discurso o anécdota-, el acuerdo general del resto de los contertulios o invitados mediante el alzamiento de la bebida con la que se brinda y la repetición del brindis verbal o gritos de aprobación, y finalmente el acto del trago, que puede consistir en un simple sorbo hasta un gran trago que puede consistir en beberse todo el contenido del recipiente hasta apurarlo hasta la última gota. ¿Pero cuál es el origen de esta costumbre? ¿De dónde surgió el acto del brindis?


La costumbre de brindar es muy antigua y acaso procede ya de la antigua Babilonia o épocas anteriores aún. A ciencia cierta se sabe que en la Grecia del siglo IV antes de Cristo ya brindaban y lo hacían por cortesía e incluso por obligación del anfitrión, que tenía la gentileza de beber primero que los demás para demostrar así que el vino con el que se brindaba no estaba envenenado, y por eso la fórmula de cortesía de aquellos tiempos era prácticamente la misma que hoy: “¡A tu salud!” o “¡Qué vivas largos años!”. En aquellos tiempos todos sabían que mezclar veneno con el vino era una práctica habitual para deshacerse de los enemigos y gente molesta, para divorciarse sin trabas legales o para saldar cuentas cuando éstas no se podían cobrar o pagar, y el brindis era un modo sencillo de demostrar que no se deseaba ningún mal, siendo siempre el que lo proponía el que hacía el primer trago en señal de buena fe. Efectivamente, en aquellos tiempos era común que, al brindar, ambos bandos bebieran del mismo recipiente, o bien brindasen con dos recipientes distintos de modo que su contenido pudiera mezclarse de un recipiente a otro.

Los romanos heredaron de los griegos, entre muchas otras costumbres, la práctica del brindis. Para realizarlo, solían mojar una tostada en el vino para endulzarlo. Esta práctica sería conservada a lo largo de los siglos entre los pueblos anglosajones, y hoy en día los ingleses todavía dicen “Toast” (tostada), tras entrechocar las copas, aunque, paradójicamente, cuando la emplean, los ingleses sólo introducen una tostada para contrarrestar la acidez de la bebida.


Precisamente otra teoría afirma que en la antigua Roma se decía que del vino disfrutan todos los sentidos –gusto, olfato, vista y tacto- menos el del oído. Con el chocar de las copas este sentido también pasaba a formar parte del gozo de la bebida.

Brindar era una costumbre arraizada también entre los pueblos germánicos. El historiador romano Cornelio Tácito, del siglo I, cuenta que los pueblos bárbaros de Germania utilizaban una frase especial para el momento de beber en ceremonias, reuniones, bodas y banquetes. Era el brindis, que en aquella lengua significa “ofrecimiento”. De hecho, la palabra brindis procede precisamente del alemán “Ich bring dir’s”, que significa “Te lo ofrezco” o bien “Lo traigo para ti”, frase que se decía al beber en una ocasión festiva.

El brindis era, pues, un acto de paz, amistad o de fe, y entre los pueblos antiguos era obligado brindar, que el anfitrión bebiera primero que los demás, para disipar todas las dudas del ánimo de los comensales. A pesar de ello, muchas veces se logró envenenar al invitado mediante actos de subterfugio. Liva Drusilla, emperatriz romana del siglo I antes de Cristo, que hizo del envenenamiento una práctica habitual, desarrolló un sistema que consistía en dejar caer una gota de veneno escondido en una cápsula que escondía detrás de su propio labio inferior, que liberaba tras haber bebido ella primero de una copa. En el Renacimiento, Lucrecia Borgia escondía el veneno en un anillo que con habilidad abría junto a la copa de la que bebía tras haber brindado, y justo en el momento de ofrecerla a su invitado. Por suerte aquellos tiempos de envenenamientos políticos parecen haber pasado.


Mucho más tarde, a principios del siglo XVIII, la costumbre de brindar adquirió un nuevo cariz. En vez de beber a la salud de un amigo se bebía para ponderar la belleza o celebrar las prendas de una dama presentada así en sociedad. Se brindaba para que se reparase en la belleza de una dama o la sabiduría de un caballero.

En el siglo XIX la costumbre de brindar estaba ya tan extendida y generalizada que un acontecimiento social no se consideraba completo sin que alguien pronunciara un brindis, que se alargó hasta convertirse en un discurso. Empezó a hacerse habitual la petición de que hablasen el anfitrión y el invitado de honor. En la sociedad inglesa se puso de moda que los nobles dedicaran un brindis y una copa a cada persona de importancia, con lo que los brindis se sucedían y las borracheras se hacían más frecuentes y sonadas.

Siempre, en todas las épocas, fue tenido como grosería negarse a brindar, y el brindis permitía demostrar desprecio al ignorar a alguien en público; bastaba con no nombrarle o no rozar la copa con la suya para que el acto del brindis se convirtiese también en un acto de humillación.


Sea como sea, es difícil desligar el acto del brindis del acto religioso, ya que según algunas teorías el brindis es una práctica social que probablemente se remonta a las antiguas libaciones, sacrificios en los que se ofrecía un líquido sagrado a los dioses: sangre o vino a cambio de una petición o súplica. El mismo acto de beber a la salud de los vivos muy probablemente derivase del antiguo rito religioso de brindar por los dioses y por los muertos. En sus comidas, los antiguos griegos y romanos efectuaban libaciones, derramando vino o licores, en honor de sus dioses, y en banquetes ceremoniales brindaban por ellos y por los muertos. Íntimamente ligado a estos actos estarían relacionada la costumbre de brindar por la salud de los vivos.

Sin ir más lejos, hablando en términos religiosos, el mismo acto del ritual católico de la consagración del pan y el vino participa de esta condición de sacrificio a la vez que de comunión y participación colectiva.

El significado de brindar es, pues, en definitiva, ofrecer una cosa a cambio de un deseo, o simplemente aspirar a que ese deseo se cumpla.


miércoles, 17 de junio de 2015

URBEX: MUROS EN EL BOSQUE

Texto y fotografías: Joan Ramon Santasusana Gallardo.
Fecha: 15 de junio de 2015. Lugar: En algún lugar del Baix Empordà, provincia de Girona, Cataluña, España.
Total fotografías tomadas: 22. Total fotografías publicadas: 19.
Si quieres saber qué es el urbex: Urbex: exploración urbana.
Si quieres ver otros archivos urbex: Archivos urbex.


Siguiendo un viejo y empinado sendero apartado que atravesaba el bosque, de repente me topé con aquellos viejos muros que buscaba, que unos días antes había vislumbrado con el buscador de Google Maps. Empujado por la curiosidad, quise averiguar a que tipo de estructura pertenecían esas ruinas. ¿Castillo o masía?

Así pues, aunque el día estaba algo nublado y apuntaba tormenta, me decidí a visitar aquel lugar –y algunos otros-, al salir del trabajo, aunque ello me obligase a hacer cierto rodea para llegar a mi casa.


A día de hoy es difícil saber a que tipo de vieja edificación pudieron pertenecer estos muros, aunque por su trazado quedó más que patente que antiguamente habían pertenecido a algún tipo de casa, aunque ya no quede rastro alguno de ella. Piedra gris en medio de un bosque, cubierta si acaso de un poco de líquenes y musgo aquí y allí.

El lugar estaba desbrozado, señal inequívoca de que el lugar es visitado esporádicamente, y por el trazado de la piedra, bien pudiera ser que la zona estuviese siendo estudiada por algún grupo de arqueólogos, esté siendo restaurada o simplemente se utilice con algún fin que se escapa de mi mente.


Viejos muros en el bosque, que indican como puede acabar cualquier edificación, absorbida por la propia naturaleza que una vez nos dio vida.

















martes, 16 de junio de 2015

URBEX: LA CASA ENREJADA

Texto y fotografías: Joan Ramon Santasusana Gallardo.
Fecha: 15 de junio de 2015. Lugar: En algún lugar del Baix Empordà, provincia de Girona, Cataluña, España.
Total fotografías tomadas: 22. Total fotografías publicadas: 19.
Si quieres saber qué es el urbex: Urbex: exploración urbana.
Si quieres ver otros archivos urbex: Archivos urbex.


A veces hay casas que, vete tú a saber porqué, se empiezan pero no se terminan. Casas que quedan inacabadas en el tiempo, porque el tiempo transcurre, y día tras día, mes tras mes, o año tras año no ves que en ella se produzca ningún progreso.


A veces estas casas quedan así, abandonadas, a medio construir. Otras veces, sin embargo, aún a medio construir, hay en ellas indicios de que la casa es esporádicamente visitada. La construcción no se amplía, no evoluciona, queda parada, inerme, pero de un modo u otro se utiliza, ya sea por la esperanza de continuar el proyecto que quedó abandonado más adelante, cuando lleguen tiempos mejores, o bien porque se le acaba encontrando una utilidad para la que inicialmente no fue diseñada, ya sea como cobertizo, zona de barbacoa de fin de semana, o instalación agrícola para guardar herramientas, balas de paja o algunos animales.


No sé exactamente cuando la casa enrejada quedó abandonada. No completamente abandonada, pues a su alrededor el terreno se trabaja y en una zona adyacente de la casa hay incluso algunas colmenas. Pero sí quedo abandonado el proyecto de la casa que tenía que ser.


Hoy la casa enrejada es el esqueleto de un edificio cuyas puertas y ventanas han quedado cubiertas de las rejas por las que le he dado su nombre, barreras que impiden el paso a su interior. Hoy, esta construcción ha acabado siendo utilizada más bien como simple cobertizo. Las rejas cubren de esta manera parte del edificio, pero también el bello pozo colindante con el que, acaso algún día, sus habitantes, si llega a tenerlos, calmen su sed con el agua de su interior.