lunes, 9 de septiembre de 2013

ESTAR SOLO

Texto de: Joan Ramon Santasusana.
Fotografía de: David White.

¿Tan difícil es estar solo? A mí me gusta la soledad. No diré que sea un estado perfecto, también me gusta la compañía, pero me gusta estar solo: saber que todo lo que hago lo hago por mí mismo, que aprendo, que no dependo de nadie, que tengo la capacidad de improvisar, que puedo encontrar cosas nuevas...


Me preguntan si no me gustaría volver a compartir mi vida con alguien, volver a vivir en pareja. ¡Pues claro que sí, me gustaría, pero tanto como me gustaría compartir la vida con alguien, me gusta vivir la vida por mí mismo! Lo que importa no es estar con alguien, sino estar bien.

Hay gente que no soporta la soledad, que no es capaz de vivir sola. Sufren ansiedad, sienten la necesidad de buscar a alguien desesperadamente... aunque ese alguien no les convenga. No, definitivamente yo no funciono así.

Las personas que comparten experiencias, especialmente experiencias positivas, se enriquecen mutuamente, eso no lo voy a negar. La soledad, sin embargo, si se sabe enfocar, también aporta un montón de cosas de los que todos deberíamos aprender, porque es en la soledad, donde, si uno lo piensa bien, aprendemos más de nosotros mismos, de nuestros gustos, de nuestras verdaderas necesidades o nuestras inquietudes. Es el la soledad donde nos vemos obligados a pensar más o donde empieza la aceptación.

Personalmente siempre he dicho que yo soy un ser sociable (bastante sociable, al decir de algunos), pero nunca me he sentido especialmente social, ni mucho menos socializado. Vivo en mi isla, procurando vivir al margen del mundo que la sociedad en que vivo me ofrece, sin duda porque ésta no es la sociedad en que me gustaría vivir, aunque me haya tocado vivir en ella. El mundo no es lo que la sociedad dice que es, sino simplemente es. Todo lo que una sociedad crea, es susceptible de ser transformado, y las pequeñas transformaciones, que a la larga inciden en las grandes transformaciones, empiezan por uno mismo. Cumplir con los supuestos que la sociedad impone, es seguirle el juego.

Hoy estoy solo, mañana puede que no. Soy capaz de compartir mi mundo y puedo integrarme en mundos ajenos, últimamente lo hago así, dejando que las cosas fluyan solas, siguiendo mi corriente, pero permitiendo que ésta fluya también en otras aguas. Hoy por hoy, es en la soledad donde encuentro mi paz y mi descanso, y después de mucho tiempo puedo decir que así soy feliz.

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