Leyendas Medievales presenta: ENTRENAMIENTO MEDIEVAL

Un pequeño artículo sobre uno de esos pequeños entrenamientos de sofcombat medieval que llevamos a cabo de cuando en cuando algunos de los miembros de Leyendas Medievales. ¡Porqué no sólo de rol, barbacoas y cerveza viven los hombres!

Ahora, cuando escribo esto, hace ya algo más de una semana que asistí al último entrenamiento de Leyendas Medievales, después de mucho tiempo sin asistir a ningún tipo de evento de softcombat medieval de este tipo, y lo admito: ¡Estoy desentrenado!

Lo cierto es que tenía ganas de poder asistir a este nuevo encuentro con mis compañeros de Leyendas Medievales, no tanto por el entrenamiento en sí mismo, como  el hecho de poder socializar un poco y ver de nuevo a esas personas que cada vez considero más como mi gente.

Sé que como socio de Leyendas Medievales no soy precisamente el socio que más se ha prodigado en el grupo, ya que he faltado a la mayoría de eventos roleros a los que el grupo, como asociación, ha asistido, pero aún así siempre me salta esa espinita de pequeña envidia en el corazón cuando más tarde he visto algunas de las fotografías y lugares que éstos han visitado y compartido con muchos otros jugadores que aman esta fantástica afición que mezcla aventura, fantasía, lucha y camaradería.

Siempre he ido mucho a la mía, eso no es nuevo, y es quizás por ello que no siempre me he involucrado en todas las actividades en la que Leyendas Medievales ha andado metida, aunque ciertamente sí que he asistido y participado en muchas otras, claro está.

Pero pese ir siempre un poco a mi bola, insisto, en la actualidad, si he de hablar de mi gente, estaré hablando de mi familia, mis amigos más allegados y, por supuesto, las personas que componen el grupo de Leyendas Medievales, con los que tantas barbacoas ya he compartido.

Era pues, para mí, ese entrenamiento dominical, no tanto un entrenamiento de softcombat medieval como una nueva oportunidad de reunirme de nuevo con los amigos y compañeros que hacía tiempo que no veía. Ya no se trata tanto de compartir una afición común, disertar con charlas y diálogos, tanto como el hecho de simplemente disfrutar con su compañía.

Nos encontramos, como no, en un paraje natural fácilmente accesible, y desde el punto en que dejamos los vehículos, buscamos un lugar algo tranquilo y apartado donde podernos despachar espadazos (y algún hachazo) a gusto.

El entreno empezó, ¡como no!, con los típicos saludos, besos y abrazos, y el intercambio de palabras, anécdotas y noticias, para ponernos un poco al día, y tras esto y equiparse un poco para la ocasión, empezamos con un pequeño calentamiento para desentumecer los músculos y las articulaciones oxidadas.

A partir de ahí, ya empezaron los pequeños juegos, duelos, torneos y luchas con las que entrenarnos un poco, formando básicamente dos equipos, y estableciendo diferentes reglas para cada modalidad de juego, empleando armas y escudos, diferentes variabilidades de vida, y distintos modos de lucha.

¿Las consecuencias? No puedo hablar por los demás, pero en mí caso debo reconocer que durante un par de días, concretamente el martes y miércoles posteriores al domingo en que celebramos el entreno, mis músculos y mis huesos notaron de sobras el ejercicio al que me vi sometido, sintiendo algunas pequeñas agujetas, pero sobretodo un cansancio demoledor en mis piernas y brazos, que me señalaron que el ejercicio, después de tanto tiempo y tantas cervezas, me había ido bien.

Tras la sesión de entrenamiento, hicimos una sentada alrededor de un par de mesas de madera de picnic que habían en el lugar que elegimos para hacer nuestra sesión de entrenamiento, y posteriormente nos reunimos todos de nuevo para celebrar el nacimiento de un nuevo hijo de uno de los más aclamados miembros de la asociación.

¿Qué más puedo decir? Me falta tiempo y no me sobran las horas, pero fue un buen domingo después de todo. ;-)