Allí dónde el hombre decepciona, la naturaleza a veces nos sorprende.
Girona...
Hace tiempo -algo más de un año, ya- que los observo cuando voy a pasear y los veo juntos en el río. Siempre rodeados de ánades reales y alguna que otra gaviota patiamarilla o gallineta de agua, pero siempre inseparables, siempre juntos. Son una pareja peculiar, un enorme pato doméstico blanco asilvestrado (Anas platyrhynchos domesticus) y un hermoso ganso egipcio (Alopochen aegyptiacus)...
Inseparables. Por lo general, ambos deambulan a pocos metros del punto exacto donde el río Onyar confluye con el río Ter; un lugar situado entre la Ronda de Pedret, el Pont de Pedret y el aparcamiento público de la Copa, justo al lado de la carretera de França. Allí se los puede ver generalmente, descansando en una isla central del río, o bien mojando sus pies o nadando en sus aguas más cercanas. No son difíciles de observar, porque la verdad es que destacan entre el resto de anátidas de la zona...
Cuando los observo, siento en mi interior una calidez entrañable, pero también una enorme curiosidad. ¿Cómo se llegaron a conocer? ¿Por qué siempre van juntos a uno y otro lado? ¿Serán macho y hembra? Que pertenecen a especies distintas es evidente, y aunque el hermoso pato blanco sin duda pertenece a la misma especie que los ánades reales que viven en esas aguas, siendo tan solo una subespecie, como variedad doméstica que es, tiene una marcada diferencia respecto a sus congéneres que no sólo pasa por el color de su plumaje, sino también por su mayor volumen.
La verdad, aunque me pica la curiosidad por ello, no me importa demasiado si serán macho y hembra y entre ellos habrá un amor interespecie, o si ambos pertenecerán al mismo sexo. Cuando los observo, sólo veo una bella amistad entre dos seres de especies diferentes...
¡Y algunos dirán que términos como amor o amistad, entre los animales, son proyecciones que, como humano, yo proyecto! ¡Puede ser, puede ser! O puede que no... puede que los equivocados sean ellos. ¿Qué más da? Lo único que importa es que entre ese ganso egipcio y ese hermoso pato doméstico asilvestrado se ha creado un peculiar lazo que sólo ellos comprenden, y lo que opinemos los humanos está de más.
Yo simplemente disfruto viéndolos cada vez que voy de paso o me paseo por aquella zona, porque sé que lo que veo es algo único, peculiar, hermoso... y no intento juzgarlo ni entenderlo.
Y por ello, he acabado queriéndolos...
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