jueves, 30 de agosto de 2012

SOBRE LA SUBIDA DEL IVA... y algunos consejillos para ahorrar.


Bueno, el 1 de septiembre está a punto de llegar, y con él caerá toda la carga del IVA, lo que, al decir de algunos, nos equiparará más al resto de Europa en todo, menos en los salarios. ¡En fin, una noticia que ya no sorprende a nadie! Llegados a este punto, sin duda, no pocas personas, precisamente, van a tener que apretarse el cinturón un poco más y lo cierto es que, para aquellos que están pagando una hipoteca, vivan solos, tengan hijos o deban pagarse diariamente los gastos de un vehículo propio para ir al trabajo cobrando un sueldo inferior a los 1200 € (¡y los que lleguen a cobrar eso pueden considerarse afortunados!) las cosas se van a poner un tanto difíciles, máxime cuando, probablemente, ya hacen equilibrios y malabarismos económicos para llegar a fin de mes. En fin, una vez más, toca dar una nueva vuelta de tuerca...

Pero ante todo, recordemos, ¿en qué productos aumentará el precio del IVA y cuanto aumentará aproximadamente?

Superreducido (se queda en el 4%): Estos productos se mantienen igual y no experimentarán una subida de precios. En ellos se engloban los alimentos básicos y bienes considerados como de primera necesidad. Ésta es la lista de productos básicos que no verán incrementados sus precios: Pan, Harina, Leche, Queso, Huevos, Fruta, Verdura, Legumbres, Cereales, Libros, Prensa, Medicamentos.

Del reducido al general (del 8 al 21%): Estos productos pasarán de tributar a un tipo reducido para hacerlo al general, que en septiembre pasa del 18 al 21%. Servicios relacionados con el ocio, la estética y también con los entierros aumentan considerablemente su carga fiscal y por consiguiente, su precio de venta en el mercado. Ésta es la lista que dará el salto de un grupo a otro: Cultura (cine, teatros, conciertos), Gimnasios, Peluquería, Complementos de material escolar, Servicios funerarios, Cirugía estética, Floristería.

Tipo reducido (del 8 al 10%): Aquí se incluyen los alimentos y productos no considerados como básicos, transporte y espectáculos deportivos. Éstos son los productos cuyo tipo fiscal subirá al 10%: Carne, Pescado, Pan integral, Aceite, Refrescos, Yogures, Café
Pasta, Transporte, Espectáculos deportivos, Productos de higiene íntima.

Tipo general (del 18 al 21%): No ostentarán la mayor subida, que tendrá lugar en los que pasan del reducido al general, pero sí son lo artículos con una mayor carga fiscal. Tras la última subida en julio de 2010 al 18%, el IVA general vuelve a experimentar un nuevo incremento, esta vez hasta el 21% (el reducido pasó del 7 al 8%). Ésta es la lista de los productos que tributarán al 21%: Luz, Agua, Telefonía/internet, Gas,
Gasolina, Bebidas alcohólicas, CD/DVD, Libros electrónicos, Ropa/Calzado, Reparaciones en el hogar.

Ante todo esto, no sólo los consumidores padeceremos el aumento del IVA, sino diversos negocios (especialmente el del ocio), que verán bastante mermada la demanda de sus servicios ante una subida de los precios que les obligará a ajustar los gastos de sus necesidades. Y, ¡como no!, algunas empresas, más listas ellas, ya han ajustado los precios unos meses antes de la subida del IVA, para, llegado el momento, decir que aunque suba el IVA, ellos no subirán los precios, quedando así como unos auténticos “señores”, cuando de hecho ya han venido sacando tajada al asunto del IVA un par de meses antes de su aplicación. Tal es el caso de Mercadona y otras cadenas de supermercados, no dejéis que os engañen. Y esto es un hecho comprobado por el que esto escribe: Joan Ramon Santasusana Gallardo. Más que nada dejo escrito aquí mi nombre por aquello de que a veces se dicen cosas sin referencia alguna... ¡En fin, ver para creer! Vamos a lo que vamos...

¿Qué soluciones tenemos para afrontar estos nuevos gastos que nos va a suponer la subida del IVA?

Sin duda cada persona ha de dar con su propia solución según su situación y sus necesidades. No es lo mismo vivir solo que vivir en pareja y sin hijos, o vivir en pareja y con hijos; no es lo mismo vivir pagando una hipoteca que vivir con una hipoteca ya pagada; no es lo mismo tener un trabajo cercano al que se puede ir a pie, que tener que coger el autobús o tren a diario, que tener que desplazarse diariamente varios kilómetros en un vehículo propio (con unos gastos mensuales que fácilmente pueden llegar hasta los 300 € mensuales)...

En todo caso aquí dejo algunos consejillos...

ALIMENTACIÓN

Personalmente, viviendo solo, pagando una hipoteca y habiendo sufrido recortes de salario, mis medidas principales para reducir los gastos económicos han pasado por la alimentación, y, básicamente, por aquellos productos que no son de primera necesidad, por llamarlos de algún modo. Así, dejando de comprar productos del tipo aperitivos  y snacks (como cacahuetes salados, galletitas, patatas-chips, berberechos...), dulces (como Donuts, Nocilla, bollería en general...), refrescos (Coca-Cola, zumos, cerveza...) y otros productos que considero un mero antojo (ocasionales platos preparados, salsas, yogures líquidos...), he hecho un ahorro mensual importante.

Del mismo modo, abandonando la costumbre de dejar de comprar grandes cargas de comida, ignorando “ofertas” que sólo se aplican si compras cierta cantidad de productos (el clásico “si compras dos unidades de un producto, la segunda unidad te sale a mitad de precio”) y, claro está, ignorando verdaderas ofertas de cosas que realmente no necesitamos, también se ahorra lo suyo.

Hacer la compra diaria, de modo que se compra únicamente lo que uno verdaderamente necesita, o bien comprando en mercados públicos, donde la calidad de la verdura y la fruta no sólo es mucho mejor, sino que los precios son mucho más baratos (y, ¡cuidado!, hablo de calidad de sabor y propiedades alimentarias, no de calidad estética, que es lo que prima en los supermercados), es otra buena solución de ahorro.

Aunque personalmente yo acostumbro a hacer una o dos compras semanales, si se hace la compra a diario, uno se acostumbra rápidamente a comprar únicamente aquello que necesita y evita, también, de este modo, tener que tirar comida y otros productos a causa de la caducidad o el deterioro.

Aplicando algunos de los consejos que arriba he mencionado, personalmente he logrado conseguir un ahorro mensual que oscila entre los 20-50 €. Y eso no significa que de vez en cuando no me permita algunos caprichos o me salte algunos de los consejos que he dicho arriba, simplemente significa que miro y controlo más lo que compro, y cuando y como la hago.

No he mencionado para nada comparar precios de productos entre de los supermercados de las diferentes cadenas alimentarias ni sobre las marcas blancas, porque considero que eso es un tema aparte, aunque sin duda es algo que hay que tener en cuenta, así como los comparadores de precios que pueden hallarse por internet. Pero ahí queda eso, para quién le pueda interesar.

ELECTRICIDAD, GAS Y AGUA

Otro de los gastos importantes del hogar son la electricidad, el gas y el agua.

Sobre la electricidad, ¿qué decir? Un modo de ahorrar es evitar mantener encendidas luces innecesarias, tener la televisión puesta todo el día si uno no la mira (es costumbre de mucha gente tener la televisión encendida simplemente para escuchar ruido de fondo). Mejor aprovechar la luz del día, para no depender de la luz artificial, pero si se utiliza, recordar que ésta resulta mucho más barata de noche que de día.

Apagar las luces que no se utilicen. Este consejo puede parecer un poco tonto, pero existe un estudio que dice que el 30% de la energía utilizada en una casa, se consume en forma innecesaria. La iluminación de una vivienda es aproximadamente el 11% de la factura de la luz. Apagando las luces que no necesitas, comenzarás a ahorrar enseguida, y ampliarás la vida de las bombillas.

Pasarse a las bombillas de bajo consumo. El mercado ofrece una gran variedad de estas bombillas, cuyo ahorro de energía es muy notable: consume menos de la cuarta parte de lo que consumiría una bombilla normal. Aunque son un poco más caras, duran hasta 10 veces más.

Apagar el ordenador y otros aparatos eléctricos que por la noche queden en “Stand By” puede significar un ahorro anual de 50-200 €.

El gas se utiliza en la cocina y, especialmente, en la calefacción del agua y el hogar, ya que resulta mucho más económica que la calefacción eléctrica. En buena parte de las cocinas el gas ha sido sustituido por las cocinas eléctricas vitrocerámicas y de inducción, y a la hora de cocinar es difícil escatimar los gastos de gas, pero no así con la calefacción. El modo de ahorrar con la calefacción es tener la casa adecuadamente preparada; hay que evitar salidas de aire a través de ventanas y rendijas (resulta ridículo tener la calefacción encendida si tenemos una ventana abierta todo el día)

El tema del ahorro de agua tiene muchas vertientes según para que se utilice, aunque aquí hablaremos, naturalmente, de la vertiente del hogar.

Arreglar inmediatamente aquellos grifos o depósitos de agua (eso incluye las cisternas de los lavabos) que goteen o pierdan agua, o cambiarlos por sistemas mono mando. Ahorrarás una media de 170 litros de agua al mes. Pon dispositivos de ahorro en los grifos y duchas, y reducirás el consumo casi un 50%. Un grifo, una cisterna, una cañería que pierden agua por simple goteo pueden suponer el gasto de 30 litros de agua diarios.

En el caso de las cisternas para lavabos, instalar botones de descarga doble o de doble pulsador en el depósito del agua, ya que permiten descargas de 3 ó de 6 litros según el caso, lo que permite reducir el consumo de agua a la mitad. Si el depósito es de cadena o botón único, puede meterse dentro del depósito un objeto que ocupe cierto volumen, como una piedra de cierto volumen, una botella llena de agua u otro objeto similar. De este modo evitaremos que se llene todo el depósito, y se ahorrará una cantidad de agua equivalente al volumen del objeto que hayamos metido. No usar el inodoro como cubo de basura, mejor coloca una papelera en el cuarto de baño, ahorrarás entre 6 a 12 litros cada vez.

Cerrar el grifo mientras te cepillas los dientes, te lavas las manos o lavas los platos, si es el caso de que lo haces a mano. Ahorrarás alrededor de 12 litros por minuto. En el caso de la limpieza bucal, mejor utilizar un vaso. Para lavarte la cara, las manos o afeitarse, llenar moderadamente el lavabo, si eres de los que tienen por costumbre llenarlo en estos casos. Cerrar el grifo mientra uno se lava las manos o los dientes es un ahorro de agua equivalente a 2-10 litros.

Siempre se ahorra más agua usando el lavavajillas que no limpiando los platos y la vajilla a mano. Utilizar las lavadoras y/o lavavajillas a carga completa y con el programa adecuado. Cuando lavamos a mano consumimos un 40% más de agua.

Ducharse antes que bañarse, y cerrar el agua del grifo mientras te enjabonas. Se ahorra una media de 150 litros cada vez que se utiliza la ducha, en vez del baño.

Cierra levemente la llave de paso de vivienda, no apreciarás la diferencia y ahorrarás una gran cantidad de agua diariamente. Lo mismo sirve para los radiadores que funcionan con agua.

Riega tus plantas y el jardín al anochecer o amanecer. Utiliza sistemas de riego automáticos, por goteo o aspersión o bien recicla parte del agua que utilizas en casa. Una pequeña garrafa puede permitirnos recoger el agua aprovechable de dejamos escapar impunemente por el desagüe, que puede resultar aprovechable para regar plantas, por ejemplo. Es habitual que mucha gente deje que, mientras espere que llegue el agua caliente, de que el agua de un baño y una ducha se pierda mientras ésta salga fría. ¡Recógela! Esa agua es totalmente aprovechable.

GASOLINA Y COMBUSTIBLES

A parte de comprar el combustible en sitios donde la gasolina o el gasoil nos salen más barato, existen varios trucos para aumentar el ahorro de nuestro combustible. A continuación recojo algunos de los más interesantes:

Hay que evitar circular a velocidades elevadas. A parte de la posible pérdida de puntos y el coste de una multa, el aumento de velocidad supone el aumento de consumo. Esto es así, especialmente, a partir de los 80-100 km/h. Por encima de esas velocidades, el aumento de consumo puede oscilar entre el 20-40%. Las revoluciones óptimas de velocidad están entre 2,000 y 2,500 revoluciones en gasolina y entre 1,500 y 2,000, en diesel.

Evita acelerones y frenazos en seco. Debemos procurar circular a una velocidad uniforme, sin cambios bruscos, que nos obligan a ir en marchas más cortas o a revolucionar más el coche. Del mismo modo, ello también repercute en la duración del neumático. Cuando estamos acelerando, se debe cambiar a la marcha más larga lo antes posible y, al reducir, de la manera más lenta posible. Un motor en marcha corta y revolucionado consume mucho más.

Evita ir en reserva, ya que el vehículo funciona menos eficientemente. El mejor momento para recargar el tanque es cuando está por la mitad o un poco menos, ya que de ese modo se evita, también, que buena parte del combustible se evaporice. En ese sentido, especialmente en los días más calurosos, es tener el depósito lleno por encima de su capacidad. Con el calor, la gasolina tiende a evaporarse, y mientras más vacío está el depósito, más vapor se forma y escapa. Aparca en la sombra, eso minimizará la evaporación de gasolina y mantendrá fresco el vehículo.

Los neumáticos deben ir siempre con la presión idónea. Una llanta inflada por debajo de su presión normal aumenta la resistencia al rodaje (se posa más superficie del neumático en la carretera) y por consiguiente obliga al motor a trabajar más. Evitar las sobrecargas innecesarias en el vehículo, ya que eso también repercute en la resistencia del rodaje. El uso del portaequipajes de techo, aún estando éste vacío, puede incrementar el consumo normal del vehículo desde un 2 hasta un 35%, ya sea debido al peso, ya sea debido a la resistencia a la fricción del aire.

Llena el depósito en días de diario, porque los precios suelen subir los fines de semana. El mejor día para ir a la gasolinera es generalmente el martes o el miércoles y la mejor hora, por la noche, ya que algunos surtidores sueltan más gasolina cuando las temperaturas son más bajas (en realidad, debido a las temperaturas más bajas, el grado de dilatación de combustible es menor). Ve a gasolineras que tengan afluencia de clientes. Las estaciones que están siempre llenas tienen que recargar sus tanques regularmente, lo que significa que su gasolina es más fresca y esta, tiene mayor potencia que la que lleva varios días guardada.
El uso del aire acondicionado aumenta en un 20% el consumo de combustible. A bajas velocidades abre las ventanas, y a mayor velocidad usa en su lugar el ventilador (las ventanas abiertas aumentan la resistencia con el aire del vehículo, aumentando con ello el consumo).

Mantén el motor limpio, cambiando cuando corresponda el aceite, bujías y filtros para evitar que aumente el consumo. Los motores de los coches actuales ensucian menos el aceite que los de años atrás y pueden apurar más el tiempo de ciclado, pero hay que ser consecuentes.

Escoge la ruta más conveniente. Trata de evitar aquellas con atascos o tráfico lento. Mientras menos paradas mejor. Un motor siempre gasta más cuando el coche está parado, pero con el motor funcionando, que no cuando está en marcha funcionando correctamente. Si tienes que estar parado más de un minuto, apaga el motor.

Comparte coche y pacta gastos de combustible y/o de peajes, evitando los malos rollos. Generalmente, si se hace bien, mediante este sistema todos salen ganando.

RESTAURANTES Y SIMILARES

Naturalmente, el modo de no gastar demasiado es no ir demasiado a restaurantes o a comer fuera, o evitar que éstos no sean excesivamente caros (hay que mirar precios de todo), pero ése es un tema en el que no me meteré, pues hay restaurantes para cada ocasión, y ocasiones que bien pueden merecer un gasto extra.

Sin embargo, un modo de “ahorrar” notablemente, especialmente cuando se va a cenas de grupos, es controlar bien lo que se come y lo que se bebe, y repasar bien la cuenta cuando se paga. No me ha sucedido pocas veces, precisamente, que en la cuenta, especialmente en cenas de grupo donde hay más de ocho personas, se cuelen “misteriosamente” unas cuantas botellas extra de vino, agua o cervezas, entre otros. Si eso sólo hubiese pasado un par de veces, y de manera anecdótica ni me molestaría en comentarlo, pero el caso es que ésta parece ser una práctica habitual en nuestra hostelería, ya que me he encontrado a menudo con este hecho, especialmente cuando se trata de cenas de grupos grandes, y no es extraño que de este modo la factura se infle entre 12-24 € por encima del precio real de lo que se ha consumido. Puede que ese gasto extra signifique menos de 1 € por comensal, y algunos de éstos no le den importancia al “error”... Pero el hecho es ¿porqué tenemos que pagar algo que no hemos consumido aunque el coste sea mínimo? Si la factura está mal, hay que reclamar. E insisto, creo que en ese sentido, hay mucha picaresca en el asunto.

SOLUCIONES SOSTENIBLES

A todo esto he añadido el ahorro que he conseguido mediante la implantación de un pequeño huerto urbano en mi balcón. Lo que empezó siendo una mera afición, que en principio me suponía más gasto que ahorro –aunque es una práctica relajante y edificante-, finalmente me está resultando rentable en el sentido económico, al permitirme, durante el verano, cubrir buena partes de las cenas diarias a base de lechugas, tomates, cebollas, fresas y otros productos que, por cierto, conservan todo su sabor y frescor original. Creo que a la larga, poco a poco, está idea sostenible irá creciendo hasta convertirse en algo habitual en muchos hogares.

Sin embargo, pese a todo lo anteriormente expuesto, creo que el mejor ahorro es  es el consumo racional y equilibrado, sin dejarse influir y arrastrar por la publicidad (sea engañosa o no), las falsas ofertas, ni el consumo incontrolado.

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