martes, 23 de abril de 2013

SANT JORDI EN SOLITARIO



Hoy es Sant Jordi y no va a resultar un día fácil para mí. ¡Tampoco especialmente difícil, no nos vayamos a engañar! Pero bueno, fácil no va a ser... Sin embargo, ésta es una fiesta especial, llena de vida y alegría, donde el amor se simboliza a través de las rosas y las letras, e incluso, a través de un dragón.

Hoy es la “Diada de Catalunya”, el día del libro y la rosa, el día del amor... E, inevitablemente, eso me llevará a pensar en las tres mujeres que he amado y con las que he convivido, el amor que aún conservo cuando pienso en ellas, y en lo que fue bien y lo que fue mal en cada situación... Será inevitable pensar, con cierta melancolía, en el pasado. Porque ninguna de ellas sustituyó a las otras, cada una de ellas fue un mundo en sí misma.

También, inevitablemente, pensaré en esas personas a las que me hubiese gustado regalar una rosa por el significado que han tenido o tienen para mí, pero este año no habrá rosas, a no ser que sean virtuales. Pero no, las rosas virtuales no tienen el mismo valor ni significado...

Rosas para aquella gente que me apoyó en momentos en que me sentía derrotado (pero nunca rendido), rosas para aquellas personas que me dedicaron alguna palabra de consuelo, rosas para aquellos que aprecio y rosas para la nueva gente que ha aparecido para hacer anidar algún tipo de ilusión en este corazón deslustrado.

Sé que a principios de este año tenía pensado regalar una rosa a día de hoy, aún cuando las cosas iban mal, cuando las cosas ya se terminaban. Quería pensar en este día como un día de esperanza, el día en que habríamos reflexionado y hablado, el día en que quizás las cosas hubiesen empezado de nuevo. Pero las cosas siguen su curso, y este río tomó otros derroteros..

Hoy es el día de Sant Jordi, y mucha gente ocupará mis pensamientos, igual que lo hacen cada día, pero hoy va a ser de un modo especial. Amores perdidos y amores que se fueron... No importa, llegado el momento, el amor sabrá encontrar su lugar.

Pero hoy será un Sant Jordi solitario; sin tristeza, sin alegría, excepto la alegría que me dé la vida en la calle, con aceptación. Un Sant Jordi solitario, porque a veces la soledad también es una buena compañera.

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