jueves, 10 de febrero de 2011

PROMESAS DE FELICIDAD SIN SACRIFICIO

PROMESAS DE FELICIDAD SIN SACRIFICIO
Disquisiciones personales y un punto de locura...


No escuches las promesas de libertad y felicidad que te lanza el viento. No existe la felicidad ni la libertad sin sacrificio.

Me dijo el agua que para ser libres, uno debe empezar a renunciar a sí mismo para encontrarse de nuevo libre de ataduras. Uno debe de ser capaz de abandonar lo que tiene para verse desnudo, desprotegido y no avergonzarse de ello. La fuerza no está en las armaduras, escudos y barreras que nos ponemos, sino en la propia desnudez.

Así, el agua, sigue su curso. Puede que le pongan barreras, que la tierra se seque, pero el agua seguirá su curso. Se filtrará en la tierra, en la grieta, o irá llenando la presa que retiene su camino hasta pasar por encima de ella o se le permita de nuevo seguir su camino.

Me dijo esto el fuego: ¿Eres capaz de contemplar tu propia alma sin avergonzarte? ¿Eres capaz de enfrentarte a tus dudas y a tus miedos? ¿Puedes decir yo he hecho todo lo posible por ser verdaderamente yo mismo, libre de mis propios perjuicios? ¿Quién soy en realidad? Pon todo tu empeño por hacer arden las llamas de tu alma. Sé la luz de ti mismo.

Me miré, me contemplé y quise nacer de nuevo.

Nacer de nuevo sabiendo lo que ahora sé.

Miré al hombre, y lo que vi fue esto. Mucha gente decía amar, pero en realidad no amaban a nadie más que a sí mismos. Y aún así éste era un amor falso y estéril, porque nada bueno les traía. Un amor muerto que les impedía evolucionar más allá de lo que eran, impidiéndoles llegar a ser todo aquello que podían ser.

¡Cuantos de ellos decían amar a alguien y, sin embargo, mientras lo decían buscaban un nuevo amor más allá que los llenase de verdad, sin ser capaces de renunciar a lo que ya tenían! Sólo vi a cobardes... ¡Cobardes de corazón impuro que esperan encontrar una mejor oportunidad sin ser capaces de abandonar lo que ya tienen para encontrar algo mejor! Vi su miedo al fracaso... Algunos de ellos eran capaces de verlo y reconocerlo en si mismos, pero otros andaban cegados por la sombra de su egoísmo o egocentrismo. ¡No quieren perder lo que verdaderamente no les satisface del todo porque creen que es mejor tener eso que nada! Y al hacer ello forjan una dura cadena que los retiene. Nadie es libre del todo hasta que no se enfrenta a sus miedos. Somos esclavos de nuestros deseos, engañándonos a nosotros mismos y a los otros.

Pero los veía a ellos y me veía a mí mismo.

El viento susurraba a mi oído contándome y mostrándome falsas promesas hechas simplemente de materia. Pero sin libertad y sacrificio sabía que no eran nada, sólo aire vacío. El reflejo de sueños rotos.

Hablé con la tierra y escuché a los árboles que con sus raíces buscaban la sabiduría perdida. Hay un mundo más allá de lo material. Materia y espíritu son uno, pero la felicidad difícilmente se consigue si no hay paz. La libertad es otra cosa...

¿Si crees que existe algo mejor, porqué te sientes incapaz de abandonar lo que ya tienes y te aferras a ello, aún sabiendo que en realidad te quieres deshacer de todo ello para lograr alcanzar ese algo? Es el miedo... El miedo de perder lo que ya se tiene y quedarse sin nada. Aunque ese algo no sea suficiente. Pero si no se busca lo que uno verdaderamente quiere, ¿no serás como ese árbol, matojo o hierba que se alimentan de una tierra infértil, y que de ese modo se debilita, marchita y finalmente muere? Miedo a perder, sentir y saber que al menos se tiene algo, aunque ese algo no te satisfaga lo suficiente. Se mantiene así un engaño perpetuo hacia ti mismo, pero a menudo también un engaño hacia los demás. A poca gente le gustan las apuestas a ciegas si ello les conlleva perderlo todo. Y sin embargo, de este modo tampoco se gana nada.

Pero no es solo el amor, ni hablamos únicamente de parejas infelices.

Me quedo sólo y pienso...

Muchos son los que dicen tener sueños, ¿pero cuántos de nosotros se sacrifican verdaderamente por ellos? Los mayores logros no llegan solos, sino que deben buscarse y luchar por ellos. ¡Locos! ¡Estúpidos! Así os llamarán aquellos que ya renunciaron a los suyos hace tiempo. Os dirán que muchas otras cosas son mejores que vuestros deseos e ilusiones, que hay cosas mejores que vuestras esperanzas. Es el viento vacío que os habla. Os ofrecen promesas de aire, espejismos... La droga de falsas ideas y palabras. Y muchos de vosotros lo acabaréis creyendo y renunciaréis a quienes verdaderamente sois. Renunciaréis a vuestra esencia, abandonando así vuestros sueños, y os convertiréis en las ideas imperfectas de otros. Un muerto más en vida en este rebaño de desilusionados autocomplacientes que creen ser felices porque han satisfecho sus necesidades mas superfluas. Seres huecos.

¿Cuáles son vuestras auténticas necesidades? ¿Os habéis detenido a pensar en ello? Comer, beber, dormir, tener sexo... Pero más allá de ello, ¿cuál es la verdadera necesidad de vuestro espíritu? ¿Quiénes sois y quienes queréis ser? ¿Fluís vosotros por la vida, o ella fluye por encima vuestro? ¿Dónde está vuestro espíritu guerrero? Se extinguió... Pero quizás, y digo sólo quizás, aún queda en vosotros una pequeña llama, un rescoldo que lucha por no ser apagado. Lo malo de las pequeñas llamas y rescoldos que anidan inquietos en vuestro corazón es que si soplas demasiado fuerte pueden avivarse o apagarse para siempre. ¿Qué haremos? ¿Nos encerráremos en nosotros mismos o abriremos nuestras alas? Un soplido lo pude significar todo, pero sin ese aliento, la llama se extinguirá seguro. Puede que más lentamente, pero lo hará... ¿Hay algo que amas más que lo que ya tienes? Pues no te aferres a lo que tienes y no te satisface, y lucha por conseguir lo que verdaderamente quieres. Independencia e individuo no significa estar fuera del grupo. Simplemente significa no dejarse arrastrar por él, ni diluirse en la multitud. Ten ideas propias y ayuda que los demás se formen las suyas. Aconseja, pero no intentes cambiar e imponer tus ideas a los demás.

Ni siquiera yo soy libre. Yo también estoy atrapado en esta trampa. Pero aún me queda consciencia y conciencia. En su momento renuncié a lo que era mío y lo sacrifiqué todo por una apuesta que no era segura. ¿Perdí? No lo sé, porque aunque no soy más feliz ahora que entonces, me sé más libre que nunca.

Sacrificio. Ese es el precio que se debe pagar. Perder una parte de ti para ser tú mismo más ahora que antes.

Buscar la libertad es amargo, y encontrar la verdadera felicidad, aquella que nace del espíritu y nutre nuestra alma de individuo no nada es fácil. No hablo de una felicidad basada en el letargo de los sentidos, sino de aquella felicidad que te los despierta más allá de lo que creíste. No te hablo de la felicidad de poseer lo material, sino de algo que le dé sentido a nuestra existencia.

Sé que un día moriremos y, si no es repentinamente, ni hemos perdido la razón siendo solo sombras delirantes, mientras nuestra vida se apaga nos preguntaremos si realmente hemos sido felices. Si realmente vivimos. Si llegamos a vivir de verdad o simplemente nos limitamos a estar. ¿Qué se sentirá al morir postrado sabiendo que te has equivocado? ¿Qué se sentirá al saber que no hicimos todo lo que debiéramos haber hecho? ¿Qué se sentirá al saber que ni siquiera lo intentamos? Lo peor de todo será saber que ni siquiera lo intentamos...

Hablo en plural, y sin embargo me hablo a mí mismo... Yo tampoco soy libre del todo. He roto ya muchas cadenas, pero aún siento cadenas que me retienen y atan. Y buena parte de lo que busco aún no lo he encontrado. Pero cuando una de las cadenas que me ata por fin se quiebra, cobro más fuerza para emplear contra las demás. Quizás es una lucha que nunca acabe. Pero mientras, siento que las cadenas se van rompiendo, y lentamente los eslabones que las forman se van quebrando.

Soy un espíritu que quiere volar. Y al final, no habiendo escuchado las promesas de libertad y felicidad que me hizo el viento, seré capaz de volar por encima de él. Una semilla de diente de león al viento...

¿Quién es más loco, aquél que lucha por sus sueños, o aquél que renuncia a ellos?


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