martes, 30 de agosto de 2016

LAS MIL Y UNA NOCHES CONTIGO

O hablando de un amor de cuento...


Ayer hizo mil y un días que nos conocimos, y mil y una noches son las que, desde entonces, he pensado en ti.

Miles son ya los momentos compartidos juntos, y entre ellos, muchas historias, muchos cuentos y relatos imaginados y canciones cantadas, tal y como ocurriera entre la dulce Scheherezade y el sultán Schariar, aunque para ser sinceros, tú ya me cautivaste desde el primer momento, y no me enamoraste tanto por tus historias como por tu modo de ser. ¡Y quiero creer que en ningún momento yo tampoco he sido tan loco como aquel rey desengañado!

¡Pero es cierto! Es cierto que, como en “Las mil y una noches”, nos hemos contado cuentos y muchas historias: leyendas tradicionales, y chascarrillos muchas veces inventados, y además del mundo real, nos hemos sabido crear un mundo de fantasía donde vivir muchas de esas, tan nuestras, pequeñas historias.

Y hoy puedo decirte que, con todo, este amor real que tenemos es tan fantástico como aquellos amores de cuento donde los protagonistas, después de atravesar mil, y quizás mil y una, vicisitudes, comprenden por fin que se aman, aunque eso es algo que ya habían sabido desde el primer momento.

¿Qué más puedo decirte? Creo que, como ahora, en esas noches en que estás muy cansada, continuaré contándote cuentos imaginarios y te hablaré de algunos de los animales fantásticos que viven en la ciudad de Girona, como las nutrias del río Galligants que fabrican patinetes con ruedas cuadradas hechas de papel maché extraído exclusivamente de enciclopedias británicas, de las que una vez te hablé; o los murciélagos de la Devesa que sobrevuelan el río Ter vestidos únicamente con un sombrero de copa y un pajarita de color rojo (aunque unos pocos de ellos hayan sustituido ésta por la corbata); o puede te vuelva a mencionar las ovejas azules que bailan claqué, o los gorriones verdes, que en realidad son rojizos, porque son daltónicos, como sus plumas... ¡Es una locura, lo sé!

Y, ¿porqué no? De día, mientras paseamos por el campo o algún pueblecito perdido, continuaremos viviendo algunas de nuestras historias en esa lejana isla imaginaria donde tenemos por compañeros a un wombat, un burrito, el increíble Señor Patufo (perro único donde los haya), y un pequeño rebaño de cabras enanas vivarachas.

Porque el nuestro es un amor de cuento, de mil y un relatos, de historias y canciones bajo la luz de la luna, mirando las estrellas.

¿Qué más puedo decirte, salvo te quiero?

No sé, quizás te cuente un cuento...

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