Fecha: 03 de mayo de 2015. Lugar: En algún lugar de l'Alt Empordà, provincia de Girona, Cataluña, España.
Total fotografías tomadas: 97. Total fotografías publicadas: 60.
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Valió la pena llegar hasta ahí, extender la mirada y ver únicamente bosque, montaña y, en la lejanía, las ocasionales viejas ruinas de otras antiguas masías y una iglesia diseminadas por este amplio territorio que por lo demás se me antojó virgen de presencia humana. Sin postes eléctricos, sin luces artificiales, sin sonido alguno de ningún vehículo, sin señal de ninguna población cercana ni siquiera en la remota lejanía que alcanzaban a ver nuestros ojos, sin rastro alguno de nuestro siglo, ni tan sólo del siglo anterior: ni un colilla en el suelo, ni un papel o lata olvidados por aquellos humanos que lo embrutecen todo a su paso, ni la inevitable estela de un avión surcando el cielo. Sólo la naturaleza, los árboles, el canto de los pájaros, aquella vieja casa formada por varias edificaciones y el sonido de los cencerros de las vacas que pastaban por algún lugar, más abajo. Allí, en la cúspide de ese monte, nos sentimos los amos del cielo, y soñamos con nuestro propio paraíso.
Eran ya algo más de las ocho de la tarde de principio del mes de mayo y el sol ya se ponía lentamente. Después de una larga tarde de visitas por aquel territorio montañoso, ahora nos hallábamos en el punto del camino más alejado de la civilización y, por fin, habíamos abandonado todo rastro de paso humano: ni carreteras, ni senderos de bosque de tierra o piedra, únicamente un amplio campo llano sobre el que, surgiendo del bosque, me atreví a circular hasta llegar a aquella casa, una casa en un paraíso montañoso. Ya sólo nos quedaban la hierba, el bosque y las montañas. Había sido una jornada intensa, y aunque aún nos quedaban varios edificios y ruinas por explorar en la zona, decidimos dejarlo para otro día ante la inminente caída de la noche y, sobretodo, debido a la imposibilidad de hallar cualquier otro camino por el que continuar en coche nuestro azaroso trayecto emprendido a la aventura.
Y esto fue lo que vimos, aunque para ser sinceros estas imágenes que aquí publico no hacen justicia a la amplitud de aquel hermoso paisaje ni a aquel momento vivido en el que, junto a mi pareja, contemplamos un pedazo de cielo terrenal.
Aquí dejo las fotografías.
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