"Mundos propios" es mi blog personal, donde escribo artículos varios, leyendas, cuentos y cualquier paranoia que se me ocurra, creándome mis propios mundos y universos paralelos en el proceso...
viernes, 23 de noviembre de 2012
TIMIDEZ
Quizás esto sorprenda a algunos, pero soy tímido y, a veces, algo cortado.
No es fácil vivir así en nuestro mundo, el mundo real. No es fácil cuando hay alguien que te gusta o te atrae y ni siquiera sabes como dirigirte a esa persona. Aquí, en internet todo parece mucho más fácil. Aquí vacío mis pensamientos porque no me dirijo a nadie en concreto. Escribo para mí y, quizás, a alguien que espero que escuche. Aquí tengo un espacio donde puedo pensar o soltar mis mayores tonterías... Saben mis amigos de verdad como soy: muy dado a la broma y a la risa, pero también, a veces, a esa tristeza o pena que nunca desaparece del todo. Ya saben ellos que soy abierto y sociable, aunque a veces me cueste demostrarlo cuando salgo a la calle o, entre la gente, me siento fuera de lugar...
Timidez...
Me resulta fácil hacer amigos y entenderme con la gente cuando escribo, pero no así tanto en el mundo real. Mi linea de pensamiento no suele seguir la dirección general, mis ideas e imaginación son divergentes. A menudo me abstraigo en mi propio mundo. Soy de esas personas que valoran más a la gente que se guía por sus ideas, sus sueños e ideales, que no por la gente que se limita a vivir en un continuo carpe diem, sin detenerse a analizar las consecuencias de sus actos. Y, sin embargo, no negaré que a veces esta misma gente capaz de vivir el momento me atrae y envidio.
Yo soy más reflexivo. Soy reflexivo, aunque también me dejo llevar por mis emociones. Una lucha eterna entre razón y corazón. Muchas veces no me lanzo, dándole vueltas a las cosas, y otras, sin embargo, no me detengo a pensar. Pienso demasiado cuando quizás debiera actuar, y a menudo me dejo llevar cuando debiera pensar. Bueno, eso tampoco es malo...
Me gusta hablar con la gente, pero sin embargo me cierro en mí mismo. Me gusta hablar de todo, dialogar y discutir. Soy muy charlatán, quién me conoce ya lo sabe y, probablemente, quién no me conoce, también. Pero a veces encuentro a alguien desconocido que me gusta de un modo especial, y no sé que decir. No hablo de un “gustar” que implique necesariamente una relación de pareja, sino de amistad, de pensamiento, de ideales, de modo de ser... A veces me bloqueo, otras veces me aparto, y en ocasiones hago ver que no siento nada especial, que esa persona es sólo una persona más, aunque muchos sentimientos se remuevan en mi interior. Básicamente se trata de un “quisiera conocerte”, “quisiera atreverme a hablar contigo y decirte lo que pienso”, “quisiera quedar, salir a pasear y charlar”, “quisiera contemplarte y no decir nada”...
Mi verborrea es un modo de silenciar mi timidez... No os equivoquéis, el tímido no tiene que ser necesariamente una persona silenciosa y callada. Una persona tímida puede hablar por los codos...
Sé que, como yo, hay mucha gente tímida que no lo demuestra. Que bajo una capa de extroversión se calla sus sentimientos más íntimos. Yo los dejo escapar a veces cuando escribo. Algunas veces pienso y medito sobre ello, sobre lo que escribo; pero muchas otras, dejo que mis pensamientos fluyan por si solos, como un torrente... A veces lo que sale parece poesía, aunque no lo es. Son solo pensamientos encadenados que parecen cobrar sentido cuando los lees. Frases que para mí tienen un significado, pero no lo descubro hasta después de que sean plasmadas en un papel o sobre un monitor.
“Quisiera conocerte, decirte algo...” ¿Cuantas veces habré pensado eso mientras observo a alguien? “Quisiera abrazarte, consolarte en tu tristeza”, “Quisiera poderte besar”... pero pocas veces lo he hecho.
No soy un tímido de los que se cubren la cara ni huyen, pero soy un tímido de los que se callan lo que verdaderamente, a veces, quisieran decir.
Decir algo, con palabras o con actos. Decir lo que verdaderamente siento.
Pero mis labios permanecen sellados.
Todo me resulta más fácil encerrado en mi habitación... o cuando en el mundo real, simplemente, me dejo llevar, sin darme tanto tiempo a pensar.
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