viernes, 4 de enero de 2013

LA NIEVE Y LA OSCURIDAD


¡Lástima! Si un poco de nieve es capaz de organizar este caos, imagínate tiempo atrás -y sólo me remonto a unos 20 años atrás-, cuando nevaba así durante casi todo el invierno y, desde luego, en mayor cantidad.

Me encanta cuando la "civilización" queda atascada, sin luz eléctrica, con los medios de comunicación cortados, los servicios públicos cerrados, y nos obliga a regresar -aunque sólo sea momentáneamente- a tiempos pretéritos, cuando el hombre pasaba la mayor parte del invierno encerrado en casa, alrededor de la lumbre de un hogar, en familia, contando relatos, fabricando cestos de mimbre, curtiendo correas y otros objetos de piel, trabajando el esparto para fabricar cuerdas, hilando la lana o tejiendo, o creando conservas de forma tradicional, entre otras muchas otras actividades.

Ayer, en casa, bajo la luz de las velas, descubrí cuales son algunas de las cosas que más valoro y me gusta hacer, y que lugar ocupan en mi vida... Sin electricidad no podía leer, ni escribir, ni conectarme al ordenador o ver una película, ni dibujar... No podía cocinar, como hago a veces cuando me aburro, porque mi cocina es de inducción... No podía prepararme disfraces, o repasar mis cómics o libros...

Ante la oscuridad y la luz de las velas no me quedo más opción que pensar en mí mismo y en la situación de mi vida... En la gente que me rodea, y el lugar que ocupan en mi corazón... En lo que he cambiado en estos últimos tiempos y en lo que aún he de cambiar...

Me pregunto si debería hablar sobre todo ello o no. Hace tiempo que ya no busco a nadie que lea mis escritos más íntimos, y aunque a menudo me da por escribir sobre mis pensamientos o dejo fluir mis emociones en forma de palabras, ya no me importa demasiado a donde lleguen ni quién las lea. Si acaso que eso sea algo que decida el destino o el azar.

Pero ayer en la oscuridad hubiera querido escribir sobre lo que pensaba, o poder reflexionar sobre partes de mi pasado o de mi ser; hablar con ciertas personas y decirles lo que pienso o lo que siento, o que lugar han ocupado en mi vida, mientras que en otros casos hubiera guardado mis pensamientos en mi interior. En la oscuridad a veces es más fácil dar forma a las cosas.

Sin internet, sin una película, un buen libro o un cómic con el que escapar de esta realidad, ayer me acosté temprano, y podría decirse que, descontando el breve tiempo en que desperté para cenar y merodear a oscuras por la casa, dormí alrededor de 11 horas. No me di cuenta, hasta ahora, de cuanto necesitaba descansar.

Cuando me acosté en esa pertinaz oscuridad invernal, sin otra luz que la que me daban esas velas, me imaginé abrigado y arropado entre mantas y pieles, atrapado en una cabaña sepultada por la nieve en medio de un enorme bosque de abetos. Y he dormido plácidamente, como hacía tiempo que no lo hacía... No recuerdo si, finalmente, en mi imaginación, dormí solo o en compañía.

Me bastó con poder descansar.

1 comentario:

  1. Me encantó. La verdad me sentí algo identificada.No soy de usar internet, pero cuando la ocupo y encuentro estas cosas me entre tengo leyéndolas.Realmente me fascina como escribís, quisiera tener esa facilidad para expresarme al inventar historias

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