Átame, y hazme sentir tu tacto.
Con los ojos vendados, soy tu presa y tu víctima.
Sentir. Sentir el roce de tus largos dedos por mi cuerpo. Sentir su recorrer.
Átame, espósame, y con el mordisco de tus dientes y el roce de tus labios, recuérdame que soy sólo tuyo.
Gírame. Apoya tu cuerpo en el mío. Ponte y descansa encima de mí.
Rodéame ahora con tu calidez y que tus besos inesperados quemen y marquen mi piel.
Utilízame. Enséñame quién manda en este juego del placer. Hazme gemir.
¡Sorpréndeme! Muéstrame tu poder.
Y cuando me liberes y te vayas, lloraré muriendo en tu recuerdo, sin saber quién eres realmente... ni si te volveré ver.
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