jueves, 2 de abril de 2015

MI ENEMIGO ES EL HOMBRE

El hombre es mi enemigo, lamento decirlo. Él es quién poco a poco va destruyendo mi medio, la naturaleza donde vivo y que me mantiene con vida. Finalmente, con el tiempo, el hombre logró rodearme con sus ciudades.

Años atrás, cuando era un niño, me crié en el campo. Allí las cosas se medían de otro modo, no sólo ya por ser un niño, sino porque en el campo el tiempo discurre de un modo más apacible, sin prisas, al ritmo de la vida, de las estaciones, no al ritmo de los relojes y los horarios.

Pero el hombre es el enemigo, y finalmente fue imponiendo un ritmo que nada tiene que ver con la vida, aunque sí mucho con el modo en que vivimos: con prisas, pendientes de cosas superfluas que realmente no nos son necesarias ni para sobrevivir ni para ser felices, vacíos... ¡Dejadme continuar siendo el salvaje que soy! Dejad que me continúe moviendo al ritmo de las estaciones, del son de los pájaros, el susurro del aire y el mecer de las hojas de los árboles o el mar de hierbas.

Hoy por hoy he derribado muchas barreras, y en cuanto puedo huyo. Regreso a mi tierra salvaje, fuera de las ciudades, con sus campos, sus bosques, mis montañas... Rujo, aúllo, guardo silencio, escucho... ¡Nada! Ni un motor, ni una radio, ni un televisor, ni una sola palabra de la palabrería humana, sin multitudes, sin otra música que no sea la de la propia naturaleza.

Soy salvaje. Un lobo, un tigre, un ratón... ¡Tanto da! Salvaje para vivir mi propia vida, amante de los míos, sin causa, sin objetivo, siendo uno con la naturaleza. Soy un ser humano, pero el hombre es mi enemigo. Al intentar imponerse sobre la naturaleza, sobre los otros hombres, sobre felicidad, finalmente nos deshumaniza, nos desnaturaliza, y nos convierte no en hombres salvajes, sino en seres domesticados para servir al designio de otros hombres. ¡Lo siento! Soy salvaje, y por lo tanto no sirvo ni debo nada, a nadie, salvo a la naturaleza y la naturaleza de mi clan, de mi tribu, de los míos, que son pocos.

Hoy por hoy, mi enemigo es el hombre.

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