Últimamente he empezado a entender que, durante demasiado tiempo, en estos últimos meses (tres años, en realidad), me he movido arrastrando detrás mío buena parte del peso de mi pasado.
Es difícil avanzar cuando, constantemente, estás mirando todo lo que dejaste detrás tuyo, y más cuando pierdes el tiempo observando y analizando todo aquello que ya sucedió, preocupado más por entender lo que ya pasó, que por intentar dar un nuevo paso hacia adelante para avanzar de nuevo.
En ese sentido, entiendo lo que me ha sucedido, del mismo modo que entiendo que esto es algo que ha sucedido a mucha gente, le está sucediendo ahora mismo, o le sucederá en un futuro. Sé, por tanto, que lo que escribo no es nada nuevo, simplemente le doy forma a mi modo de ver y pensar en estas cosas, y quizás escribo para que otra gente entiendan que no están solos y que por dura que a veces nos resulte la vida, hay que seguir luchando.
Recuerdos... Después de una ruptura, los recuerdos a menudo nos ahogan: aquellos buenos momentos vividos junto a alguien que te quiso, todo aquello que compartiste con alguien que te amó, al menos por un tiempo; aquellos sueños de los que se habló pero que nunca se llegaron a cumplir... Y uno, un día, sabe que todo se ha acabado, pero mira detrás suyo, intentando comprender que salió mal, como se pudo haber solucionado el problema en su momento, pensando en que se pudo haber hecho y que no debió hacerse, y se tortura. Estás torturándote, buscando una explicación, porque simplemente no entiendes porque de repente alguien te dejó de amar y no supo darte una respuesta del porqué esto fue así. A veces duele y te destruye más no tener una respuesta que te permita entender, que tener una respuesta, por poco que te guste.
Y después de la ruptura, uno nota que se derrumban los pilares que sostenían toda tu vida, la razón básica de tu ser, en los que sustentabas tu existencia. Y entonces buscas tan sólo algo sólido en lo que agarrarte y no ahogarte, algo que te mantenga a flote, que le dé un sentido a todo lo que has vivido hasta este momento, ya que de otro modo todo parece que ha sido, únicamente, una gran mentira.
Largo es el camino para algunos, avanzando lentamente, allí donde otros apenas necesitan unos días o unas pocas semanas para recuperarse.
Luz de estrellas... ahí empezó mi cambio. Buscando algo que me aportase algo en un momento en que nada parecía llenarme. Y ahí entendí que para llenar algo, a veces, antes hay que vaciarlo.
Luz de estrellas... ahí empezó mi cambio. Buscando algo que me aportase algo en un momento en que nada parecía llenarme. Y ahí entendí que para llenar algo, a veces, antes hay que vaciarlo.
Ésta fue la primera etapa. Vaciarme del dolor, de la pena y la tristeza. También del rencor que había guardado; aquellas palabras que me callé.
Y así fuí progresando y me permití volver al mundo de nuevo, saliendo de ese encierro de más de dos año, en el que me había clausurado en mi piso. Un encierro no sólo físico, sino un encierro mental, alejándome de familia, amigos y el mundo del hombre. Sólo por las montañas, los bosques y los cielos...
Y después de eso, empezar de nuevo. Conocer gente, intentar volver de nuevo, sentir de nuevo sentimientos hacía alguien y volver a sufrir decepciones... pero aprendiendo.
Hace poco hablé con una persona sobre ello. Le dije que admiraba que él fuera capaz de reponerse tan pronto de una ruptura, cuando a mí me ha estado costando años y aún a veces no estoy seguro de si he superado ninguna de las dos que he tenido. Pero cada uno necesita su tiempo y tiene que hallar su modo. Queda atrás, ¡oh, pasado!
Ha costado que se abran mis ojos, atrapados con las legañas de la autocompasión. Es más fácil vencer el dolor cuando miras tan sólo el presente en el que vives o miras hacia el futuro a partir del punto donde estás ahora, que no si partes del punto donde estuviste tiempo atrás.
Este amigo no se extendió demasiado. Su explicación fue ésta: la vida es demasiado corta como para perder el tiempo pensando en lo que ya no puede ser. Cada instante nos acerca más a ese día en que miraremos atrás y pensaremos en lo que hicimos o no hicimos... Si hay que hacer algo, hay que hacerlo ahora. Vivir el presente. No pensar en esa persona a quién le diste algo tuyo muy valioso en el pasado, sino a si puedes dárselo a alguien ahora. Porque el tiempo corre y no se detiene por nadie.
Vuelvo a empezar a vivir. Y es mucho lo que conservo aún, y mucho lo que he ganado. He conocido a gente nueva y mantengo a mis viejos amigos a mi lado. Intento hacer cosas, ocupar mi tiempo. Detenerse es retroceder. El ahora y las personas que están aquí ahora son las cosas que importan. No olvidar el pasado, pero dejar de vivir en él.
Empezar de nuevo sin ti, ¡oh, pasado! Vivir el presente. Mirar al futuro a partir de este punto.
Sólo puedo decir que ¡permaneceré!
Muchas gracias a los que habéis estado conmigo en los malos momentos, a los que aguantáis, a los que recientemente habéis llegado y aquellos que aún quedan por aparecer. Os quiero.
Joanramon.
Hola por estos lares!!! mira que llevo tiempo para pasarme... Mucho más cómodo seguir por aquí tus textos y reflexiones.
ResponderEliminarTienes mucha fuerza interior, y aunque te cueste tu tiempo, debe ser así para que cicatrice todo muy bien.
Cuídate y sigue dejándonos tus ilusiones y demonios por aquí! Besos!