miércoles, 12 de noviembre de 2014

QUEMANDO ETAPAS...

Para los compañeros que han sido...


Hoy se acaba una etapa de mi vida.

Hoy, después de algo más de dos años y medio en el Institut de Medicina Legal de Catalunya, he finalizado mi trabajo. Ha sido una experiencia única en muchos aspectos, no tanto por el trabajo en sí mismo que realizaba allí, como el calor humano de algunas de las de las personas que he conocido en este lugar. Un lugar, también, que, en muchos aspectos, ha cambiado mi modo de ver la vida.

En cierto modo he tenido la sensación de formar parte de un equipo. La parte del área administrativa, los médicos forenses y el equipo técnico… Cada uno con sus tareas, pero como parte de un equipo, y cada miembro de este equipo con su propia personalidad, unas muy diferente de las otras. Pero eso es lo que da salsa a la vida, la diferencia, los contrastes…

No soy una persona que suela atarme demasiado emocionalmente con su trabajo ni con la gente que conozco en ellos, pero sé que a algunos los echaré mucho de menos, y no poco. Son personas que me hubiese gustado tener el placer de conocer mucho mejor fuera de lo profesional para conocerlos más en lo personal. A lo largo de este tiempo he descubierto mucho en común con algunos de ellos, y con otros en los que no había tanto en común, también he descubierto muchos matices que los honran como seres humanos. No hay que tener algo en común con alguien para saber valorar sus cualidades.

Echaré mucho de menos las charlas que tenía con algunos de ellos. No charlas sobre cine, mis aficiones frikis, horticultura, cocina o conocimientos en general, no. Echaré de menos esas charlas sobre animales, paisajes, tierras o experiencias personales. Las anécdotas sobre la vida que me han contado, sus recuerdos de infancia o juventud, sus historias sobre amores y desamores, de lo que los ha llevado a ser lo que son, sus creencias personales sobre la vida, la muerte o la misma existencia, la religión o Dios…

En definitiva, echaré de menos a las personas que son.

También debo agradecerles el apoyo que me han dado durante ese tiempo. Dos años y medio dan para mucho, y en ese tiempo, cuando lo necesité, me dieron su apoyo con palabras o desde el silencio. Algunos de ellos no fueron sólo compañeros, sino amigos. Me han visto llorar… y reír. Si de sentimientos hablamos, tengo que reconocer que ha sido durante esta etapa de mi vida en la que he vuelto a reír y ser feliz de nuevo.

No ha sido casualidad.

Trabajar en una clínica forense me ha permitido observar la muerte de cerca. Contemplar como practicaban un par de autopsias me ha permitido entender lo efímero de la vida, pero también su valor. De alguna manera, ello ha cambiado mi concepción de la vida misma y lo más importante de esta vida, que es la felicidad.

Hoy no me preocupo por el futuro. Vivir es importante, pero sobretodo vivir el momento, porque lo que hemos vivido nadie nos lo podrá quitar salvo la muerte.

Echaré de menos a las personas que he conocido, y todo lo que he aprendido de ellas como por mí mismo.

Hoy termina una etapa de mi vida… y empieza una nueva.

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