jueves, 28 de julio de 2016

URBEX: PUESTA DE SOL EN LA CASA DE LOS RATONES (CA L'AIANO)

Texto y fotografías: Joan Ramon Santasusana Gallardo.
Fecha: 23 de julio de 2016. Lugar: En algún lugar de la comarca del Gironès, provincia de Girona, Cataluña, España.
Total fotografías tomadas: 66. Total fotografías publicadas: 40.
Si quieres saber qué es el urbex: Urbex: exploración urbana.
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Relativamente cerca de casa, en el borde de una zona agrícola rodeada de bosques, o quizás debiera decir de un bosque rodeado de algún que otro campo agrícola, está Ca l’Aiano, que yo bauticé como la casa de los ratones debido que en el margen justo al lado del sendero de tierra que separa los campos secos del bosque, se podía oír las incesantes carreras de los pequeños ratones que viven en la zona, alguno de los cuales llegué a ver, aunque escaparon siempre al objetivo de mi cámara.

Era una tarde de verano calurosa, los campos ya estaban segados, y siendo algo más de las ocho de la tarde, el sol ya caía en el horizonte a cierta velocidad. Me di prisa en mi recorrido por aquel polvoriento camino, pues aunque llevaba una pequeña linterna conmigo, quería llegar a Ca l’Aiano teniendo aún algo de luz para poder echar alguna que otra fotografía.


Ca l’Aiano actualmente está sumergido entre una frondosa vegetación consistente en zarzas, arbustos y árboles jóvenes que han invadido todo su perímetro, porque alcanzar sus paredes y llegar a su interior es harto difícil, aunque no imposible en cierto punto dónde la sombra de los árboles jóvenes han impedido que las zarzas proliferen demasiado, aunque uno luego tiene que luchar con las ramas de estos.

Ca l’Aiano ahora es una casa vacía, muerta, saqueada... En ella habitan murciélagos, algún que otro pájaro, como un pequeño petirrojo que me observó y me siguió durante parte de mi recorrido, incluso en el interior de la casa, y, como no, los inevitables ratones que parecen habitar a lo ancho y largo de esa zona de campos y bosque.


Lo que recogí durante esta pequeña aventura fue poco más de lo que se puede ver en este reportaje. La segunda planta del edificio era totalmente inaccesible, pues las escaleras que conducían a la misma hace tiempo que ya han cedido a su propio peso. El sol caía rápidamente y finalmente emprendí mi regreso a casa, justo a tiempo para ver una hermosa puesta de sol en un lugar que se me antojaba casi idílico, mientras de entre la espesura del bosque un hermoso gato parecía observar curioso mis movimientos.

Fue una hermosa puesta de sol, una puesta de sol en la casa de los ratones, que al son de mis pasos, como manchas grises, se escondían en la espesura del borde del camino.






































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