"Mundos propios" es mi blog personal, donde escribo artículos varios, leyendas, cuentos y cualquier paranoia que se me ocurra, creándome mis propios mundos y universos paralelos en el proceso...
martes, 31 de diciembre de 2013
QUÉ ESPERO DEL 2014...
El 2014, para mí, no va a ser un año de grandes propósitos, pero sí, espero, de grandes cambios nacidos de pequeños própositos.
Sé que para mucha gente este año 2013 ha sido un mal año; para unos pocos, un año más, y sólo para un mínimo de gente, un gran año. Para mí, el 2013, como ya he escribí en “El año que lo cambió todo (o que supuso el 2013 para mí)”, fue un año que empezó muy mal, pero negándome a caer en la pena o tristeza, finalmente ha supuesto un tiempo de reflexión y crecimiento personal. No ha sido el mejor de mis años, pero sí uno de los que más me ha aportado. Así, si os digo la verdad, espero que para mí el 2014 sea una continuación natural del 2013, uno de los años en que más he aprendido y en el que poco a poco más me he acercado a lo que para mí es la felicidad personal.
Así, ¿qué espero del 2014? Ante todo, en estos primeros meses, espero aclarar mis propias ideas más allá de lo que ya lo he hecho, y poder estar a la altura de la gente que me rodea. Espero que éste sea un año de mejora a nivel personal. Espero que cada desilusión o cada fracaso me enseñe algo bueno. Espero que no tener que esperar nada, porque algunas cosas simplemente suceden cuando menos te lo esperas; si algo he aprendido durante este año 2013, ha sido fluir y que las cosas fluyan por sí solas. Espero poder comprender y ser comprendido. Espero llegar a conocer a gente que me ha ayudado y que nunca he conocido personalmente. Espero recorrer caminos entre montañas, bosques y prados. Espero volver a contemplar el mar disfrutando de la paz y tranquilidad que transmite en una playa vacía y mirar las estrellas acompañado de alguien a quién quiera.
¿Qué más puedo esperar del 2014?
Quisiera volver a disfrutar de grandes momentos haciendo aquello que me gusta, disfrutando con mi gente. Sentirme tan unido a mi familia como me he sentido unido durante el 2013. Tener nuevos proyectos compartidos con amigos, y recuperar algunos viejos proyectos olvidados, porque siempre se está a tiempo de recuperarlos. Volver a dejarme caer en algunas de esas sesiones fotográficas donde he conocido a gente tan maja que me han llegado al corazón. Repartir tantos abrazos o más como los que he repartido durante este anterior año, sintiendo que éstos eran bien recibidos o incluso necesitados. Volver a probar el sabor de un beso que realmente signifique algo para mí. Ayudar a alguien que me necesite, ya sea mediante palabras o algún acto desinteresado. Poder ser mejor de lo que soy; dar un paso más, y avanzar.
No espero mucho más, salvo ser yo mismo, y poder compartir mi vida con los míos y la nueva gente que esté por venir. Por que después de todo, si algo he descubierto, es que mi felicidad proviene básicamente de eso y de estar sentirme rodeado por la naturaleza que tanto amo.
PD: Por cierto, no hagáis demasiado caso de la foto que he publicado junto a este escrito. Simplemente la he colgado porque me gusta la pose chulesca y amenazadora que tomé en ella, aunque no venga mucho a juego con lo que he dicho. En realidad soy un trozo de pan; quién me conoce, ya lo sabe. ;)
domingo, 29 de diciembre de 2013
EL AÑO QUE LO CAMBIÓ TODO (o que supuso el 2013 para mí).
El año 2013 ha sido un año muy especial para mí, y en
retrospectiva, mirándolo desde el día de hoy, considero que a nivel
personal ha sido un buen año a pesar de que empezó del peor modo
posible. Ha sido un año de evolución, pero sobretodo un año para
descubrir quién soy, tomar una nueva filosofía de la vida, y descubrir
poco a poco que es lo que quiero. ¿Es mi vida perfecta? No. Pero puedo
intentar ser feliz. Puedo dejar de mirar hacia atrás, y sin mirar
demasiado al futuro, por primera vez vivir el presente, permitiendo,
pese a esa soledad de la que tan ha menudo presumo, dejar entrar nuevas
personas en mi vida. Puedo, en definitiva, ser yo mismo.
¿Cómo explicar lo que este año ha significado para mí? En realidad es una tarea que ahora se me antoja difícil, y para entenderla en toda su complejidad, en parte debería remontarme al pasado, hasta cinco o seis años atrás, y no es esa mi intención. Así pues, me limitaré a recopilar algunos de los hechos que he vivido en este año, algunos de los momentos por los que he pasado, los procesos que he vivido y analizado, y, sobretodo, a recordar a algunas de las personas que se han cruzado en mi camino a lo largo de estos meses, haciendo que esta transición entre lo que era y lo que soy hoy, haya sido mucho más llevadera.
Parte de este camino del que hablo ha quedado retratado en algunos de los escritos y artículos que escribí en este mismo blog durante el año 2013, pero la mayor parte de lo que he vivido o sentido se quedará fuera de él. Durante los primeros meses del año no quise escribir sobre mis sentimientos, pensamientos o mi estado de ánimo; no lo hice para no herir a nadie, y porque no quería que nadie se preocupase por ello. Quizás me equivoqué, ya que la escritura, especialmente cuando la dirijo a alguien, aunque sea una persona hipotética que ni siquiera existe, me resulta enormemente catártica, me calma. Pero no quise escribir sobre algunos hechos vividos en aquellos momentos, porque lo consideraba improcedente.
Lo que sí es cierto es que, sea como sea, creo que nunca habré agradecido lo suficiente la ayuda que me ha brindado toda la gente de la que me he rodeado este año, lo sepan ellos o no. Amigos íntimos, familiares, compañeros del trabajo, conocidos e, incluso, desconocidos, tanto del mundo real, como unos pocos del mundo virtual. El año 2013 supuso para mí uno de los mayores retos de mi vida, y salí bien librado. Pero eso es algo que debo agradecérselo a un montón de gente, y en este escrito tan sólo mencionaré el nombre de unos pocos de ellos, no pudiendo hacer justicia de todo lo que debo a muchos otros, ni cuanto les debo. El simple hecho de haber compartido momentos, charlas y otras actividades con ellos me ayudó enormemente. ¡Gracias a todos! Y que nadie se tome a mal si no lo menciono en este texto, por favor, soy consciente de que hay gente y nombres que no menciono; algunos los recuerdo y otros puede que los haya olvidado, pero aún así, estáis aquí.
Así empecé el año, del peor modo posible. Todo empezó el 1 de enero, aunque creo que la cosa ya se venía gestando desde hacía tiempo. Las cosas entre la persona que entonces era mi pareja y yo no iban muy bien. Ese día decidimos hablar, era un buen día para hacerlo, intentando buscar una solución a nuestra situación, que estaba estancada y parecía haber llegado a un punto muerto. Después de mucho hablar, finalmente decidimos darnos un tiempo para pensar; un mes sin llamadas de teléfono, sin escribirnos, sin vernos... Fue un mes horroroso. Y después de todo, creo que la decisión ya estaba tomada de antemano, o sé tomó en algún punto de este período.
Fue un mes de una lucha interna que me desgastó, el enfrentamiento entre la mente y el corazón, entre la lógica y los sentimientos. Me encerré en casa, necesitaba tiempo, estar solo. Ése era “El precio de los sueños”, como escribí en uno de los pocos textos que publiqué sobre mis sentimientos en esos días. Quería escribir mucho más, exteriorizar mi dolor, hablar sobre ello, pero no lo hice porque no me pareció lo correcto. Temía que ella leyera mis palabras y eso pudiese influir de algún modo en su decisión.
Antes de finalizar el mes, sin embargo, quedamos y decidimos cortar, quedar como amigos. Se decidió no vernos más en persona, pero continuar manteniendo el contacto. No me pareció demasiada buena idea por diversos motivos, me parecía que lo mejor era cortar por lo sano, pero acepté sus condiciones. ¡Error! Porque creo que fue por la vía virtual por donde se me causó el mayor dolor.
El mes de febrero la cosa fue a peor, y hacia mediados de mes eso me hizo tomar una decisión. Mi mente se debatía entre el recuerdo de un amor malogrado, y el sueño de la libertad y el tiempo que tanto anhelaba. La libertad a veces da miedo. Y quedaos con estas frase, porque la repetiré: la libertad a veces da miedo. Porque ser libre significa asumir las consecuencias de cada uno de tus actos. Y ello significa asumir la responsabilidad de quién eres.
Bueno, puede que al final decidiera empezar de nuevo; hacer borrón y cuenta nueva por todo lo que pasó después de nuestra ruptura, pero decidí que después de todo no olvidaría el amor que existió una vez. Escribí “Nunca te olvidaré…”. Pero lo que entonces dije ahora me resulta muy subjetivo y demasiado simple, vistas todas las variables que existieron en aquel momento. De todos modos, aunque ya no me siento atado al pasado, nunca renunciaré al recuerdo que guardo de él porque forma parte de mí.
Fue este mes, el de febrero, cuando más busqué el apoyo de mi familia, (padres, hermana, tíos…), de mis amigos más íntimos –¡Gracias a Sergio Marcos, Manel Sánchez, Virginia y Begoña Lourés (y sus hijos, Martina y Arnau; por ser los que menos dijeron, más supieron comprender, más me vieron llorar y supieron decirme que me entendían con un simple gesto), David y Alberto Ruiz (por pasarse por casa para obligarme a ver películas de humor con ellos cuando estaba en mis horas más bajas y sacarme a la calle para charlar), Andreu Blanco y Pilar Agell (por aceptarme como su “hijo pródigo” y permitirme desconectar), Jorge Sánchez, Sergi Caballero, entre otros!-, y recibí el apoyo de las personas más inesperadas, tanto compañeros de trabajo como Eva Martín (por esos Cacaolats), el Dr. Narcís Bardalet, o Luis Cifuentes (que pese a sentirme triste en esos días me hacía reír constantemente con sus locuras), Espe (por escuchar mis rollos mentales en el trabajo), Sebas Tornero (por esos kebabs con salsa picante que nos comemos y esas charlas desfasadas que me regalaba diciéndome que la vida continúa), o la Dra. Imma Valentí (por aconsejarme en varios momentos). También me sirvieron de gran apoyo algunas personas a las que por aquel entonces sólo conocía del mundo virtual, como Desirée García (por soportar algunos de mis peores momentos de ralladuras mentales), Lily Kamui Evans Stark (por sus mails de ánimos siempre escritos con muy buen humor), Sheila Arcos (por sus ánimos), Marta Lcm y Marga Muñoz.
De esos días tambén quiero recordar a Sònia Chatlani (por ser la amiga que pude recuperar, y con la que quedé varias vecesa lo largo de este año para tener largas charlas); a Carolina Gandia (por ser la primera persona que creo que me arrancó una sonrisa, aunque fuese a través de internet); a Jordi Pujades (por ser alguien que a pesar de ser sólo un conocido, me supo escuchar y, sobretodo, aconsejar); y a Susanna Riera (vieja conocida ya por el tema del mundoaudiovisual, por el tiempo que me dedicó, saberme escuchar, y algunas conversaciones sobre cine).
La ansiedad me envolvía, y me dediqué a hacer deporte, mucho deporte: nadar, correr, ir a caminar… Si me envolvía la ansiedad, decidí que en vez de comer compulsivamente era mucho mejor salir de casa y correr, escapar, no parar hasta notar que la calma volvía a mí. En poco menos de un mes y pico, desde enero, adelgacé 11 kilos. Creo que esto, en parte, ya lo dice todo.
El 18 de febrero volví a leer un texto que escribiera más de dos años atrás, un 4 de octubre del año 2011: “Hoy es el día en que mi libertad empieza de nuevo”. Durante dos años había estado reclamando esa necesidad de tomarme un tiempo para mí. Sentía que necesitaba ese tiempo para recuperar cierto equilibrio, y eso era algo que ya sabía desde antes de haber conocido a mi última pareja. Fue de algo de lo que le hablé antes de salir, y durante la relación que iniciamos, pero no sé si nunca quiso escucharme, si nunca llegó a comprenderlo. Puede ser que si lo hubiese hecho las cosas hubiesen ido de otro modo, pero eso es algo que no podré saber jamás, por lo que no vale ya la pena preocuparse. Ahora tenía ese tiempo, pero me sentía incapaz de emplearlo porque antes necesitaba recuperar mi equilibrio.
Era febrero, y estaba por cumplir años de nuevo. “Cumpleaños… ¿feliz?” No, no lo fue, pero mi cumpleaños fue un nuevo punto de inflexión y reflexión.
Sin embargo, algo sí descubrí estos días, y es que pese a todo, me sentía capaz de volver a sonreír. Eso fue algo que me dio mucho que pensar.
El marzo fue un mes largo. Empecé a asumir que necesitaba pasar un período de duelo, que necesitaba estar solo. Quería cerrar mi corazón, volverme insensible, dejar se sentir el dolor… Escribí entonces “Puerta cerrada”, pero al poco de que uno lo lee se da cuenta que pese a todo ese dolor, me negaba a ser vencido, me negaba a cerrar mi corazón. El mundo siempre te brinda nuevas oportunidades si tú se lo permites.
Pero reconozco que me sentía desesperado. No me avergüenza decirlo, decidí visitar un psicólogo. Estoy licenciado en psicología, y el duelo es un proceso de adaptación que entiendo, pero una cosa es entenderlo, y otra cosa es interiorizarlo. Necesitaba entender el proceso por el que atravesaba, pero entenderlo desde el corazón y la mente, y necesitaba que alguien me guiase, me dijese que hacía lo correcto. Una visita fue todo lo que hice; la psicóloga con la que hablé me dijo que todo lo que estaba haciendo, todos los pasos que seguía eran los correctos, que no podía hacer nada más, salvo dejar pasar los días, tal y como estaba haciendo. La verdad es que creo que hice bien, no me arrepiento de aquella visita. Quizás sólo quería saber que estaba haciendo lo correcto.
Escribí así “El duelo”, esperando que al escribirlo me sirviera para entender por todo lo que estaba pasando, y a su vez, si alguien lo leía, ese texto pudiese ser útil para otras personas que pudieran sentirse como yo en uno u otro período de sus vidas. Realmente escribir sobre ello me ayudó. Me ayudó a entender, me ayudó a saber que estaba haciendo lo correcto. Me ayudó a entender que debía esperar a superar todo esto antes de reiniciar mi vida de nuevo. Fue lo mejor que hice, esperar y dejar que el dolor se disipase poco a poco y que las cosas se pusieran solas en su cauce.
Fue un mes en que el deporte, correr y caminar entre la naturaleza se convirtió en mi principal vía de escape. Correr, correr, correr… Escribí “La carrera”, que en parte retrataba como me sentía cuando hacía estas salidas en solitario, en el que pretendía escapar tanto de la ansiedad, como buscar un escape, un modo de recuperación. Hice muchas salidas solo, pero en muchas otras salidas –a pie o en bicicleta- me acompañó un viejo amigo, Iván García, quizás la persona que vi más durante esos días, sobre el que escribiría el mes de abril en “Hablando de Iván”, quizás en modo de agradecimiento por estar ahí durante esos días.
Creo que fue a finales de este mes, en la XVII Fira Medieval d’Hostalric, celebrada los días 29, 30 y 31 de marzo, cuando realmente empecé a enfocar de nuevo mi vida. Podría decir que fue cuando empecé a dar los primeros pasos correctos hacia mi recuperación, mi vuelta al mundo real como yo mismo, pero mentiría: el dolor, la tristeza y el vacío por el que pasé antes también formaban parte de ese proceso. Pero sin duda, ésta fue una de las fechas claves para mi regreso, una de las fechas claves de mi 2013, ya que esos días me permitieron recordar que la vida continúa pese a todo, y dar los primeros pasos hacia mi nuevo modo de reconducir mi vida.
La XVII Fira Medieval d’Hostalric me permitió volver a unas de mis actividades favoritas, las ferias medievales, y por otro lado volver a retomar el contacto con otra de mis grandes aficiones, el steampunk. Posiblemente no hubiese asistido a esta feria si no hubiese sido por el ofrecimiento que me hizo la gente del grupo Drakonia para colaborar con ellos, a través de Mireia Blasco y Laura Miró, si no recuerdo mal. Debo dar las gracias a Mireia Blasco y a Josep Sucarrats por la amistad que me han brindado durante mucho tiempo y los momentos compartidos con ellos en varias ocasiones, pero también a buena parte del equipo de Drakonia, por haber compartido otros muchos momentos: Cesc, David, Eduard, Guillem, Marc, Marcos, Silvia… Un mundo en el que me sentí agradablemente acogido.
Pero reconozco que en buena parte, otra de las grandes motivaciones que tuve para asistir a esas ferias fue el hecho de poder reencontrarme con dos personas en concreto, dos viejos conocidos, Duncan Trisquel y Félix Goggles, a los que me une mi afición y pasión por el steampunk, y me pareció que ésta era una excusa genial para reencontrarnos. Un encuentro que también me dio la posibilidad de reencontrar y conocer a muchas otras personas: Laura Miró, Nimue Arianhrod, Dramian Corvus, Wui de Lue, y Aarón Martín por un lado, a Bernat Costa Faura y Maica, con los que hacía tiempo que no hablaba, por otro; y a la gente de Empordanesken Associació (Marc Heras, Clara Heras, Pitov McPitu y Núria Arbat), entre muchos otros.
Este encuentro medieval, sobre el que escribí en “Memorias de un bárbaro: la XVII Fira Medieval d’Hostalric” me recordó que el mundo no acababa, sino que empezaba claramente de nuevo. Reencontrar a viejos amigos, volver a viejas aficiones, tener la oportunidad de conocer a personas nuevas... Este encuentro me recordó que el mundo siempre nos ofrece nuevas y maravillosas posibilidades…
Llegados al mes de abril, las cosas empezaban a equilibrarse. Sentía cierta tristeza, pero la ansiedad ya había desaparecido. Aún así, decidí continuar haciendo deporte. La llegada de este equilibrio se veía reflejada en algunos de mis escritos: “Volver”, “Ser imperfecto”, “El secreto”…
Creía que el día de Sant Jordi, el 23 de abril, sería un día duro para mí, por aquello de no tener a nadie a quién regalarle una rosa y que afloraran los recuerdos. Estos vinieron, sí, pero ya no dolían. Fue un “Sant Jordi en solitario”. Sorprendentemente me decidí salir a la calle para dar una vuelta y disfrutar de ese día tan especial aquí, en Cataluña. Por la tarde quedé con mi amigo David Ruiz, y tuvimos una agradable charla, casi tertulia, sobre las relaciones personales, las mujeres, los sueños y las aspiraciones de cada uno. Me di cuenta que, después de todo, no estaba tan mal. Creo que en parte fue este día cuando decidí que lo mejor era dejar que las cosas simplemente sucedieran, sin buscarlas de una forma activa, y por eso guardo esta fecha como otro momento representativo de mi 2013.
El 27 y 28 de abril visité mi vieja ciudad, Vilanova i la Geltrú. Fui a casa de mi hermana, mi cuñado y mis tres sobrinos, y ello también me permitió visitar también a mis viejos amigos Narcís Muela y Sònia, el sábado, y reencontrarme con una vieja amiga, Esther Dalmau, el domingo. Con Esther me pasé toda la tarde filosofando y hablando sobre diversos aspectos de la vida, las relaciones, y el presente y el pasado. Hacía un día gris y frío, pero dimos una vuelta por la playa de Vilanova, y me acordé de los viejos tiempos, cuando me gustaba ir a contemplar el mar cuando la playa estaba vacía. Sentí que aún había algo capaz de llenar mi corazón, un paisaje infinito, una persona, un momento… Volví a Girona lleno de alegría. Al día siguiente, lunes, 29 de abril, escribí “Horizonte gris”, tal vez porque me sentí identificado con aquel cielo gris cubierto de nubes sobre el mar que contemplé el día antes en Vilanova, y de algún modo me sentí identificado con él.
A raíz de un mail que recibí, sentí la necesidad de describir como me sentía en ese momento, de describir parte de lo que había pasado, y sobretodo, la necesidad de dar mi agradecimiento las personas que habían estado ahí en esos momentos. Escribí “Estado de ánimo: ¡Dejando que las cosas fluyan a su modo!”, y es en este punto donde reflexioné por primera vez por escrito en mi nuevo modo de ver las cosas. Podría decirse que a partir de este punto establecí mi nueva filosofía de la vida, que de momento me ha funcionado excepcionalmente bien; dejar que las cosas fluyan, que las cosas simplemente sucedan, sin forzarlas…
Bueno, y aquí llegamos al 4 de mayo. Ese día conocí en persona a Silvia Torras, una chica con la que había hablado un poco a tavés de internet, en un encuentro que me sorprendió gratamente por aparecer ella, como quién dice, de la nada y hacerme mantener la ilusión de que se puede conocer a gente nueva. Podría decirse que fue la primera chica que me hizo sentir “algo” desde mi ruptura, por su modo de ser, por su simpatía, por su naturalidad, por el simple hecho de tener algo que hablar. La cosa no fue a más, pero me hizo ver que la vida continúa y que en mi interior aún podía sentir algo por alguien. ¿Cambio ese encuentro mi vida? No, pero sí. Pocos días después escribí “Caos en el corazón”, aunque no recuerdo exactamente el motivo que me impulsó a hacerlo. Pero en sus palabras, aunque se intuye el conflicto, también se nota la recuperación. De nuevo volvía a sentirme vivo.
Sería a mediados de mayo que rompería la última cadena que me ataba a los recuerdos gracias a Mariona Malé, una amiga gracias a la cual definitivamente dejaría de mirar al pasado.
Ese mes, recuerdo que hablé con mucha gente, y mucha gente me habló sobre el amor, sobre los desengaños, sobre las relaciones personales… Pensé entonces en lo mucho que había cambiado mi concepto sobre el amor, y escribí “Hablando sobre el amor”. Volvía a sentirme feliz, y no estaba enamorado, no necesitaba a nadie para sentirme así, salvo volver a sentir paz en mí mismo. Era el momento de olvidar (“Siempre te olvidaré”), de dejar el pasado atrás, y de no obsesionarse en el futuro. Vivir, en definitiva, el presente. Tan solo vivir el momento.
Otro cambio radical de estos días, que de algún modo también influyó sobre lo que fue el 2013, fue mi corte de pelo radical, después de unos años llevando cabellera (y no desestimo volver a ella de un momento a otro). Como contaba en “Por un puñado de pelo, o cabello largo vs. cabello corto, y viceversa”, detrás de mi cabello largo se esconde cierta filosofía a la que no he renunciado, la del hombre salvaje o el animal, y en parte la esencia de mí mismo yo. ¿Al cortarme el cabello renuncié a mí mismo? No exactamente. Y tampoco diré que ese corte de pelo fuese algo motivado por la necesidad de cambio, como sucede a veces. Fue algo accidental, más bien, pero ese cambio me ayudó también a ver las cosas desde distintas filosofías. Algo demasiado complicado para explicar aquí, quizás. ¡Jajajajaja! Creo que lo dejaré para otra ocasión.
El 1 de junio, un sábado, participé en el rodaje de “Dos homes, un botí i la puta que els va parir” , de David Ruiz, junto a Alberto Ruiz, Bernat Costa, Guillem Fernández, Marcos Fernández, Marc Durán y muchas otras personas, compartiendo risas y momentos muy agradables. Ese día también tuve la ocasión de conocer a Marta Prieto, cuya conversación me resultó muy útil a nivel, sino ya emocional, intelectual, ayudándome a que me comiese menos el tarro. Todo lo que me dijo me dio mucho que pensar, y curiosamente me ha resultado muy útil estos últimos días.
El 15 de junio, sábado, fui a Barcelona y quedé con Gemma Cabasés, una persona que ha significado muchas cosas en muchos sentidos, ya que unos años atrás me abrazó de tal modo, que comprendí, gracias a ella, que yo antes era así, pero me había encerrado en mí mismo. Pero creo que a partir de aquel abrazo amistoso que me dio, yo empecé a ser yo mismo de nuevo. Pasamos una tarde muy agradable tomando un refresco en el Passeig de Sant Joan, y ese día me planteé que tenía que volver a Barcelona más a menudo. Su gente siempre me ha resultado más abierta, alegre y vital que Girona, y de algún modo reactivan mi espíritu creativo y vital.
Avanzaba ya el mes de junio. Empezaba a encaminar mi vida, y aún sin saber exactamente a donde iba, ya había empezado a caminar; no podía parar, tenía que ir hacia algún lado. La naturaleza formaba (y de hecho, aún lo hace) una parte importante de mi vida. Estos meses de largas caminatas y paseos en bicicleta con Iván García o en solitario me habían servido de mucho. De hecho siempre he creído que la naturaleza y en parte la soledad, son un buen remanso espiritual. Empezaba a sentirme de nuevo salvaje, libre. Éstos fueron algunos de mis “Pensamientos bajo la lluvia”.
Sin embargo, hasta el momento me había limitado a estar, a ser, sin hacer nada más. Para ser tú mismo, para encontrar tu camino, hace falta también encontrar cierto equilibrio, o buscar el camino que te lleve a encontrarte a ti mismo. En realidad ya había caminado parte de ese camino un poco a ciegas, sin propósito. Empezaba a pensar cual era mi lugar, que quería hacer ahora que había recuperado de nuevo mi vida. Lo que tenía claro es que mi lugar no estaba dentro de lo estipulado por la sociedad, nunca me he sentido muy cómodo con las normas y leyes de la mayoría. Necesitaba encontrar mi propia senda. Algo sobre ello escribí en “Encontrar tu lugar”.
Por un lado ya había empezado a enfocar un poco el camino: naturaleza, reencuentros con los viejos amigos de Leyendas Medievales, preparativos para mi regreso al mundo del steampunk… Y sin embargo a veces son las pequeñas cosas las que te cambian la vida. Andaba perdido aún, era como si me faltara un propósito, y el propósito llegó de la forma más inesperada, en forma de dos pequeños gorriones que encontré en la calle. ¿Quién iba a decirme que estos pajaritos serían los que me darían un verdadero propósito después de tantos meses? “Animales para la esperanza”, así es como lo sentí. Y aunque uno de ellos no sobrevivió, el otro si lo hizo. Durante días, ya en el mes de julio, me pregunté si ese gorrión que venía casi a diario a posarse en el balcón, delante de la ventana de mi cocina, era el mismo que yo había salvado y alimentado durante esos días.
Poco puedo decir del mes de julio. Durante este mes salí mucho a caminar, casi a diario, y durante esas caminatas pensé y reflexioné mucho. No siempre escribí sobre ello, aunque en esos paseos casi siempre me vienen ideas a la cabeza, como ocurrió cuando realicé un “Paseo en la oscuridad”. Pensé, durante esos días, sobre algunas cosas que me gustaría hacer y aprender, sobre la gente que me rodeaba, sobre la gente que me había apoyado, y el camino que había seguido. El período de duelo había quedado atrás.
Por entonces pensé sobre “Algunas cosas que me gustaría aprender”, aunque tampoco le di más importancia, ya que tenía otra lista que ya escribiera a principios de enero (y puede que antes), con algunas de las cosas que quería realizar durante este año, una lista que fue creciendo paulatinamente. Sin embargo, era un modo de darme objetivos: si quería ser yo, debía hacer cosas que a mí me gustasen.
Para finales de mes, la gente de Leyendas Medievales nos reunimos para hacer un entrenamiento, un picnic, y hablar sobre nuevos proyectos, algunos de los cuales iríamos llevando a cabo durante los siguientes meses. Era un principio.
¡AGOSTO! Si un mes fue importante para mí en este año 2013, fue el mes de agosto.
Podría decirse que inicié el mes junto a la gente de Leyendas Medievales (Andreu, Pilar, Asier, Hug, Anna, Àlex, Aleix, Lydia, Ester y Ona), celebrando una Battle Royale (“Leyendas Medievales presenta: Battle Royale – El juego de rol en vivo”), en un caluroso día en que lo pasé genial, pero lo bueno aún estaba por llegar.
Durante este mes hice quince días de vacaciones que iban a suponer un cambio radical en mi modo de ver y sentir la vida, y eso es algo que aún no sé explicar. Pero creo que fue durante este mes, y esos días en concreto, cuando definitivamente se inició mi auténtica recuperación. Por un lado, mi reencuentro con Tatiana, una joven muchacha rusa a la que había conocido casualmente tiempo atrás en un tren, me permitió vivir la alegría de una pequeña acción (para la historia en cuestión, ver “Tatiana, o 1 Free Smile :-)”) y sentirme feliz por un día, en el que también me tropecé con Bàrbara Julbe por el Estany de Banyoles, lo que fue una alegría extra por la pequeña conversación que tuvimos. Por otro lado, y puede que sea el factor más importante que influyó en mi definitiva recuperación, entré en el mundo del urbex (“Urbex: exploración urbana”), de mano de David Blanco. Aún no sé que demonios significó esta actividad entre las ruinas para mí, pero fue practicándola que me volví a sentir completo de nuevo. Le dio un sentido a mi vida que aún no sé explicar, porque no fue la actividad en sí misma lo que me cambio, sino el hecho de lo que me hizo sentir. Explorar sitios abandonados era como explorar una parte de mí mismo.
Sea como sea, ésta es una actividad que no he abandonado, y como la naturaleza misma, me aporta algo especial, aparte de que me ha adentrado de nuevo, de modo tangencial, al mundo de la fotografía.
Terminadas las vacaciones, decidí dejar todo de lado, especialmente a lo que se refería a conocer a gente nueva, para empezar a dedicar mi tiempo a preparar mi vestuario para los próximos fines de semana del mes de septiembre, que estarían repartidos entre roles en vivo de Leyendas Medievales, un shooting fotográfico en el Montseny, y la I Fira Steampunk de Barcelona, que era un evento que había estado esperando durante todo el año.
Para septiembre ya había aprendido a “Estar solo” de nuevo. No es que estar solo me fuese algo difícil, siempre me ha gustado la soledad. Pero después de vivir mucho tiempo en pareja, uno no se acostumbra fácilmente a la idea de volver a ella. Pero el verdadero problema de estar solo no consiste en estar solo o no, sino en aceptar esa soledad y aceptarse a sí mismo. Para estar bien con los demás, lo principal es estar bien consigo mismo.
Septiembre fue un mes ocupado. Por fin me sentía bien, y tenía ganas de hacer cosas. Por un lado, el fin de semana del 31 de agosto al1 de septiembre fui a la Fira Medieval de Besalú, junto a varios miembros de Leyendas Medievales, como invitados de honor en el Palco Real del espectáculo de justas, gracias a la gente de Excalibur Especialistes en Lluites, y la siguiente semana, el 8 de septiembre, asistí a la Terra de Trobadors, la feria medieval de Castelló d'Empúries, junto a Mariona Malé.
Para el 15 de septiembre, asistí a un evento que fue bastante especial para mí, ya que fui invitado por Félix Goggles y M. Ángeles Guisado, de Factoría Goggles y el Costurero Real, respectivamente, al shooting fotográfico Magic Forest. Ello me permitió reencontrarme con Duncan Trisquel, y conocer a algunas personas, como Spinelly Arianne Sánchez Melgarejo (a la que ya conocía gracias a internet) y su hermana Lorena Sánchez Melgarejo, a Andrómeda Alexandra Maga, Raquel Agüera, Yago L. Ruiz, Aïda Mrtz, Vanesa Aishkat, Danu Sonja, Tino Guijarro y Álex Alsina, entre otros. A partir de este shooting, empezaría a participar, más adelante, en otros, donde siempre me lo he pasado de maravilla. ¡Cualquier excusa es buena si puedo ponerme un disfraz!
Para el siguiente fin de semana, del 20 al 22 de septiembre, estuve de nuevo con la gente de Leyendas Medievales, ocupando una casa rural, junto a Jordi Isärd y Gemma Xu, celebrando dos partidas de rol en vivo, una ambientada en el mundo de la mafia en los locos años 20 (“Leyendas Medievales presenta: El encargo de Don Pietà o el asesinato de un millón de dólares – Un rol en vivo en el mundo de la mafia de los años 20”), y otra, situada también en los años 20, ambientada en el universo de los mitos de Cthulhu (“Leyendas Medievales presenta: Ad Tenebras servimus – Un rol en vivo en el mundo de los Mitos de Cthulhu”).
¡Y llegó por fin el evento que había estado esperando durante meses! El 28 de septiembre llegó por fin la tan esperada “I Fira Steampunk de Barcelona y Eurosteamcon Barcelona 2013”, a la que asistiría como miembro del stand de los Cazadores de lo Oculto, coincidiendo con Duncan Trisquel, Andrómeda Alexandra Maga y el exquisito fotógrafo Pedro Justicia Lightangel. El evento, además, me permitió conocer por fin, después de más de tres años, a Lily Kamui Evans Stark, ver a muchas caras conocidas, y conocer a gente nueva con la que he coincidido de nuevo o me gustaría coincidir: Ray Dil, Chelly Kira, Irene Toro, Eduard Grau y su hija, Marta y Clara Arévalo, Jason R. Burrows, Ruben Santoja…
La rueda había comenzado a funcionar, volvía a tener una vida propia. Disfrutaba ya de mi soledad, y de mi vida asistiendo a este tipo de eventos sociales que me recordaban que siempre es posible reiniciar de nuevo tu vida, de conocer a gente especial a tu alrededor, y sentirte querido (que también es importante).
El 5 de octubre asistí a la Fira Medieval de Peratallada junto a Andreu Blanco, Pilar Agell, Álex Caballero y Esther Vilar, de Leyendas Medievales, aprovechando la ocasión para steampunkizarme en plan medieval o medieval punk, con ánimos de que la gente de mi mundo medieval también se anime a adentrarse dentro de esta corriente que tantas amistades y nuevas aficiones me ha aportado.
En octubre continué haciendo algunas actividades, como el urbex (“Urbex: exploración urbana”), junto a David Blanco, ya que volví a hacer unos días de vacaciones. Al comprobar mi listado de “Cosas que hacer cuando quieres reiniciar tu vida”, vi que a lo largo del año había realizado la mayoría de ellas, y no pude menos que sentirme orgulloso de como había ido canalizando toda mi perdida a lo largo de estos meses, hasta el punto de que ya sólo significaba un recuerdo pasado.
Creo que fue hacia finales de este mes que también conocí a Sònia Brugat, con sus inquietudes literarias, que también ha aportado algo a mi vida.
Finalmente, acabé el mes, el 31 de octubre, participando en la 2a Acocollona’t Zombie Walk de Girona, junto a buena parte de la gente de Leyendas Medievales, zombificados a más no poder, para acabar celebrando la noche de Halloween o Difuntos en mi casa. Hacía tiempo que no organizaba una cena de ese calibre en mi piso, y realmente me lo pasé muy bien y estuve orgulloso de poder disfrutar de su compañía. Espero que a partir de ahora pueda ir haciendo cenas de este calibre con mis amigos más a menudo.
Noviembre sería un buen mes; me renovaron el contrato en la Clínica Forense de Girona, y a partir de ahí pude plantearme una nueva serie de objetivos. También conocí a una persona por internet que irrumpiría con fuerza en mi vida, aunque no la conocería personalmente hasta diciembre, y dediqué buena parte de mi tiempo a leer y escribir. Creo que realmente si me dejaran, en este período hubiese entrado en una etapa de “Hibernación”, ya que me sentía realmente cómodo en casa, recogidito.
De noviembre recuerdo con especial cariño mi participación en el shooting fotográfico de Acció Fotogràfica Ripollet el 10 de noviembre. Allí coincidí de nuevo con Ray Dil, Tino Guijarro, Pedro Justicia Lightangel, y conocí a Demetrius Jebediah Gushlow, Rosaline Ann Gushlow, Marta Ferrer, y las hermanas Raquel De Haro y Angel Mireia.
Fue el momento de recordar algunos “Regalos directos al corazón – Una pequeña mirada retrospectiva” que recibí a lo largo del año, el mes que recibí la noticia de la muerte de alguien que en su momento fue mi mejor amigo (“Amigo”), y de hacer un escrito que tenía pendiente desde el mes de mayo sobre ¿Por qué los hombres ignoran a las mujeres?
El 15 de diciembre participé en un nuevo shooting fotográfico de “Jack el Destripador vs. Sherlock Holmes”, que me permitió reencontrar algunas caras conocidas y conocer a gente nueva. Entre las caras conocidas, he tenido a Chelly Kira, Tino Guijarro (que ya se está convirtiendo en un habitual), Raquel de Haro, Angel Mireia, Demetrius Jebediah Gushlow y Rosaline Ann Gushlow. Entre las nuevas caras, conocí a Marina Jaumandreu, Mireia Roldán, Yass MeGo, Erik Mesado, Priscila Iniesta, Robert Jenkins, María Ángeles Vázquez López, Jessica Roldán, Tamara Nichole Williams, Antonio Tenedor, Francesc Novi y Patricia Bueno.
Lo que ha supuesto el mes de diciembre a modo personal, aún es pronto para decirlo, ya que es, precisamente el mes en que escribo esto. Baste decir que en este mes he conocido a una persona inesperada, Esther Ortega, que me ha llegado al corazón, y que curiosamente ha resultado ser la mejor amiga de una vieja conocida, Laura Durán, que de este modo también ha irrumpido en mi vida de nuevo. El haber conocido a una, y haberme reencontrado con la otra, me ha supuesto, ya finalizando el año, cerrar una etapa de mi vida para empezar otra.
Por lo demás, éste ha sido un mes familiar por aquello de la Navidad, y me siento fuerte y con ganas, dispuesto a afrontar un año nuevo, del que espero más que el que dejaremos atrás. ¡Adiós, 2013! Fuiste un año duro, pero de ti aprendí mucho y salí fortalecido y mucho más sereno y feliz. ¡Hola, 2014! Hoy miro al futuro con optimismo, porque el futuro ya no me preocupa, y el pasado ha quedado atrás. Hoy vivo el presente, y así todo me resulta mucho más placentero.
Lo que está por venir, me resulta desconocido. Al iniciar el año
2013, creí que éste sería uno de los peores años de mi vida, y, sin
embargo, con el transcurrir de los meses descubrí que no sólo no ha sido
así, sino que ha resultado ser uno de los mejores años de mi vida.
¿Feliz? Bueno, no tanto, aunque sí que me ha reportado una felicidad y
una paz especial. Pero el año 2013 ha sido sobretodo un año de
conocimiento personal, de autoconocimiento, de soledad y de compartir
momentos. Ha sido un año de conocer a mucha gente y descubrir a mucha
gente que me importa o gente que apenas he conocido pero me encantaría
conocer y volver a coincidir.
El año 2013 ha sido un año de evolución constante, de superación, de autoconocimiento (aunque siempre me he conocido bastante bien). Espero que el año 2014 sea una continuación del mismo camino que he emprendido. El mes de agosto del 2013 cerré una etapa, y volví a controlar mi vida, a ser yo mismo. Ahora que acaba el año, tengo la sensación de que se abre una nueva etapa ante mí.
Durante este año 2013 aprendí a vivir solo de nuevo, y encontrar mi camino así, pero la gente que me ha rodeado ha sido muy importante. No puedo saber lo que me depara el futuro, pero me da que este año 2014 ha de ser una año para volver a compartir mi vida, y que la gente va a ser muy importante para mí. Se que sonará raro que lo diga así, y más teniendo en cuenta que algunos para mí aún sois unos desconocidos. Pero os quiero. ¡Os quiero en mi vida!
¡FELIZ 2014!
¿Cómo explicar lo que este año ha significado para mí? En realidad es una tarea que ahora se me antoja difícil, y para entenderla en toda su complejidad, en parte debería remontarme al pasado, hasta cinco o seis años atrás, y no es esa mi intención. Así pues, me limitaré a recopilar algunos de los hechos que he vivido en este año, algunos de los momentos por los que he pasado, los procesos que he vivido y analizado, y, sobretodo, a recordar a algunas de las personas que se han cruzado en mi camino a lo largo de estos meses, haciendo que esta transición entre lo que era y lo que soy hoy, haya sido mucho más llevadera.
Parte de este camino del que hablo ha quedado retratado en algunos de los escritos y artículos que escribí en este mismo blog durante el año 2013, pero la mayor parte de lo que he vivido o sentido se quedará fuera de él. Durante los primeros meses del año no quise escribir sobre mis sentimientos, pensamientos o mi estado de ánimo; no lo hice para no herir a nadie, y porque no quería que nadie se preocupase por ello. Quizás me equivoqué, ya que la escritura, especialmente cuando la dirijo a alguien, aunque sea una persona hipotética que ni siquiera existe, me resulta enormemente catártica, me calma. Pero no quise escribir sobre algunos hechos vividos en aquellos momentos, porque lo consideraba improcedente.
Lo que sí es cierto es que, sea como sea, creo que nunca habré agradecido lo suficiente la ayuda que me ha brindado toda la gente de la que me he rodeado este año, lo sepan ellos o no. Amigos íntimos, familiares, compañeros del trabajo, conocidos e, incluso, desconocidos, tanto del mundo real, como unos pocos del mundo virtual. El año 2013 supuso para mí uno de los mayores retos de mi vida, y salí bien librado. Pero eso es algo que debo agradecérselo a un montón de gente, y en este escrito tan sólo mencionaré el nombre de unos pocos de ellos, no pudiendo hacer justicia de todo lo que debo a muchos otros, ni cuanto les debo. El simple hecho de haber compartido momentos, charlas y otras actividades con ellos me ayudó enormemente. ¡Gracias a todos! Y que nadie se tome a mal si no lo menciono en este texto, por favor, soy consciente de que hay gente y nombres que no menciono; algunos los recuerdo y otros puede que los haya olvidado, pero aún así, estáis aquí.
ENERO
Así empecé el año, del peor modo posible. Todo empezó el 1 de enero, aunque creo que la cosa ya se venía gestando desde hacía tiempo. Las cosas entre la persona que entonces era mi pareja y yo no iban muy bien. Ese día decidimos hablar, era un buen día para hacerlo, intentando buscar una solución a nuestra situación, que estaba estancada y parecía haber llegado a un punto muerto. Después de mucho hablar, finalmente decidimos darnos un tiempo para pensar; un mes sin llamadas de teléfono, sin escribirnos, sin vernos... Fue un mes horroroso. Y después de todo, creo que la decisión ya estaba tomada de antemano, o sé tomó en algún punto de este período.
Fue un mes de una lucha interna que me desgastó, el enfrentamiento entre la mente y el corazón, entre la lógica y los sentimientos. Me encerré en casa, necesitaba tiempo, estar solo. Ése era “El precio de los sueños”, como escribí en uno de los pocos textos que publiqué sobre mis sentimientos en esos días. Quería escribir mucho más, exteriorizar mi dolor, hablar sobre ello, pero no lo hice porque no me pareció lo correcto. Temía que ella leyera mis palabras y eso pudiese influir de algún modo en su decisión.
Antes de finalizar el mes, sin embargo, quedamos y decidimos cortar, quedar como amigos. Se decidió no vernos más en persona, pero continuar manteniendo el contacto. No me pareció demasiada buena idea por diversos motivos, me parecía que lo mejor era cortar por lo sano, pero acepté sus condiciones. ¡Error! Porque creo que fue por la vía virtual por donde se me causó el mayor dolor.
FEBRERO
El mes de febrero la cosa fue a peor, y hacia mediados de mes eso me hizo tomar una decisión. Mi mente se debatía entre el recuerdo de un amor malogrado, y el sueño de la libertad y el tiempo que tanto anhelaba. La libertad a veces da miedo. Y quedaos con estas frase, porque la repetiré: la libertad a veces da miedo. Porque ser libre significa asumir las consecuencias de cada uno de tus actos. Y ello significa asumir la responsabilidad de quién eres.
Bueno, puede que al final decidiera empezar de nuevo; hacer borrón y cuenta nueva por todo lo que pasó después de nuestra ruptura, pero decidí que después de todo no olvidaría el amor que existió una vez. Escribí “Nunca te olvidaré…”. Pero lo que entonces dije ahora me resulta muy subjetivo y demasiado simple, vistas todas las variables que existieron en aquel momento. De todos modos, aunque ya no me siento atado al pasado, nunca renunciaré al recuerdo que guardo de él porque forma parte de mí.
Fue este mes, el de febrero, cuando más busqué el apoyo de mi familia, (padres, hermana, tíos…), de mis amigos más íntimos –¡Gracias a Sergio Marcos, Manel Sánchez, Virginia y Begoña Lourés (y sus hijos, Martina y Arnau; por ser los que menos dijeron, más supieron comprender, más me vieron llorar y supieron decirme que me entendían con un simple gesto), David y Alberto Ruiz (por pasarse por casa para obligarme a ver películas de humor con ellos cuando estaba en mis horas más bajas y sacarme a la calle para charlar), Andreu Blanco y Pilar Agell (por aceptarme como su “hijo pródigo” y permitirme desconectar), Jorge Sánchez, Sergi Caballero, entre otros!-, y recibí el apoyo de las personas más inesperadas, tanto compañeros de trabajo como Eva Martín (por esos Cacaolats), el Dr. Narcís Bardalet, o Luis Cifuentes (que pese a sentirme triste en esos días me hacía reír constantemente con sus locuras), Espe (por escuchar mis rollos mentales en el trabajo), Sebas Tornero (por esos kebabs con salsa picante que nos comemos y esas charlas desfasadas que me regalaba diciéndome que la vida continúa), o la Dra. Imma Valentí (por aconsejarme en varios momentos). También me sirvieron de gran apoyo algunas personas a las que por aquel entonces sólo conocía del mundo virtual, como Desirée García (por soportar algunos de mis peores momentos de ralladuras mentales), Lily Kamui Evans Stark (por sus mails de ánimos siempre escritos con muy buen humor), Sheila Arcos (por sus ánimos), Marta Lcm y Marga Muñoz.
De esos días tambén quiero recordar a Sònia Chatlani (por ser la amiga que pude recuperar, y con la que quedé varias vecesa lo largo de este año para tener largas charlas); a Carolina Gandia (por ser la primera persona que creo que me arrancó una sonrisa, aunque fuese a través de internet); a Jordi Pujades (por ser alguien que a pesar de ser sólo un conocido, me supo escuchar y, sobretodo, aconsejar); y a Susanna Riera (vieja conocida ya por el tema del mundoaudiovisual, por el tiempo que me dedicó, saberme escuchar, y algunas conversaciones sobre cine).
La ansiedad me envolvía, y me dediqué a hacer deporte, mucho deporte: nadar, correr, ir a caminar… Si me envolvía la ansiedad, decidí que en vez de comer compulsivamente era mucho mejor salir de casa y correr, escapar, no parar hasta notar que la calma volvía a mí. En poco menos de un mes y pico, desde enero, adelgacé 11 kilos. Creo que esto, en parte, ya lo dice todo.
El 18 de febrero volví a leer un texto que escribiera más de dos años atrás, un 4 de octubre del año 2011: “Hoy es el día en que mi libertad empieza de nuevo”. Durante dos años había estado reclamando esa necesidad de tomarme un tiempo para mí. Sentía que necesitaba ese tiempo para recuperar cierto equilibrio, y eso era algo que ya sabía desde antes de haber conocido a mi última pareja. Fue de algo de lo que le hablé antes de salir, y durante la relación que iniciamos, pero no sé si nunca quiso escucharme, si nunca llegó a comprenderlo. Puede ser que si lo hubiese hecho las cosas hubiesen ido de otro modo, pero eso es algo que no podré saber jamás, por lo que no vale ya la pena preocuparse. Ahora tenía ese tiempo, pero me sentía incapaz de emplearlo porque antes necesitaba recuperar mi equilibrio.
Era febrero, y estaba por cumplir años de nuevo. “Cumpleaños… ¿feliz?” No, no lo fue, pero mi cumpleaños fue un nuevo punto de inflexión y reflexión.
Sin embargo, algo sí descubrí estos días, y es que pese a todo, me sentía capaz de volver a sonreír. Eso fue algo que me dio mucho que pensar.
MARZO
El marzo fue un mes largo. Empecé a asumir que necesitaba pasar un período de duelo, que necesitaba estar solo. Quería cerrar mi corazón, volverme insensible, dejar se sentir el dolor… Escribí entonces “Puerta cerrada”, pero al poco de que uno lo lee se da cuenta que pese a todo ese dolor, me negaba a ser vencido, me negaba a cerrar mi corazón. El mundo siempre te brinda nuevas oportunidades si tú se lo permites.
Pero reconozco que me sentía desesperado. No me avergüenza decirlo, decidí visitar un psicólogo. Estoy licenciado en psicología, y el duelo es un proceso de adaptación que entiendo, pero una cosa es entenderlo, y otra cosa es interiorizarlo. Necesitaba entender el proceso por el que atravesaba, pero entenderlo desde el corazón y la mente, y necesitaba que alguien me guiase, me dijese que hacía lo correcto. Una visita fue todo lo que hice; la psicóloga con la que hablé me dijo que todo lo que estaba haciendo, todos los pasos que seguía eran los correctos, que no podía hacer nada más, salvo dejar pasar los días, tal y como estaba haciendo. La verdad es que creo que hice bien, no me arrepiento de aquella visita. Quizás sólo quería saber que estaba haciendo lo correcto.
Escribí así “El duelo”, esperando que al escribirlo me sirviera para entender por todo lo que estaba pasando, y a su vez, si alguien lo leía, ese texto pudiese ser útil para otras personas que pudieran sentirse como yo en uno u otro período de sus vidas. Realmente escribir sobre ello me ayudó. Me ayudó a entender, me ayudó a saber que estaba haciendo lo correcto. Me ayudó a entender que debía esperar a superar todo esto antes de reiniciar mi vida de nuevo. Fue lo mejor que hice, esperar y dejar que el dolor se disipase poco a poco y que las cosas se pusieran solas en su cauce.
Fue un mes en que el deporte, correr y caminar entre la naturaleza se convirtió en mi principal vía de escape. Correr, correr, correr… Escribí “La carrera”, que en parte retrataba como me sentía cuando hacía estas salidas en solitario, en el que pretendía escapar tanto de la ansiedad, como buscar un escape, un modo de recuperación. Hice muchas salidas solo, pero en muchas otras salidas –a pie o en bicicleta- me acompañó un viejo amigo, Iván García, quizás la persona que vi más durante esos días, sobre el que escribiría el mes de abril en “Hablando de Iván”, quizás en modo de agradecimiento por estar ahí durante esos días.
Creo que fue a finales de este mes, en la XVII Fira Medieval d’Hostalric, celebrada los días 29, 30 y 31 de marzo, cuando realmente empecé a enfocar de nuevo mi vida. Podría decir que fue cuando empecé a dar los primeros pasos correctos hacia mi recuperación, mi vuelta al mundo real como yo mismo, pero mentiría: el dolor, la tristeza y el vacío por el que pasé antes también formaban parte de ese proceso. Pero sin duda, ésta fue una de las fechas claves para mi regreso, una de las fechas claves de mi 2013, ya que esos días me permitieron recordar que la vida continúa pese a todo, y dar los primeros pasos hacia mi nuevo modo de reconducir mi vida.
La XVII Fira Medieval d’Hostalric me permitió volver a unas de mis actividades favoritas, las ferias medievales, y por otro lado volver a retomar el contacto con otra de mis grandes aficiones, el steampunk. Posiblemente no hubiese asistido a esta feria si no hubiese sido por el ofrecimiento que me hizo la gente del grupo Drakonia para colaborar con ellos, a través de Mireia Blasco y Laura Miró, si no recuerdo mal. Debo dar las gracias a Mireia Blasco y a Josep Sucarrats por la amistad que me han brindado durante mucho tiempo y los momentos compartidos con ellos en varias ocasiones, pero también a buena parte del equipo de Drakonia, por haber compartido otros muchos momentos: Cesc, David, Eduard, Guillem, Marc, Marcos, Silvia… Un mundo en el que me sentí agradablemente acogido.
Pero reconozco que en buena parte, otra de las grandes motivaciones que tuve para asistir a esas ferias fue el hecho de poder reencontrarme con dos personas en concreto, dos viejos conocidos, Duncan Trisquel y Félix Goggles, a los que me une mi afición y pasión por el steampunk, y me pareció que ésta era una excusa genial para reencontrarnos. Un encuentro que también me dio la posibilidad de reencontrar y conocer a muchas otras personas: Laura Miró, Nimue Arianhrod, Dramian Corvus, Wui de Lue, y Aarón Martín por un lado, a Bernat Costa Faura y Maica, con los que hacía tiempo que no hablaba, por otro; y a la gente de Empordanesken Associació (Marc Heras, Clara Heras, Pitov McPitu y Núria Arbat), entre muchos otros.
Este encuentro medieval, sobre el que escribí en “Memorias de un bárbaro: la XVII Fira Medieval d’Hostalric” me recordó que el mundo no acababa, sino que empezaba claramente de nuevo. Reencontrar a viejos amigos, volver a viejas aficiones, tener la oportunidad de conocer a personas nuevas... Este encuentro me recordó que el mundo siempre nos ofrece nuevas y maravillosas posibilidades…
ABRIL
Llegados al mes de abril, las cosas empezaban a equilibrarse. Sentía cierta tristeza, pero la ansiedad ya había desaparecido. Aún así, decidí continuar haciendo deporte. La llegada de este equilibrio se veía reflejada en algunos de mis escritos: “Volver”, “Ser imperfecto”, “El secreto”…
Creía que el día de Sant Jordi, el 23 de abril, sería un día duro para mí, por aquello de no tener a nadie a quién regalarle una rosa y que afloraran los recuerdos. Estos vinieron, sí, pero ya no dolían. Fue un “Sant Jordi en solitario”. Sorprendentemente me decidí salir a la calle para dar una vuelta y disfrutar de ese día tan especial aquí, en Cataluña. Por la tarde quedé con mi amigo David Ruiz, y tuvimos una agradable charla, casi tertulia, sobre las relaciones personales, las mujeres, los sueños y las aspiraciones de cada uno. Me di cuenta que, después de todo, no estaba tan mal. Creo que en parte fue este día cuando decidí que lo mejor era dejar que las cosas simplemente sucedieran, sin buscarlas de una forma activa, y por eso guardo esta fecha como otro momento representativo de mi 2013.
El 27 y 28 de abril visité mi vieja ciudad, Vilanova i la Geltrú. Fui a casa de mi hermana, mi cuñado y mis tres sobrinos, y ello también me permitió visitar también a mis viejos amigos Narcís Muela y Sònia, el sábado, y reencontrarme con una vieja amiga, Esther Dalmau, el domingo. Con Esther me pasé toda la tarde filosofando y hablando sobre diversos aspectos de la vida, las relaciones, y el presente y el pasado. Hacía un día gris y frío, pero dimos una vuelta por la playa de Vilanova, y me acordé de los viejos tiempos, cuando me gustaba ir a contemplar el mar cuando la playa estaba vacía. Sentí que aún había algo capaz de llenar mi corazón, un paisaje infinito, una persona, un momento… Volví a Girona lleno de alegría. Al día siguiente, lunes, 29 de abril, escribí “Horizonte gris”, tal vez porque me sentí identificado con aquel cielo gris cubierto de nubes sobre el mar que contemplé el día antes en Vilanova, y de algún modo me sentí identificado con él.
A raíz de un mail que recibí, sentí la necesidad de describir como me sentía en ese momento, de describir parte de lo que había pasado, y sobretodo, la necesidad de dar mi agradecimiento las personas que habían estado ahí en esos momentos. Escribí “Estado de ánimo: ¡Dejando que las cosas fluyan a su modo!”, y es en este punto donde reflexioné por primera vez por escrito en mi nuevo modo de ver las cosas. Podría decirse que a partir de este punto establecí mi nueva filosofía de la vida, que de momento me ha funcionado excepcionalmente bien; dejar que las cosas fluyan, que las cosas simplemente sucedan, sin forzarlas…
MAYO
Bueno, y aquí llegamos al 4 de mayo. Ese día conocí en persona a Silvia Torras, una chica con la que había hablado un poco a tavés de internet, en un encuentro que me sorprendió gratamente por aparecer ella, como quién dice, de la nada y hacerme mantener la ilusión de que se puede conocer a gente nueva. Podría decirse que fue la primera chica que me hizo sentir “algo” desde mi ruptura, por su modo de ser, por su simpatía, por su naturalidad, por el simple hecho de tener algo que hablar. La cosa no fue a más, pero me hizo ver que la vida continúa y que en mi interior aún podía sentir algo por alguien. ¿Cambio ese encuentro mi vida? No, pero sí. Pocos días después escribí “Caos en el corazón”, aunque no recuerdo exactamente el motivo que me impulsó a hacerlo. Pero en sus palabras, aunque se intuye el conflicto, también se nota la recuperación. De nuevo volvía a sentirme vivo.
Sería a mediados de mayo que rompería la última cadena que me ataba a los recuerdos gracias a Mariona Malé, una amiga gracias a la cual definitivamente dejaría de mirar al pasado.
Ese mes, recuerdo que hablé con mucha gente, y mucha gente me habló sobre el amor, sobre los desengaños, sobre las relaciones personales… Pensé entonces en lo mucho que había cambiado mi concepto sobre el amor, y escribí “Hablando sobre el amor”. Volvía a sentirme feliz, y no estaba enamorado, no necesitaba a nadie para sentirme así, salvo volver a sentir paz en mí mismo. Era el momento de olvidar (“Siempre te olvidaré”), de dejar el pasado atrás, y de no obsesionarse en el futuro. Vivir, en definitiva, el presente. Tan solo vivir el momento.
Otro cambio radical de estos días, que de algún modo también influyó sobre lo que fue el 2013, fue mi corte de pelo radical, después de unos años llevando cabellera (y no desestimo volver a ella de un momento a otro). Como contaba en “Por un puñado de pelo, o cabello largo vs. cabello corto, y viceversa”, detrás de mi cabello largo se esconde cierta filosofía a la que no he renunciado, la del hombre salvaje o el animal, y en parte la esencia de mí mismo yo. ¿Al cortarme el cabello renuncié a mí mismo? No exactamente. Y tampoco diré que ese corte de pelo fuese algo motivado por la necesidad de cambio, como sucede a veces. Fue algo accidental, más bien, pero ese cambio me ayudó también a ver las cosas desde distintas filosofías. Algo demasiado complicado para explicar aquí, quizás. ¡Jajajajaja! Creo que lo dejaré para otra ocasión.
JUNIO
El 1 de junio, un sábado, participé en el rodaje de “Dos homes, un botí i la puta que els va parir” , de David Ruiz, junto a Alberto Ruiz, Bernat Costa, Guillem Fernández, Marcos Fernández, Marc Durán y muchas otras personas, compartiendo risas y momentos muy agradables. Ese día también tuve la ocasión de conocer a Marta Prieto, cuya conversación me resultó muy útil a nivel, sino ya emocional, intelectual, ayudándome a que me comiese menos el tarro. Todo lo que me dijo me dio mucho que pensar, y curiosamente me ha resultado muy útil estos últimos días.
El 15 de junio, sábado, fui a Barcelona y quedé con Gemma Cabasés, una persona que ha significado muchas cosas en muchos sentidos, ya que unos años atrás me abrazó de tal modo, que comprendí, gracias a ella, que yo antes era así, pero me había encerrado en mí mismo. Pero creo que a partir de aquel abrazo amistoso que me dio, yo empecé a ser yo mismo de nuevo. Pasamos una tarde muy agradable tomando un refresco en el Passeig de Sant Joan, y ese día me planteé que tenía que volver a Barcelona más a menudo. Su gente siempre me ha resultado más abierta, alegre y vital que Girona, y de algún modo reactivan mi espíritu creativo y vital.
Avanzaba ya el mes de junio. Empezaba a encaminar mi vida, y aún sin saber exactamente a donde iba, ya había empezado a caminar; no podía parar, tenía que ir hacia algún lado. La naturaleza formaba (y de hecho, aún lo hace) una parte importante de mi vida. Estos meses de largas caminatas y paseos en bicicleta con Iván García o en solitario me habían servido de mucho. De hecho siempre he creído que la naturaleza y en parte la soledad, son un buen remanso espiritual. Empezaba a sentirme de nuevo salvaje, libre. Éstos fueron algunos de mis “Pensamientos bajo la lluvia”.
Sin embargo, hasta el momento me había limitado a estar, a ser, sin hacer nada más. Para ser tú mismo, para encontrar tu camino, hace falta también encontrar cierto equilibrio, o buscar el camino que te lleve a encontrarte a ti mismo. En realidad ya había caminado parte de ese camino un poco a ciegas, sin propósito. Empezaba a pensar cual era mi lugar, que quería hacer ahora que había recuperado de nuevo mi vida. Lo que tenía claro es que mi lugar no estaba dentro de lo estipulado por la sociedad, nunca me he sentido muy cómodo con las normas y leyes de la mayoría. Necesitaba encontrar mi propia senda. Algo sobre ello escribí en “Encontrar tu lugar”.
Por un lado ya había empezado a enfocar un poco el camino: naturaleza, reencuentros con los viejos amigos de Leyendas Medievales, preparativos para mi regreso al mundo del steampunk… Y sin embargo a veces son las pequeñas cosas las que te cambian la vida. Andaba perdido aún, era como si me faltara un propósito, y el propósito llegó de la forma más inesperada, en forma de dos pequeños gorriones que encontré en la calle. ¿Quién iba a decirme que estos pajaritos serían los que me darían un verdadero propósito después de tantos meses? “Animales para la esperanza”, así es como lo sentí. Y aunque uno de ellos no sobrevivió, el otro si lo hizo. Durante días, ya en el mes de julio, me pregunté si ese gorrión que venía casi a diario a posarse en el balcón, delante de la ventana de mi cocina, era el mismo que yo había salvado y alimentado durante esos días.
JULIO
Poco puedo decir del mes de julio. Durante este mes salí mucho a caminar, casi a diario, y durante esas caminatas pensé y reflexioné mucho. No siempre escribí sobre ello, aunque en esos paseos casi siempre me vienen ideas a la cabeza, como ocurrió cuando realicé un “Paseo en la oscuridad”. Pensé, durante esos días, sobre algunas cosas que me gustaría hacer y aprender, sobre la gente que me rodeaba, sobre la gente que me había apoyado, y el camino que había seguido. El período de duelo había quedado atrás.
Por entonces pensé sobre “Algunas cosas que me gustaría aprender”, aunque tampoco le di más importancia, ya que tenía otra lista que ya escribiera a principios de enero (y puede que antes), con algunas de las cosas que quería realizar durante este año, una lista que fue creciendo paulatinamente. Sin embargo, era un modo de darme objetivos: si quería ser yo, debía hacer cosas que a mí me gustasen.
Para finales de mes, la gente de Leyendas Medievales nos reunimos para hacer un entrenamiento, un picnic, y hablar sobre nuevos proyectos, algunos de los cuales iríamos llevando a cabo durante los siguientes meses. Era un principio.
AGOSTO
¡AGOSTO! Si un mes fue importante para mí en este año 2013, fue el mes de agosto.
Podría decirse que inicié el mes junto a la gente de Leyendas Medievales (Andreu, Pilar, Asier, Hug, Anna, Àlex, Aleix, Lydia, Ester y Ona), celebrando una Battle Royale (“Leyendas Medievales presenta: Battle Royale – El juego de rol en vivo”), en un caluroso día en que lo pasé genial, pero lo bueno aún estaba por llegar.
Durante este mes hice quince días de vacaciones que iban a suponer un cambio radical en mi modo de ver y sentir la vida, y eso es algo que aún no sé explicar. Pero creo que fue durante este mes, y esos días en concreto, cuando definitivamente se inició mi auténtica recuperación. Por un lado, mi reencuentro con Tatiana, una joven muchacha rusa a la que había conocido casualmente tiempo atrás en un tren, me permitió vivir la alegría de una pequeña acción (para la historia en cuestión, ver “Tatiana, o 1 Free Smile :-)”) y sentirme feliz por un día, en el que también me tropecé con Bàrbara Julbe por el Estany de Banyoles, lo que fue una alegría extra por la pequeña conversación que tuvimos. Por otro lado, y puede que sea el factor más importante que influyó en mi definitiva recuperación, entré en el mundo del urbex (“Urbex: exploración urbana”), de mano de David Blanco. Aún no sé que demonios significó esta actividad entre las ruinas para mí, pero fue practicándola que me volví a sentir completo de nuevo. Le dio un sentido a mi vida que aún no sé explicar, porque no fue la actividad en sí misma lo que me cambio, sino el hecho de lo que me hizo sentir. Explorar sitios abandonados era como explorar una parte de mí mismo.
Sea como sea, ésta es una actividad que no he abandonado, y como la naturaleza misma, me aporta algo especial, aparte de que me ha adentrado de nuevo, de modo tangencial, al mundo de la fotografía.
Terminadas las vacaciones, decidí dejar todo de lado, especialmente a lo que se refería a conocer a gente nueva, para empezar a dedicar mi tiempo a preparar mi vestuario para los próximos fines de semana del mes de septiembre, que estarían repartidos entre roles en vivo de Leyendas Medievales, un shooting fotográfico en el Montseny, y la I Fira Steampunk de Barcelona, que era un evento que había estado esperando durante todo el año.
SEPTIEMBRE
Para septiembre ya había aprendido a “Estar solo” de nuevo. No es que estar solo me fuese algo difícil, siempre me ha gustado la soledad. Pero después de vivir mucho tiempo en pareja, uno no se acostumbra fácilmente a la idea de volver a ella. Pero el verdadero problema de estar solo no consiste en estar solo o no, sino en aceptar esa soledad y aceptarse a sí mismo. Para estar bien con los demás, lo principal es estar bien consigo mismo.
Septiembre fue un mes ocupado. Por fin me sentía bien, y tenía ganas de hacer cosas. Por un lado, el fin de semana del 31 de agosto al1 de septiembre fui a la Fira Medieval de Besalú, junto a varios miembros de Leyendas Medievales, como invitados de honor en el Palco Real del espectáculo de justas, gracias a la gente de Excalibur Especialistes en Lluites, y la siguiente semana, el 8 de septiembre, asistí a la Terra de Trobadors, la feria medieval de Castelló d'Empúries, junto a Mariona Malé.
Para el 15 de septiembre, asistí a un evento que fue bastante especial para mí, ya que fui invitado por Félix Goggles y M. Ángeles Guisado, de Factoría Goggles y el Costurero Real, respectivamente, al shooting fotográfico Magic Forest. Ello me permitió reencontrarme con Duncan Trisquel, y conocer a algunas personas, como Spinelly Arianne Sánchez Melgarejo (a la que ya conocía gracias a internet) y su hermana Lorena Sánchez Melgarejo, a Andrómeda Alexandra Maga, Raquel Agüera, Yago L. Ruiz, Aïda Mrtz, Vanesa Aishkat, Danu Sonja, Tino Guijarro y Álex Alsina, entre otros. A partir de este shooting, empezaría a participar, más adelante, en otros, donde siempre me lo he pasado de maravilla. ¡Cualquier excusa es buena si puedo ponerme un disfraz!
Para el siguiente fin de semana, del 20 al 22 de septiembre, estuve de nuevo con la gente de Leyendas Medievales, ocupando una casa rural, junto a Jordi Isärd y Gemma Xu, celebrando dos partidas de rol en vivo, una ambientada en el mundo de la mafia en los locos años 20 (“Leyendas Medievales presenta: El encargo de Don Pietà o el asesinato de un millón de dólares – Un rol en vivo en el mundo de la mafia de los años 20”), y otra, situada también en los años 20, ambientada en el universo de los mitos de Cthulhu (“Leyendas Medievales presenta: Ad Tenebras servimus – Un rol en vivo en el mundo de los Mitos de Cthulhu”).
¡Y llegó por fin el evento que había estado esperando durante meses! El 28 de septiembre llegó por fin la tan esperada “I Fira Steampunk de Barcelona y Eurosteamcon Barcelona 2013”, a la que asistiría como miembro del stand de los Cazadores de lo Oculto, coincidiendo con Duncan Trisquel, Andrómeda Alexandra Maga y el exquisito fotógrafo Pedro Justicia Lightangel. El evento, además, me permitió conocer por fin, después de más de tres años, a Lily Kamui Evans Stark, ver a muchas caras conocidas, y conocer a gente nueva con la que he coincidido de nuevo o me gustaría coincidir: Ray Dil, Chelly Kira, Irene Toro, Eduard Grau y su hija, Marta y Clara Arévalo, Jason R. Burrows, Ruben Santoja…
La rueda había comenzado a funcionar, volvía a tener una vida propia. Disfrutaba ya de mi soledad, y de mi vida asistiendo a este tipo de eventos sociales que me recordaban que siempre es posible reiniciar de nuevo tu vida, de conocer a gente especial a tu alrededor, y sentirte querido (que también es importante).
OCTUBRE
El 5 de octubre asistí a la Fira Medieval de Peratallada junto a Andreu Blanco, Pilar Agell, Álex Caballero y Esther Vilar, de Leyendas Medievales, aprovechando la ocasión para steampunkizarme en plan medieval o medieval punk, con ánimos de que la gente de mi mundo medieval también se anime a adentrarse dentro de esta corriente que tantas amistades y nuevas aficiones me ha aportado.
En octubre continué haciendo algunas actividades, como el urbex (“Urbex: exploración urbana”), junto a David Blanco, ya que volví a hacer unos días de vacaciones. Al comprobar mi listado de “Cosas que hacer cuando quieres reiniciar tu vida”, vi que a lo largo del año había realizado la mayoría de ellas, y no pude menos que sentirme orgulloso de como había ido canalizando toda mi perdida a lo largo de estos meses, hasta el punto de que ya sólo significaba un recuerdo pasado.
Creo que fue hacia finales de este mes que también conocí a Sònia Brugat, con sus inquietudes literarias, que también ha aportado algo a mi vida.
Finalmente, acabé el mes, el 31 de octubre, participando en la 2a Acocollona’t Zombie Walk de Girona, junto a buena parte de la gente de Leyendas Medievales, zombificados a más no poder, para acabar celebrando la noche de Halloween o Difuntos en mi casa. Hacía tiempo que no organizaba una cena de ese calibre en mi piso, y realmente me lo pasé muy bien y estuve orgulloso de poder disfrutar de su compañía. Espero que a partir de ahora pueda ir haciendo cenas de este calibre con mis amigos más a menudo.
NOVIEMBRE
Noviembre sería un buen mes; me renovaron el contrato en la Clínica Forense de Girona, y a partir de ahí pude plantearme una nueva serie de objetivos. También conocí a una persona por internet que irrumpiría con fuerza en mi vida, aunque no la conocería personalmente hasta diciembre, y dediqué buena parte de mi tiempo a leer y escribir. Creo que realmente si me dejaran, en este período hubiese entrado en una etapa de “Hibernación”, ya que me sentía realmente cómodo en casa, recogidito.
De noviembre recuerdo con especial cariño mi participación en el shooting fotográfico de Acció Fotogràfica Ripollet el 10 de noviembre. Allí coincidí de nuevo con Ray Dil, Tino Guijarro, Pedro Justicia Lightangel, y conocí a Demetrius Jebediah Gushlow, Rosaline Ann Gushlow, Marta Ferrer, y las hermanas Raquel De Haro y Angel Mireia.
Fue el momento de recordar algunos “Regalos directos al corazón – Una pequeña mirada retrospectiva” que recibí a lo largo del año, el mes que recibí la noticia de la muerte de alguien que en su momento fue mi mejor amigo (“Amigo”), y de hacer un escrito que tenía pendiente desde el mes de mayo sobre ¿Por qué los hombres ignoran a las mujeres?
DICIEMBRE
El 15 de diciembre participé en un nuevo shooting fotográfico de “Jack el Destripador vs. Sherlock Holmes”, que me permitió reencontrar algunas caras conocidas y conocer a gente nueva. Entre las caras conocidas, he tenido a Chelly Kira, Tino Guijarro (que ya se está convirtiendo en un habitual), Raquel de Haro, Angel Mireia, Demetrius Jebediah Gushlow y Rosaline Ann Gushlow. Entre las nuevas caras, conocí a Marina Jaumandreu, Mireia Roldán, Yass MeGo, Erik Mesado, Priscila Iniesta, Robert Jenkins, María Ángeles Vázquez López, Jessica Roldán, Tamara Nichole Williams, Antonio Tenedor, Francesc Novi y Patricia Bueno.
Lo que ha supuesto el mes de diciembre a modo personal, aún es pronto para decirlo, ya que es, precisamente el mes en que escribo esto. Baste decir que en este mes he conocido a una persona inesperada, Esther Ortega, que me ha llegado al corazón, y que curiosamente ha resultado ser la mejor amiga de una vieja conocida, Laura Durán, que de este modo también ha irrumpido en mi vida de nuevo. El haber conocido a una, y haberme reencontrado con la otra, me ha supuesto, ya finalizando el año, cerrar una etapa de mi vida para empezar otra.
Por lo demás, éste ha sido un mes familiar por aquello de la Navidad, y me siento fuerte y con ganas, dispuesto a afrontar un año nuevo, del que espero más que el que dejaremos atrás. ¡Adiós, 2013! Fuiste un año duro, pero de ti aprendí mucho y salí fortalecido y mucho más sereno y feliz. ¡Hola, 2014! Hoy miro al futuro con optimismo, porque el futuro ya no me preocupa, y el pasado ha quedado atrás. Hoy vivo el presente, y así todo me resulta mucho más placentero.
... Y LO QUE ESTÁ POR VENIR
El año 2013 ha sido un año de evolución constante, de superación, de autoconocimiento (aunque siempre me he conocido bastante bien). Espero que el año 2014 sea una continuación del mismo camino que he emprendido. El mes de agosto del 2013 cerré una etapa, y volví a controlar mi vida, a ser yo mismo. Ahora que acaba el año, tengo la sensación de que se abre una nueva etapa ante mí.
Durante este año 2013 aprendí a vivir solo de nuevo, y encontrar mi camino así, pero la gente que me ha rodeado ha sido muy importante. No puedo saber lo que me depara el futuro, pero me da que este año 2014 ha de ser una año para volver a compartir mi vida, y que la gente va a ser muy importante para mí. Se que sonará raro que lo diga así, y más teniendo en cuenta que algunos para mí aún sois unos desconocidos. Pero os quiero. ¡Os quiero en mi vida!
¡FELIZ 2014!
sábado, 21 de diciembre de 2013
GIRONA GRAFFITI - Los habitantes de las paredes
¡IMPORTANTE!
Para disfrutar de las imágenes en todo su esplendor,
haced un “click” con el ratón sobre la imagen que deseéis contemplar.
Texto y fotografías: Joan Ramon Santasusana Gallardo.
Fecha: Varias. Lugar: Girona ciudad, provincia de Girona.
Total fotografías tomadas: Ni se sabe. Total fotografías publicadas: Variable.
Si quieres saber qué es el urbex: Urbex: exploración urbana.
Si quieres ver otros archivos urbex: Archivos urbex.
Hace ya unos años, cuando aún tenía una de esas cámaras fotográficas que tiraban de carrete fotográfico, me dediqué a fotografiar algunos de los muchos graffitis que abundaban por la ciudad de Girona. Básicamente, lo que buscaba con mi cámara, eran aquellos graffitis en los que aparecía algún tipo de personaje o motivo -ya fuera humano, monstruo o animal-, en el que se apreciase cierto carácter vivo. Recorrí calles, solares abandonados, el recorrido de las vías del tren, plazas… Posteriormente, y ya con una cámara digital en mi mano, proseguí con esa afición. Sin embargo, de las fotografías que hice con mi cámara digital, no conservo ni una sola, ya que las perdí todas al formatear accidentalmente el disco duro de mi ordenador (y no fue lo único que perdí). Sea como sea, el caso es que me he decidido a escanear esas viejas fotografías de papel satinado que hice en su momento, que recogen algunos de los graffitis que fotografié hacia finales de la década de 1990 (sería el año 1999, creo recordar) y los primeros años de la década del 2000. Son una memoria de ese arte urbano que, aunque condenado debido a los planes urbanísticos o, simplemente debido a una capa de pintura, siempre ha tenido una fecha de caducidad, aunque por suerte su recuerdo puede pervivir gracias al objetivo de una cámara fotográfica.
¡Ah, por cierto! Puedes ver más fotografías del mismo tema de la ciudad de Girona en "Girona Graffiti 2 - El regreeso de los habitantes de las paredes".
¡Ahí queda eso!
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