Vacuo y vacío me siento, perdido en mi soledad... Vacío de contenido, pero no de sentimientos, conservando aún mi serenidad.
Los sueños no están perdidos, pero sin embargo cada vez es más difícil soñar. El pasado es el pasado, y eso ya lo dejé atrás. Y sin embargo es ahora, el presente, lo que me provoca esta vaciedad.
Hay un vacío en mi cuerpo. Un hueco allí donde antes estaba mi corazón. No duele porque está vacío, y se soporta mejor que el dolor. Pero, aún así, algo le falta a mi alma y es que no la supe llenar de ti ni de yo.
No es un vacío que absorbe. Sólo es un vacío que no está. Una pieza que no encuentro, aunque supongo que alguna encajará.
Meto mis puños en ese hueco, y mis manos buscan y solo sacan sombras y oscuridad. Rezuma cual légamo negro, y una lágrima negra sale de una ocular oquedad.
Que insustancial se vuelve todo. El mundo sólido sólo es materia gris. Un mar de cenizas con extrañas formas, cuyos colores hace ya tiempo que perdí.
Sólo tu luz me aguanta y sustenta, pero frágil y lejana la veo. Tu luz que no sé si se aleja, o es que se apaga por momentos.
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