viernes, 22 de julio de 2011

EL LIBRO DE "LA VIDA DE..."


Pasan las páginas, las lineas escritas, y a medida que las hojas pasan, aparecen otras nuevas que ocupan su lugar. Fue en la primera de estas hojas donde se hablaba de mi concepción y unas páginas más allá, de mi nacimiento. Así, el volumen de este libro fue creciendo, con las aventuras, imaginarias o no, de mi infancia, y las experiencias que me permitieron ir madurando. El recuerdo de mis padres y profesores en aquella época en que no podía valerme por mí mismo, y que me ayudaron a ser el que soy.

Las palabras de mi primer beso de amor están señaladas en tinta roja, lo mismo que las palabras que hablan del vacío que anegó mi corazón el día que murió mi padre.

Tinta roja para los momentos importantes que marcaron y conformaron mi vida: aquella vez que recogí un pájaro que había caído de su nido y volví a colocarlo en él; la traición de un amigo; el nacimiento de los mellizos y, años más tarde, la pequeña Elisabeth; mi perro de tres patas, que adopté en una perrera, agitando el rabo ante mí al recibirme cada día en la puerta de casa; contemplar la puesta de sol en Nicaragua tras salvar una vida; el accidente de coche al cual, milagrosamente sobreviví, contemplar las nubes en el cielo de la cabaña del lago...

Pasan las páginas en mi libro, como las estaciones. Pasan las páginas y, hoy, se cierra el último capítulo de mi historia, cuando, rodeado por mi familia, expiro en esta cama, en silencio, sin poder pronunciar palabra alguna, sintiendo la cálida mano de mi mujer acariciándome la mejilla, mientras con su otro puño sujeta firmemente mi mano. Te amo, esposa mía. Y si en algún lugar remoto he de inicar un nuevo volumen de la historia de mi vida, te esperaré. Os quiero. Te quiero, mi amor. Ahora, ya puedo morir, partir, y navegar libremente... (Aquí se cierra el Libro de "La Vida de...")

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