jueves, 17 de mayo de 2012

¡BASTA!

¿El gobierno de un país, vela por el pueblo o sólo por la economía de unos pocos? Visto lo visto, cada vez tengo más claro que en este supuesto estado del bienestar, lo que prima por encima de todo es el servicio del estado a favor de unos intereses privados, y no de sus ciudadanos. Esto, señores, cada vez es más “Estado”, y menos “Bienestar”.

Un banco se hunde, y mientras el estado intenta rescatarlo, sus habitantes viven ahogados por el peso que les supone mantener ese banco a flote al coste de sus bolsillos. El dinero de la educación de sus hijos, para rescatar al banco; el dinero de la sanidad para sus mayores, para rescatar el banco.

Un país no se construye rescatando bancos y empresas insolventes, se construye educando a sus ciudadanos.

Cada vez oigo más que los que nos gobiernan utilizan un discurso demagógico donde palabras como “violencia”, “indignación” o “desobediencia” son utilizados en un sentido negativo, cuando cada vez está más claro que esas palabras reflejan un derecho o una lucha por los derechos más básicos de la dignidad y condición humana.

Los políticos, hoy más que nunca, no nos representan; representan a unos bancos y unas políticas económicas que nos debilitan y nos desangran.

¿Qué puedo decir, cuando veo como los bancos expolian y usurpan los fondos del dinero público para mantenerse a flote, mientras las parte que corresponde a educación y sanidad son recortados? ¡No veo compasión en sus caras! Ni en las de los banqueros, ni en las de los políticos. Deshumanizados. Sólo sois pieza de una gran maquinaria que ya no se llama “Sociedad”, sino “Economía”.

La verdadera riqueza no se mide por la cantidad de dinero que tiene un país acumulado en unas pocas manos, sino por la cultura, el bienestar y la felicidad de su gente. Y puedo asegurar que hoy por hoy, en nuestro país cada vez hay menos gente feliz.

El futuro de un país no se mantiene gracias a la supervivencia de unos bancos especuladores, sino a la educación de sus ciudadanos. No se mantiene gracias a las inyecciones económicas se hacen para tapar los errores de los especuladores, ni los robos o estafas más flagrantes que han cometido algunos personajillos de ese ámbito, saliendo totalmente indemnes de todo.

Vivimos en un país que con tanto perdón de los corruptos, mantiene la corrupción, porque la corrupción resulta rentable. ¡Basta de proteger a ladrones y estafadores que se lo han llevado todo y, sin embargo, castigar al pobre ciudadano que un día no puede pagar su hipoteca!

¡Basta de “honrados” y “ejemplares” ciudadanos que detrás de su corbata se amparan en la ley para eludir la justicia!

Quién se rebele contra este sistema de latrocinio descarado que mantenéis, se ganará mi apoyo.

¿Democracia? Dudo que si le preguntaseis al pueblo, éste decidiera rescatar a ningún banco al coste de reventar su educación y sanidad.

Los políticos que nos deberían representar, ya no nos representan. Hoy la gente sale a la calle y, una vez más, el pueblo se representa a sí mismo. Y eso, señores, no es antidemocrático, por muchas florituras del lenguaje y de las leyes que queráis aplicar. La gente, hoy, lucha por sus derechos.

Y ésa es, hoy, la verdadera democracia.

Lo demás es únicamente una política al servicio de unos pocos, que en nada nos beneficia.

No tenemos que cargar con ese lastre.

Yo, por mí parte, intentaré mantenerme lo más alejado posible de esta realidad paralela tan oscura y siniestra que parecéis obcecados en crear.

Joan Ramon Santasusana Gallardo


Así la define la Real Academia Española:

democracia.

(Del gr. δημοκρατία).

1. f. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno.

2. f. Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado.

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