No deja de ser curioso que, después de tanto tiempo, no haya escrito
aquí, todavía, nada sobre mis mundos, los muchos mundos que cree durante
mi juventud rolera, cuando este blog, de hecho, recibe el nombre de
“Mundos propios” y, en un principio, cuando lo cree, pretendía dar
cabida a esos mundos fantásticos. ¡Oh, sí!, he escrito sobre mis
aficiones, mis sentimientos y paranoias; pero de mis mundos, más bien
poco.
Lo cierto es que, desde mi tierna infancia, fui muy proclive a
crear mis propios mundos de ficción a través de mis dibujos y, más
tarde, de mis escritos. Sin embargo, no sería hasta el momento en que me
metí en los juegos de rol, que empezaría a desarrollar gran cantidad de
mundos y universos, generalmente a partir de mapas imaginarios que
creaba. Vaedral, Krais, Alba, Asociación, Wind Haëven, Yelikristall, Marsëa...
son algunos de los nombres de estos mundos, pero hay más, muchos más.
Intentaré darme tiempo y recuperar aquéllos cuyos datos no perdí cuando
se me formateó accidentalmente mi viejo ordenador, ya sea porque los guardé en alguna tarjeta de memoria (los menos) o porque todavía los conservo
sobre papel (los más), aunque reescribir todo ello puede resultarme una ardua
tarea que no sé si seré capaz de realizar de nuevo.
De todos modos, y para empezar con este trabajo, empezaré escribiendo un manual de juego al que llame “La guía de los mundos”.
Este manual era una especie de guía para crear mundos y ambientaciones
fantásticos aleatoriamente, mediante el uso de dados, para, más tarde,
con los datos obtenidos, ser desarrollados por el propio máster. Los
resultados obtenidos solían ser bastante satisfactorios y sorprendentes,
a menudo alejados de los clásicos mundos fantásticos.
Antes de que me metiese de lleno en los mundos de juego de rol, era
proclive a crear mis propios mundos, generalmente a partir de dibujos
que hacía en diversos cuadernos, blocs y libretas. En un principio,
estos mundos estaban más inmersos en temáticas cercanas a la
ciencia-ficción, en ambientaciones futuristas y planetas imaginarios
sobre los que me gustaba desarrollar sus propias culturas y ecologías.
No sería hasta que llegase mi afición por las novelas de espada y
brujería y la fantasía épica, que empezaría a desarrollar mis mundos
fantásticos.
Creo que el primer mundo que creé, con una ambientación más o menos
desarrollada, fue el mundo de los Señores, unos humanos inmortales cuya
misión era observar y proteger el mundo, en un lugar al que acabé
llamando el Continente. La idea de estos “Señores” inmortales fue una influencia directa de la película “Los inmortales”
(1986), a la vez que estaba influida por la lectura que hice en aquella
época sobre algunas historias del folklore inglés, donde se mencionaba a
unos misteriosos seres llamados watchers (que se podría
traducir como “vigilantes”), que se dedicaban a observar sin que nadie
conociera su propósito. Sobre este mundo desarrollé una historia, hice
diversos dibujos y bocetos de sus personajes (inspirados, la mayoría, en
compañeros de clase) y desarrollé un lenguaje y una escritura propios.
Pero no sería hasta descubrir los juegos de rol, con el “Advanced Dungeons & Dragons - 2nd Edition”
que me sumergiría de lleno en la creación de mundos, empezando por un
lugar al que, al principio, llamé Terra, pero que acabaría
convirtiéndose en Vaedral, un mundo formado por
pequeños reinos y ciudades-estado surgidas a raíz de la caída varios
reinos y viejos imperios 500 años atrás, a raíz de la muerte de un
poderoso dios-demonio y varios dioses. A causa de las muertes de estos
dioses, el mundo sufría un lento y paulatino debilitamiento de sus
barreras dimensionales que amenazaba con acabar con su existencia, a la
vez que éste permitía la entrada de criaturas provenientes de otras
dimensiones.
A partir de aquí, seguiría una miríada de mundos en los que
desarrollé pequeñas partidas o campañas completas, y muchos otros que
desarrollé en los que jamás situé partida ninguna, acudiendo no sólo a
mundos propios, sino a ambientaciones surgidas de otros juegos de rol,
novelas, cómics o películas, a veces alterados como si fueran realidades
divergentes de los mundos en que se inspiraban.
No será en breve, pero si tengo la oportunidad, espero mostraros
aquí, en este blog, algunos de estos mundos o, al menos, aquellos que no
perdí...
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