Es otro febrero, un febrero distinto... Éste es un febrero de esperanza, de algo nuevo. Hay cosas que quisiera contar, pero hoy no contaré; aún no es el momento. Demasiados febreros pasé en el frío de la soledad reciente... y en este febrero, sin embargo aparece otro sol, un sol distinto, un nuevo astro que nada tiene que ver con los de ayer. Radiante.
Fueron los febreros de antaño febreros helados, fríos, sin vida, donde me sentía morir, aunque vivía. Entre hielos y sombras, pero viví. ¡Y vaya si luché por vivir! En los inviernos del corazón, la chispa de la esperanza, por pequeña que sea, también calienta, y con el tiempo, si uno halla el combustible necesario para alimentar esa chispa, puede recuperar la llama que alimentar la llama que alimenta su corazón, la llama que alimenta sueños, ilusiones y deseos.
Hoy, una nueva luz brilla, una llama arde. Es el momento de empezar de nuevo, ¡en el presente! No es ahora el momento de preocuparse por el pasado ni de pensar demasiado en el futuro, aunque el futuro existe y lo vislumbro como algo nuevo y esperanzador. Con el futuro nunca se sabe... Sin embargo, este febrero se me antoja como un día soleado, como un verano suave y cálido, agradable. Me siento cómodo, renovado. Sonrío en mi corazón.
Hay cosas que quisiera contar, pero hoy no contaré; aún no es el momento... pero ya falta poco.
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