martes, 26 de mayo de 2015

URBEX: LA CASA DE LOS RECUERDOS ROTOS

Texto y fotografías: Joan Ramon Santasusana Gallardo.
Fecha: 03 de mayo de 2015. Lugar: En algún lugar de l'Alt Empordà, provincia de Girona, Cataluña, España.
Total fotografías tomadas: 82. Total fotografías publicadas: 64.
Si quieres saber qué es el urbex: Urbex: exploración urbana.
Si quieres ver otros archivos urbex: Archivos urbex.


Al adentrarme y seguir aquel sendero de tierra que atravesaba el bosque que había de conducirme montaña arriba, hacia tres viejas masías abandonadas que quería explorar porque daba por hecho que estaban abandonadas –aunque más tarde descubriría que una de ellas aún estaba habitada y otra no era en realidad una masía, sino una vieja iglesia desahuciada-, debo reconocer que no esperaba encontrarme que la casa que había decidido utilizar como punto de referencia para saber si iba en la dirección correcta, ¡precisamente aquella casa!, estaba con sus puertas abiertas, desierta y deshabitada, ya que había dado por hecho que en aquel lugar aún vivía gente.

Y lo cierto es que si no hubiese parado mi coche precisamente delante de esa casa para comprobar que iba en la dirección correcta siguiendo el camino para dirigirme hacia mis otros tres objetivos, dudo que me hubiese dado cuenta jamás de que aquella pequeña casa de dos plantas estaba abandonada.


El caso es que con cierto temor, cuando entré dentro de la casa, aún tenía mis dudas de si el lugar podía estar o no deshabitado. No fue hasta que descubrí los primeros muebles repletos de polvo, y que una parte interior de la casa se había desplomado, que tuve la certeza de que, efectivamente, la casa había quedado vacía tiempo atrás, aunque dejando un buen puñado de recuerdos de sus últimos moradores: muebles, como ya he dicho, pero también gran cantidad de vajilla, ropa, juegos, juguetes, cubos, cajas, colgadores, libros, utensilios de cocina, cuadros, pinturas, velas...

Por aquí y por allí había rastros de que sus antiguos moradores habían dejado paso a otro tipo nuevo de habitantes; durante mi trayecto, efectivamente, vi algunos pájaros adentrarse dentro de las paredes de esa casa, y había rastros evidentes de que los ratones habían hecho de esta casa su morada, pues sus excrementos abundaban por todos lados.


Fue un viaje lleno de misterio, pues las luces del lugar eran amortiguadas y los viejos recuerdos que por allí habían dispersos, entre aquel silencio, nos invitaron a imaginar sobre el tipo de gente debió haber vivido allí tiempo atrás. Ver aquellos dibujos y pinturas que probablemente ellos mismos habían pintado, los libros que habían leído o los juegos y juguetes que habían utilizado, nos llevaron a soñar sus posibles vidas.

De todo ello, saqué unas pocas fotos, aunque debo reconocer que el lugar sin duda daba para más.






























































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