viernes, 24 de febrero de 2017

¡CUMPLECANSADO FELIZ!

¡Quisiera daros las gracias a todos!


La verdad, yo no suelo prodigarme demasiado felicitando a nadie por su cumpleaños, ni suelo recordar las fechas de los mismos, ni me fijo demasiado en esa pequeña esquinita de la página de inicio de Facebook que te avisa de los cumpleaños de los demás. En ese sentido soy un desastre, lo sé. Quizás por eso, cuando alguien que apenas conozco se molesta en felicitarme en mi cumpleaños, lo valoro, independientemente de que me importe poco que la gente me felicité o no. ¡No deja de ser un gesto de buena voluntad! Por otro lado, los que ya me conocéis -familia, amigos o compañeros más allegados- que me felicitéis o no, me da igual, que os querré lo mismo, ¡ya lo sabéis! En definitiva, si yo no tengo memoria, ¿para qué voy exigir que tengan memoria los demás? ¡Hay que ser justos!

¡Bueno, al meollo, que me enrollo! ¡Vaya, que bonita rima me ha salido! Sé que me he tomado mi tiempo para leerme todas las felicitaciones que he recibido; de hecho, en estos momentos, cuando escribo esto, para ser sinceros, aún no he contestado personalmente ninguno de los mensajes que he recibido por Facebook, ni creo que me haya leído la mitad de ellos, únicamente, el día de mi cumpleaños y al día siguiente, me digné a contestar las llamadas al teléfono y me leí y contesté los whatsapps que había recibido en el móvil. ¡Demasiada información de golpe! Últimamente voy saturado, y si no he contestado o no he escrito nada antes sobre todo ello es porque realmente me podía más el cansancio que otra cosa y he preferido tomarme mi tiempo, no “estresarme” demasiado. ¡Supongo que lo entenderéis!

El trabajo, los problemas y… ¡bueno, y sobretodo los problemas!, últimamente se han cobrado su precio y debo reconocer que estoy agotado en muchos sentidos. Una mala racha de ésas que nos han pasado a todos en un momento u otro y te dejan con pocas ganas de hacer nada salvo descansar. Y en situaciones así, la vida suelo tomármela con filosofía. O al menos lo intento. Pero vayan bien o mal, las cosas siempre procuro tomármelas con humor.

¡Ay, el humor! ¡El humor y la vida! ¡Qué aunque no estemos felices, nunca nos falte una sonrisa, y si nos falta una sonrisa, que al menos no nos falte la felicidad! Al fin y al cabo, la felicidad tampoco es incompatible con la tristeza, ni el hecho de estar desanimado nos deja necesariamente exentos de buen humor ni carcajadas.

Es filosofía barata, lo sé, pero la vida suele ir conformada de pequeñas alegrías y grandes tristezas y a veces de pequeñas tristezas y grandes alegrías. Hoy por hoy, esas felicitaciones que he recibido, esas felicitaciones que aún he de leer, son parte de esas pequeñas alegrías que me hacen más llevadero este pequeño temporal por el que he pasado y, aunque remitiendo ya, aún estoy pasando. Esas felicitaciones -¡Sí, sí, las vuestras!-, me han dado parte de esa alegría, esa vida y ese humor que necesitaba. ¡Muchas gracias!

Estoy cansado, sí, pero feliz. En los próximos días espero ir reactivándome… ;)
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario