Texto y fotografías: Joan Ramon Santasusana Gallardo.
Fecha: 09 de agosto de 2014. Lugar: En algún lugar de l’Alt Empordà, provincia de Girona, Cataluña, España.
Total fotografías tomadas: 75. Total fotografías publicadas: 54.
Si quieres saber qué es el urbex: Urbex: exploración urbana.
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En esta ocasión, guiado por mi pareja, descubrí este edificio, una vieja masía de doble edificación, en medio de una zona boscosa a la que llegué a través de un camino rural sin asfaltar que atraviesa bosques y campos por igual. Los dos edificios que conforman esta masía están claramente diferenciados, separados uno del otro tan sólo por el ancho del camino de tierra que pasa entre ellos.
El primero de ellos, en mucho mejor estado que el segundo, no sólo conserva buena parte del techo, puertas y ventanas,
sino que en su interior aún pueden hallarse
parte del mobiliario doméstico que forman parte del edificio –cocina,
armarios, chimenea...-, pudiéndose intuir su magnificencia perdida, así como algunos muebles, pero
el lugar ya sólo está habitado por las plantas que han logrado penetrar en su
interior, los insectos y los murciélagos que anidan entre las grietas de
sus vigas, algunos de ellos de sorprendente tamaño, a los que oíamos soltar agudos
chillidos de protesta al perturbar su paz con nuestro paso.
El segundo edificio, mucho más deteriorado que el primero, y mucho más pequeño, conserva su fachada en todo su contorno, pero tiene ya el techo derrumbado, así como el lugar que debió ser su planta superior, y su suelo está invadido por la vegetación.
Como en este caso no iba vestido para la ocasión –llevaba unos pantalones de tela cortos y zapatillas de suela fina y plana, ambos poco indicados para una exploración de estas características-, y tampoco llevaba una linterna conmigo, no pude descubrir este edificio en toda su extensión, tal y como me hubiese gustado. No descarto así volver a él en un futuro.
Sea, como sea, por lo ya dicho, el caso es que no pude internarme en las habitaciones más oscuras de la casa –aquellas que carecían de ventanas o que, por su dudosa estabilidad, no me permitían alcanzar las puertas o ventanas que me hubiesen permitido tener un atisbo de luz-, ni tampoco pude acceder a la parte inferior del edificio, a causa de la vegetación exuberante que rodea la casa. Quedó, de este modo, una buena parte pendiente de descubrir.
El edificio principal, consta de tres plantas: la planta principal, la parte superior, y la parte inferior.
En la planta principal hay varias habitaciones en bastante buen estado, y una pequeña terraza. Entre las habitaciones principales, puede aún intuirse lo que fue el comedor, la cocina, y unas cuantas habitaciones que posiblemente fueron dormitorios, en los que aún puede hallarse parte del mobiliario. Pese a todo, no toda esta planta está en buen estado, puesto que parte del suelo de esta planta ha cedido hasta la planta inferior, posiblemente a causa del derrumbe de parte del techo, quedando ambas plantas expuestas a la intemperie y a la vegetación. En esta misma planta también hay lo que yo intuyo que fue parte del granero o almacén. Es en esta parte trasera de la masía donde hay una pequeña terraza desde la que se pueden contemplar buena parte de los espesos bosques que rodean la casa, y que hacen prácticamente inaccesible el paso por ese lado.
En la planta superior, a la que se accede a través de una escalera de obra sobre la que ha caído parte de un muro interior, se halla una amplia planta de techo inclinado dividida en diferentes habitaciones. En una de ella se ve la obra de la amplia chimenea que se abre en la planta principal, en la zona de la cocina. La otra no la pude investigar a causa de la oscuridad.
En la parte inferior de la masía, a la que se accede por la parte trasera del edificio, hay varias plantas expuestas a la intemperie, de los que la vegetación ya se ha apoderado, aunque aún se conservan algunos objetos que nos recuerdan el uso doméstico que a éstas se dio. Otras habitaciones, sobre las que aún se asienta la planta principal permanecen en el misterio, ya que debido a la vegetación que rodea el lugar, no pude acceder por no ir preparado para la exploración. Unos buenos tejanos, unas buenas botas y ropa resistente a los desgarros me hubiesen sido útiles para atravesar aquel denso ramaje y follaje a través del cual crecían varias plantas espinosas.
Supongo que tiempo atrás, una de las habitaciones de la planta principal que ya ha cedido debió de tener unas escaleras que daban acceso a la parte inferior del edificio, ya que ninguna de las que se mantiene de pie la tiene la tiene. Así pues, el único modo de acceder a esta parte de la casa –desestimado el descenso desde las plantas superiores a través de la escalada-, sería atravesando la espesa vegetación que la rodea.
El otro edificio, mucho más pequeño y en peor estado, aunque mucho más accesible, carece ya de puertas de madera y ventanas, y su techo ha cedido por completo, por lo que en su interior no sólo pequeñas plantas y matorrales, sino incluso árboles. A pesar de ello, aún permite vislumbrarse en él parte de la gloria de antaño.
Espero, pues, poder visitar este lugar pronto, antes de que las dos edificaciones de esta masía sean demolidas a causa de una nueva carretera que está proyectada que pase justo por encima del lugar que actualmente ocupa.
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