Y así fue, tiempo atrás...
Me rebelo contra todos y contra mí mismo. Ya no puedo con el peso del mundo. No soy Atlas. Estoy cansado y el universo cae sobre mí, aplastándome. Ya oigo el crujir de mis huesos. El rechinar de mis dientes... La presión de mi garganta, cogiendo aire para expulsar un rotundo "¡NO!".
Me rebelo contra el dolor que causan las palabras y contra el tormento del amor.
Me rebelo contra las ideas preconcebidas y el patrón por el que los amigos me dicen que me debo regir.
Me rebelo contra mí y mis tristes ideales que no van a hacer de este mundo un lugar mejor.
Pero sobre todo y por encima de todo me rebelo contra mi deseo de cambiar y convertirme en uno más de la manada.
Me rebelo contra la humanidad que no hace nada: la humanidad inhumana.
Sé quién soy... ¿Lo sabéis vosotros? ¿Sabéis quién sóis?
Así es como lo he decidido. Me rebelo. Aquí, mi camino se aparta del vuestro, inhumanos. Aquí, mi alma huye para crear nuevos mundos donde no me podréis encontrar. Dejaré, aquí, mi cuerpo olvidado, para que se seque y marchite, puesto que, para vosotros, mi alma o mis sentimientos no tienen ningún valor.
Podéis quedaros mis órganos. Ya no los necesitaré. Ya soy libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario